Reivindicación del 'garrofó'
Una campaña liderada por restaurantes apuesta por la denominación de origen para la alubia valenciana
La próxima vez que compre garrofó para la paella preste atención a un pequeño detalle. Si el que le ofrecen tiene unas manchas desiguales rojizas oscuras tirando a morado, entonces ha tenido usted suerte. Puede estar seguro de que se trata de la variedad producida en el escaso centenar de hectáreas -una superficie cada vez menor- que aún se cultivan en Valencia, "mucho más sabroso que el importado, fundamentalmente de Perú, que es todo blanco y mucho más insípido", comenta Anselmo Barrón, del restaurante Granja Santa Creu, en San Antonio de Benagéber.
El garrofó atraviesa una crisis de consumo relacionada con el precio de su cosecha -que ha hecho descender su producción-, el desconocimiento de sus propiedades y la invasión de productos importados -además del peruano, se cultiva en Ecuador e India- en presentaciones de producto ya congelado. Pero además, su concepción como un ingrediente fundamental de la paella le ha arrinconado a un papel secundario que ha limitado enormemente su protagonismo. De alguna forma, ha sido víctima del éxito de su aportación, básica pero subsidiaria, en el plato estrella de la gastronomía valenciana
"El valenciano tiene manchas rojizas y es mucho más sabroso que el importado"
Para romper con esta inercia y reivindicar este producto a través de otras posibilidades de elaboración, diversos restauradores valencianos han organizado una jornada gastronómica de difusión de este producto que se celebrará el martes 13 de marzo y que tiene marcado en el horizonte la meta de lograr la denominación de origen del garrofó valenciano como garantía de su supervivencia.
Ayer se celebró un prólogo de esta jornada en el restaurante Levante de esta localidad en la que su principal promotor, Rafael Vidal, ejerció de anfitrión y que cuenta con el apoyo de la Fundación Ruralcaixa, la Federació Valenciana de Municipis i Províncies, el Ayuntamiento de Benisanó y las bodegas Mustiguillos, Enrique Mendoza y Celler del Roure.
Hubo garrofó cocinado con carne y pescado, helado o granizado, en caldo o como guarnición y, por supuesto, en paella. Vidal presentó la Cañaeta valenciana, un plato a base de garrofó seco, chorizo, hueso de jamón, y pimentón, entre otros ingredientes, algo así como una fabada valenciana. El restaurante Casa Salvador (Cullera) apostó por un all i pebre a base de esta verdura-legumbre mientras que Granja Santa Creu (San Antonio de Benagéber) se inclinó por incluir este producto en un sabroso suquet de almejas y gambas. Casa Granero (Serra) también se inclinó por el pescado y empleó este ingrediente en una especie de ajoarriero a base de garrofó y miga de bacalao. El Rincón del Faro (Puçol) ofreció una sopa fría a base de este producto y crujiente de jamón ibérico, y La Taula de Llíria (Llíria) optó por presentarlo tierno con tomate y pimiento y vinagreta de clementina.
Para la puesta de largo definitiva de la alubia valenciana, con la presencia prevista del Consejero de empresa, Universidad y Ciencia, Justo Nieto, habrá que esperar al próximo martes en el castillo de Benisanó.
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