Uribe autoriza contactos entre las familias de los rehenes y las FARC
La guerrilla colombiana exige la desmilitarización de una zona del suroeste
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, autorizó ayer a los familiares de los secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a tener un contacto directo con la guerrilla para lograr su liberación. Mientras, un portavoz de las FARC afirmó que sigue abierta la posibilidad de un canje de las personas que mantiene secuestradas por rebeldes presos e insistió en la desmilitarización de una zona del suroeste del país.
El cambio de postura de Uribe se produjo cuando se conmemoraban cinco años del secuestro de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, que forma parte del grupo de 57 políticos, soldados y policías que el grupo armado aspira a canjear por 500 presos. El anuncio se hizo sólo dos días después de que las FARC rechazaran al Gobierno como "interlocutor válido" para hablar de un acuerdo humanitario de intercambio de rehenes, tras el escándalo destapado por la detención de parlamentarios aliados de Uribe con nexos con paramilitares.
Esa descalificación de las FARC irritó al mandatario, quien pidió al Ejército "arreciar" sus acciones contra los alzados en armas. Uribe, elegido por primera vez en 2002 y reelegido en 2006, ofreció estudiar el acuerdo humanitario de intercambio de secuestrados y presos, pero se opone a desmilitarizar áreas para hablar de ese acuerdo, como reclaman las FARC.
El mandatario autorizó "buscar un contacto directo con las FARC" a Lucy Artunduaga, esposa del ex senador Jorge Eduardo Gechen Turbay, quien está cautivo desde febrero de 2002. Este secuestro, perpetrado en un avión comercial que fue obligado a aterrizar en una carretera del Huila, en el suroeste, precipitó la ruptura de las negociaciones de paz que celebraba con las FARC desde 1999 el entonces presidente, Andrés Pastrana. La autorización para diálogos "sin intermediarios", como precisó un comunicado presidencial, resulta contradictoria frente a las afirmaciones hechas la víspera por el mandatario, que pidió a las fuerzas estatales combatir a los "bandidos" de las FARC.
El cambio de postura parece ser una respuesta del Gobierno al clamor de los familiares de los cautivos y a las críticas formuladas en otros países a la "falta de voluntad" para lograr el acuerdo humanitario y a los anuncios del Ejecutivo de que buscará un rescate militar.
Por otro lado, el Gobierno aseguró haber intentado contactos con las FARC por medio de un "emisario", que no ha sido identificado y de cuya existencia han dudado algunos expertos. "Autorizamos una gestión de buena voluntad y lo que hemos recibido es una amenaza. Por lo tanto, la reacción del Gobierno es arreciar para derrotar a estos bandidos", manifestó Uribe el jueves, un día antes de autorizar la gestión directa.
Políticos próximos al grupo guerrillero dudaron de la existencia de dicho "emisario" y sugirieron que más bien se trataba de un "fantasma". Pero a pesar de las tormentosas relaciones verbales entre el presidente colombiano y los cabecillas de la guerrilla, el año pasado hubo contactos auspiciados por España, Francia y Suiza, que lograron algún avance. Sin embargo, el mandatario los rompió abruptamente en octubre, después de un atentado con coche bomba en una escuela militar de Bogotá.
"Las FARC dicen que para hablar de acuerdo humanitario hay que despejar militarmente y de manera incondicional (dos pueblos), lo que no podemos aceptar. Dicen que no están interesadas en acuerdos con este Gobierno, porque es ilegítimo y paramilitar", expresó Uribe.
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