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África 'exporta' 23.000 profesionales sanitarios cada año a los países ricos

La pérdida de médicos y enfermeros agudiza la crisis de los sistemas nacionales de salud

África necesita médicos y los pocos que tiene se van. Hasta 23.000 profesionales sanitarios abandonan anualmente el continente para nutrir hospitales de Reino Unido, Estados Unidos, Nueva Zelanda o Australia. Una sangría que agudiza la crisis de los sistemas sanitarios del continente que, si ya eran frágiles hace una década, ahora se enfrentan además a la pandemia del sida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en el continente faltan un millón de médicos. Esta situación amenaza además con dar al traste con los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

"Si África continúa desangrándose de personal, no sólo no conseguiremos los Objetivos del Milenio, sino que nuestros sistemas de salud se paralizarán", explica Eric Buch, consejero para asuntos de Salud del NEPAD (siglas en inglés de Nueva Asociación para el Desarrollo en África, una iniciativa de los Estados en su lucha contra la pobreza). La evolución ha sido meteórica: en la década de los setenta, los médicos emigraban a razón de 2.000 por año. En los ochenta, ya eran 8.000 por año y ahora son unos 23.000, según la OMS. Hay más doctores etíopes en Chicago que en Etiopía. Más profesionales de Ghana trabajando en el extranjero que en su país. El 70% de los médicos graduados en Zimbabue en los noventa se ha marchado. Sólo entre 2000 y 2004, 4.000 médicos surafricanos emigraron, según la Organización de Médicos Surafricanos.

La escasa remuneración no es la única razón que explica el éxodo. La falta de recursos en los hospitales, las escasas posibilidades de promoción o especialización y la sobrecarga de trabajo causada por el sida se suman a unas muy activas políticas de contratación por parte de los países desarrollados. Ya en 1997, el entonces presidente surafricano, Nelson Mandela, reprochaba tal conducta a Reino Unido. Tras sus palabras, los británicos adoptaron un código ético para evitar la contratación en países africanos. "No es efectivo. Los hospitales privados siguen contratando. Y continuarán. Reino Unido necesitará en los próximos años 200.000 profesionales y EE UU, un millón", explica Regina Keith, consultora de salud para la ONG Save The Children UK.

El envejecimiento de la población occidental y de los propios profesionales de la salud, más una política inadecuada para la formación de personal propio, ha generado una demanda en los países ricos que encuentra oferta en los países pobres. Los países de la Commonwealth se han sumado a la redacción de un código ético y el comisionado europeo para el Desarrollo, Louis Michel, presentó a finales de 2005 una estrategia para la ayuda a los países afectados. Pero no es suficiente, según Keith: "África necesita un plan Marshall", dice.

"Trata, Educa, Retiene"

El 64% de la población afectada por el VIH-sida está en África. La atención pública mundial a la enfermedad ha supuesto que crezca la inversión en prevención y medicamentos. "Ahora que por fin se pueden administrar medicinas, no hay personal para hacerlo", lamenta Keith. La situación llevó a la OMS a adoptar el pasado año la campaña "Trata, Educa, Retiene" para, por un lado, especializar a un mayor número de trabajadores en VIH-sida y, por otro, fortalecer los sistemas de salud nacionales y ayudar a unos 60 países a diseñar estrategias para retener a los trabajadores y hacer la emigración menos tentadora. Esto costará hasta 11.000 millones de euros en los próximos cinco años (del 2% al 5% del presupuesto de salud de los países afectados).

De acuerdo con Eric Buch, es básico impulsar una contratación más rápida y una mejora salarial: "Hay médicos que ganan 150 euros al mes". Según el consejero también es necesario fomentar la formación continua y la especialización y dotar a los hospitales de los recursos necesarios. "Si ves a una mujer morir de parto porque no tienes con qué hacer una cesárea, no vuelves a trabajar", afirma. Buch apunta la necesidad de ampliar escuelas de enfermería y facultades de Medicina, "o utilizar las que hay para conseguir más graduados".

Suráfrica, entre otros, ha diseñado un plan para frenar el éxodo. "Nuestra intención es minimizar esa salida al mejorar sus condiciones laborales", dice el subdirector general de recursos humanos del Departamento de Sanidad, Percy Mahlathi, "con mejora de salarios, provisión de tecnología adecuada, o facilidad de alojamiento en áreas rurales". Mahlathi considera que el código de conducta firmado por la Commonwealth "ha ayudado", aunque las agencias privadas siguen contratando: "No podemos impedirles el derecho a buscar trabajo en otros países".

El consejero del NEPAD no cree que los países receptores de médicos y enfermeros deban compensar a los de origen por la formación recibida. "El dinero de la formación es sólo eso, dinero", mantiene, "pero la pérdida de personal aumenta los niveles de mortalidad y estanca el crecimiento económico del país". Para él, los países desarrollados deberían generar sus propios profesionales y contribuir a la educación de más profesionales en África. El Reino Unido acaba de decidir el aumento de la inversión en la enseñanza médica mientras proporciona ayuda a Malawi para formación, pero EE UU no se modifican las políticas de captación de extranjeros.

La crisis de la falta de recursos humanos, pese a sus consecuencias, no es de la que más se habla en países y organizaciones donantes de dinero, más preocupados por destinar fondos a la lucha contra el sida o tuberculosis que a los presupuestos de Sanidad africanos. La Comisión por África ha calculado en 4.000 millones de euros los que se necesitarán a partir de 2007 y en 6.000 cada año desde 2010 para paliar los efectos de la falta de personal en el continente. Lo cierto es que los países africanos han desoído su propio compromiso de 2001 para destinar el 15% de su presupuesto a Sanidad.

"Algunos lo cumplen y otros se acercan, pero el incumplimiento lanza un mensaje erróneo al mundo", reconoce Buch. Para él, esta cifra no sería suficiente para llegar a los Objetivos del Milenio -reducir la mortalidad infantil y maternal o detener el VIH-sida, entre otros- y considera que la inversión foránea que África necesita para poner en marcha servicios de salud básicos es de 30.000 millones de dólares al año. "O bien se ponen los fondos", sostiene, "o cambiamos los Objetivos del Milenio".

Americanos en España

Los extranjeros hacen más guardias y cobran menos. Ésa es una de las realidades del sistema sanitario español, donde cada año crece la presencia de médicos y sanitarios que provienen, sobre todo, de América Latina. El Ministerio de Educación concedió el último año 2.223 convalidaciones de títulos de Medicina o Medicina y Cirugía a extranjeros. La proporción es de un médico de fuera por cada dos formados en universidades españolas. Como para ejercer en España es también necesario realizar el curso de la especialidad -los médicos internos residentes, conocidos como MIR-, los extranjeros se topaban antes con este escollo. Hasta que, por vez primera, el pasado curso no se cubrieron las 5.897 plazas convocadas. En el último año, 668 argentinos, 344 venezolanos, 284 ecuatorianos, 249 cubanos y 107 uruguayos, entre otros, consiguieron convalidar su título de Medicina. Pero la especialidad ya fue otra cosa: sólo se reconocieron 214 titulaciones. De ellas, el grueso se lo repartieron dos nacionalidades: el 39,25% eran de argentinos y el 35,51% de cubanos. Mientras, Reino Unido y Portugal siguen pidiendo profesionales españoles.

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