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Reportaje:

Apuesta infantil

Anatxu Zabalbeascoa

La seguridad, la resistencia, el colorido y, por supuesto, el tamaño. Estos cuatro ingredientes han dictado, durante años, las claves para la decoración infantil. Un terreno nada naïf en el que conviven conceptos a veces antagónicos -como la ligereza y la pesadez- con características impensables como esperar de un mueble que cambie o que pueda crecer. Las mesas y las sillas, por ejemplo, deben ser sólidas para sujetar bien a los niños y para resistir el paso del tiempo, pero, a la vez, ligeras para evitar que si el mueble se cae sobre ellos pueda herirlos. Lo demás ha sido, durante años, una lista interminable de condiciones: sin clavos, sin aristas, con cantos redondeados, resistente al agua, a los arañazos, a las pinturas, a las manchas de comida... Y más: lavable, plegable, apilable y, si podía ser, reciclable en otro mueble. Hasta aquí la historia. No es que todo eso haya cambiado. Es que la oferta se ha ampliado. Ni todos los muebles para niños son hoy coloreados ni tampoco todos están al margen de las modas. El consumo o la costumbre del cambio puede rodear a los pequeños desde sus primeros despertares. Analizamos las novedades más rompedoras.

Ikea: orden y almacenaje

La imaginación no está reñida con la funcionalidad. Todo lo contrario: es su mejor aliada. Con su línea infantil, Ikea quiere, como siempre, llegar a todos. Se ocupa de los padres manteniendo el orden del dormitorio. ¿Cómo? Con cajones, cajoneras (como el modelo Trofas de la fotografía), armarios y estanterías colgantes, plegables, fáciles de instalar y extremadamente económicos (por ejemplo, el minifangst cuesta 99 céntimos). Y se ocupa de los niños eligiendo colores atrevidos y materiales seguros, formas resistentes a los golpes y materiales a prueba de pintura, comida y agua. La silla Mammut (arriba) ha pasado ya a la historia del diseño. www.ikea.com

Imaginarium: muebles que cuentan cuentos

Princesas y aventuras. La línea decorativa de Imaginarium ItsImagical Déco se inclina por los dos extremos de la literatura infantil. Si el año pasado, en su primera colección, eran los tigres y las princesas de las mil y una noches los que centraban el protagonismo, este año han apostado por un pirata (línea Morgan) y por una bella princesa india (línea Ishana). Y los han llevado por el baño, la cocina y el dormitorio: juegos de cama y espejos, cajoneras y sillas plegables, platos, vasos, sillones mullidos y un revistero. Todo de tela, todo ilustrado, todo lavable y todo... de cuento. www.imaginarium.es

Habitat: ‘VIP for kids’

La empresa británica Habitat se adentra en el mundo de la decoración infantil con una colección VIP. Los diseñadores son profesionales procedentes de campos que nada tienen que ver con el diseño. Buzz Aldrin, un astronauta que viajó a la Luna, ha ideado la lámpara Moonbuzz con forma de... ¿lo adivinan?: luna. La modelo Sophie Dahl se ha lanzado al mundo del tocador; su modelo Fripperies (fruslerías) esconde un mundo debajo de un faldón y tiene un espejo en forma de corona. El diseñador Christian Lacroix ha dado una lección de autocrítica. Asegura que la mejor lección es la risa. Y cada uno, que decida de quién o con quién se ríen sus Fashion Monsters. La actriz Kate Winslet ha diseñado una caja de secretos, Secret Box, que tiene toda la magia de lo infantil con la sobriedad de un joyero adulto. También algún personaje, como la televisiva Miss Piggy, ha querido añadir su gotita de ‘glamour’: el espejo Hollywood, para verse rodeado de focos y sentirse como ella, como toda una estrella. www.habitat.com

Vitra: la iniciación del sibarita

El examen infantil es la prueba más dura. Los asientos de Verner Panton: su Torre -un sofá a pisos-, su butaca Cone, en forma de corazón, o la legendaria silla que lleva su nombre son, a escala real, territorio infantil. Con recovecos, cuevas secretas y curvas sinuosas, el diseñador danés sabía que sus muebles fascinaban a los niños. Y quiso honrar su tamaño. Diseñó una Panton a escala (arriba, a la izquierda). Pero la falta de demanda del momento y el alto precio de un molde hicieron inviable esa aventura. Hoy, Vitra y la viuda de Panton han recuperado los antiguos planos para lanzar la Panton Junior. Algo así como el Peter Pan de las butacas con el secreto de la eterna juventud: ligera, estable, apilable y coloreada. Todo un clásico rompedor a punto de cumplir medio siglo. Pero Panton no está solo. La también mítica pareja de diseñadores Charles y Ray Eames firmó, hace ya medio siglo, productos infantiles. Vitra sigue vendiendo hoy el colgador Hang It All (cuélgalo todo. En la fotografía inferior) y la Children Chair del matrimonio más famoso de la historia del diseño (fotografía de arriba, a la derecha). www.vitra.com

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