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Israel y EE UU se niegan a admitir como negociador al Gobierno de unidad palestino

Olmert quiere transformar el encuentro de hoy con Rice en un cónclave para presionar a Abbas

Con pesimistas presagios tiene previsto celebrarse hoy en Jerusalén la reunión entre el primer ministro israelí, Ehud Olmert; el presidente palestino, Mahmud Abbas, y la jefa de la diplomacia estadounidense, Condoleezza Rice, de gira por la región. Tiene todos los visos de convertirse en un cónclave en el que se ejercerá una presión enorme sobre el mandatario árabe para que logre arrancar del futuro Ejecutivo palestino, encabezado por el islamista Ismail Haniya, el reconocimiento formal de Israel. De lo contrario, ya ha sido advertido, el bloqueo económico seguirá.

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De los temas cruciales -retirada de Cisjordania, Jerusalén y refugiados- ni se hablará, pese a la constante insistencia palestina. Olmert se ha negado.

Muestra del pesimismo reinante es que ni siquiera se celebraron ayer las habituales conferencias de prensa, en las que unos y otros se esfuerzan denodadamente por insuflar esperanza a un proceso de paz que no arranca todavía. Nada apunta a que lo vaya a hacer hoy. Algunos dirigentes palestinos, como Saeb Erekat, dijeron no esperar casi nada de la cita. No se abordarán los asuntos de las fronteras definitivas del Estado palestino; ni la división de Jerusalén, ni el retorno de los refugiados. Todo quedará en "una exploración del horizonte para el proceso de paz (...). Una oportunidad para entender la situación actual y comprometerse con los acuerdos existentes".

En la cumbre de hoy se intentará desbrozar el camino para que en el futuro tal vez se pueda entrar en materia sustanciosa. Ayer discutieron Rice -que también se reunió con Olmert- y Abbas sobre el acuerdo forjado en La Meca entre Hamás y Al Fatah para formar un Gobierno de unidad que permita romper el bloqueo económico que padecen los territorios ocupados. El pacto nada dice del reconocimiento formal del Estado judío, ni de la renuncia a la violencia, ni de la aceptación por Hamás de los acuerdos suscritos por la OLP con Israel. Rice declaró ayer que no había obtenido ninguna seguridad de que el nuevo Gobierno de unidad palestino iba a cumplir las condiciones para poder ser reconocido por Washington.

Precisamente en esta cuestión, Olmert y el presidente George W. Bush coordinaron su postura el viernes por teléfono: no habrá reconocimiento del nuevo Ejecutivo palestino, ni levantamiento del embargo, si no se pliega a los requisitos citados. Y no se admitirán las componendas: los ministros de Al Fatah tampoco se librarían del boicot. Sucedió nada más vencer en las elecciones el movimiento fundamentalista, en enero de 2006. Desde la jornada poselectoral, Hamás propuso formar un Ejecutivo de unidad. Pero figuras prominentes e independientes que vuelven ahora a sonar con fuerza como futuros ministros -Salam Fayad, para Hacienda, y Ziad Abu Amar, para Exteriores- fueron muy presionados por Washington para que rechazaran las carteras, según fuentes diplomáticas europeas.

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Toda la presión recae sobre el presidente palestino, que la noche del sábado se revolvió contra un alto funcionario estadounidense que le recordaba de nuevo las condiciones. "Me estáis presionando. Ya tengo una presión interna, es insoportable. La única alternativa al documento de La Meca es la guerra civil". Según uno de sus asesores, Abbas pedirá a Olmert y Rice un periodo de gracia para el Gobierno de unidad. Sin embargo, nadie cree que de boca del dirigente islamista Ismail Haniya, encargado de formar el Gabinete, pueda escucharse su conformidad con los requisitos impuestos por la comunidad internacional A lo sumo, Estados Unidos aguardará, según afirmó un consejero de Abbas, a que Haniya presente el programa de gobierno.

El momento político es poco propicio. Si el dirigente palestino está entre la espada de Hamás y la pared de EE UU e Israel, Olmert tampoco va sobrado. El primer ministro no cuenta con el necesario respaldo popular para emprender una negociación a fondo, y además es incapaz de meter en vereda a varios ministros díscolos de su Gobierno. Lo ha dicho explícitamente: mientras la Autoridad Palestina, tanto la presidencia como el Gobierno, no cumplan las demandas del Cuarteto (EE UU, Rusia, la UE y la ONU), las posibilidades de avanzar en cualquier proceso de paz tienden a cero.

Condoleezza Rice y Mahmud Abbas sonríen tras la reunión mantenida ayer en Ramala.
Condoleezza Rice y Mahmud Abbas sonríen tras la reunión mantenida ayer en Ramala.ASSOCIATED PRESS

PESIMISMO EN LA CUMBRE

De los temas cruciales, como la retirada de Cisjordania, Jerusalén

y los refugiados, no se hablará en la reunión

Ni siquiera se han celebrado las conferencias de prensa previas a este tipo de encuentros

En la cumbre entre palestinos e israelíes

se intentará desbrozar

el terreno para futuras negociaciones

Toda la presión recae ahora sobre el presidente palestino, Mahmud Abbas

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