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La producción forestal y de vino se beneficiarán del cambio climático

Es la otra cara de la moneda de lo que, según los expertos, será uno de los mayores problemas a los que se enfrente la población mundial en los próximos años. De ahí que hayan empezado a surgir multitud de estudios que plantean estrategias con las que afrontar efectos tales como el incremento del riesgo de incendios o el avance de la desertización. Sin embargo, algunas especies encontrarán ventajas donde otras hallen su ruina. Es el caso de la producción forestal y vitivinícola que, en opinión de los técnicos de la Asociación Forestal de Galicia (Asefoga), verá incrementado su rendimiento y áreas de cultivo durante los próximos 50 años.

Ésta es una de las premisas de las que parte el proyecto Retos y oportunidades para el sector agroforestal gallego en el siglo XXI, cofinanciado por el Fondo Social Europeo y la Fundación Biodiversidad, y que Asefoga prevé concluir en el mes de agosto. Se trata de una iniciativa destinada a los profesionales de la agricultura, la ganadería y la silvicultura que, además del estudio, pondrá en marcha un programa de formación que incluye la edición de una guía de buenas prácticas medioambientales para adaptar los sistemas productivos al escenario que se avecina y contribuir a la desaceleración de este fenómeno "irreversible".

Así lo manifestó ayer en Pontevedra el director del proyecto, Miguel Acuña, que apunta que el objetivo es analizar "cómo va a repercutir en los distintos subsectores, si bien en unos casos será de forma positiva y en otros, negativa". En este punto señala, por ejemplo, que "mejorará la calidad de los vinos" en áreas marginales de Betanzos, entre otras, se expandirá la zona productiva de vid y se afianzarán los tintos con castas de calidad en el Ribeiro.

Producción forestal

Por lo que se refiere a la producción forestal, Asefoga pronostica que el aumento de emisiones de CO2 y de la fotosíntesis favorecerá el rendimiento de este sector, aunque una vez superado el plazo de 50 años de bonanza se espera que esa productividad se vea mermada a causa de la escasez de agua.

Esta iniciativa parte de una serie de "evidencias". La floración del olmo, por ejemplo, se ha adelantado en 30 días en los últimos 30 años, así como la vendimia que en Francia o Alemania se ha anticipado entre 16 y 23 días. Curioso es el caso de la mosca drosophila suboscura, pues un estudio desarrollado en Monte Pedroso reveló un aumento de población gracias a un gen adaptado al calor. Con todo, uno de los efectos más contundentes del cambio climático es la variación en el patrón de las precipitaciones, registrándose nuevos mínimos en febrero, justo cuando los cultivos y forrajes precisan de mayores aportes de agua. Por eso se propone la promoción de forrajes de mayor enraizamiento ya que se prevé la pérdida paulatina de materia orgánica de los suelos, lo que recortará su capacidad productiva.

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