Nuevos datos alertan sobre el uso de EPO para tratar la anemia
El uso de eritropoyetina en enfermos de cáncer podría agravar el curso de su dolencia
Nuevos datos plantean dudas acerca de si unos medicamentos que han tomado millones de pacientes de cáncer en realidad podrían estar perjudicándoles.
Se trata de diversas versiones de la eritropoyetina, o EPO, una sustancia fabricada por el riñón humano que incrementa los niveles de hemoglobina, el componente portador de oxígeno de los glóbulos rojos. Los fármacos, comercializados por Amgen, Roche y Johnson & Johnson, se utilizan para tratar la anemia provocada por la quimioterapia. Los nuevos datos indican que podrían hacer que el cáncer empeore.
Las dudas afectan a diversas presentaciones de la eritropoyetina, una sustancia fabricada por el riñón que incrementa los niveles de hemoglobina
Las EPO se administran a enfermos de cáncer muy debilitados para tratar la anemia provocada por los tratamientos de quimioterapia
Los pacientes analizados habían tomado los fármacos de forma diferente en muchos casos a como se indica en los prospectos. Las empresas aseguran que, cuando se utilizan siguiendo las instrucciones, poseen un dilatado historial de seguridad. No obstante, algunos especialistas en oncología y seguridad farmacológica indican que esta nueva información debe llevar a los médicos a utilizar con más cautela estos medicamentos, cuyas ventas conjuntas superan los 8.300 millones de euros para las tres empresas. "Se administran como apoyo a la terapia y para mejorar la calidad de vida, no para tratar el cáncer", señala Eric Winer, director del centro de oncología mamaria del Dana-Farber Cancer Institute de Boston.
Richard Pazdur, director de la división de tratamientos oncológi-cos de la agencia norteamericana Food and Drug Administration envió hace unos días un correo electrónico en el que alertaba a los oncólogos del problema y anunciaba que había convocado una reunión del comité asesor para evaluar los datos.
Amgen fabrica Aranesp, con unas ventas de 3.094 millones de euros en 2006, así como Epogen, que tuvo unas ventas de 1.890 millones de euros, aunque se supone que este último sólo se utiliza para tratar la anemia en pacientes de diálisis renal. Las EPO representan casi la mitad de los ingresos de esta empresa. Con licencia de Amgen, Johnson & Johnson vende Procrit en Estados Unidos y Eprex en el extranjero, con ventas totales de 2.415 millones de euros anuales. Los medicamentos NeoRecormon y Epogin, de Roche, que ahora sólo se comercializan fuera de EE UU, tuvieron unas ventas de 1.360 millones de euros en 2006.
Las nuevas dudas acerca de la seguridad para el cáncer se suman a las planteadas recientemente sobre la otra gran aplicación de estos fármacos, el tratamiento de la anemia provocada por enfermedades renales. Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine en noviembre descubrió que los pacientes tratados agresivamente con uno de esos fármacos presentaban un mayor riesgo de problemas cardiacos o muerte que los tratados menos agresivamente.
La racha de malas noticias comenzó a finales de enero, cuando Amgen anunció que en uno de sus ensayos clínicos, los pacientes que recibieron Aranesp tenían más posibilidades de morir que los que recibieron placebo. El 16 de febrero, The Cancer Letter afirmaba que un estudio danés en pacientes con cáncer de cabeza y cuello se había suspendido porque el cáncer parecía reproducirse más en quienes habían recibido Aranesp.
Hace unas semanas The Journal of Clinical Oncology publicaba que otro pequeño ensayo canadiense en pacientes de cáncer de pulmón se había detenido porque los enfermos que recibían Eprex morían antes. Y hace unos días, Roche suspendía el reclutamiento de pacientes para un ensayo sobre cáncer de pulmón que comparaba su producto Cera con Aranesp, de Amgen, debido a que se producía un número de muertes aparentemente superior al esperado.
Se ignora por qué ocurren estos problemas. Se sabe que aumentar demasiado los niveles de hemoglobina incrementa el riesgo de coágulos sanguíneos. La mayoría de estos nuevos ensayos pretendían aumentar la hemoglobina por encima de los niveles recomendados, pero hay pruebas de que los coágulos no fueron el problema. Por el contrario, según algunos expertos, la EPO podría incitar el crecimiento de los tumores. Algunos estudios indican que ciertas células tumorales tienen proteínas en la superficie que se unen a la EPO. Cuando eso ocurre, desencadena una cascada de reacciones que fomentan el crecimiento. "Creo que hay plausibilidad biológica en el argumento de que pueden servir como factor de crecimiento para la célula cancerígena", señala Jennifer R. Grandis, catedrática de la Universidad de Pittsburgh. David P. Steensma, de la Clínica Mayo, indica que la existencia de receptores de EPO en los tumores no ha sido demostrada, ya que los estudios han resultado fallidos. Steensma recuerda que hay ensayos anteriores que indican un efecto positivo en la supervivencia. Sin embargo, un análisis combinado de 57 ensayos concluyó que el impacto en la supervivencia era incierto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.