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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La antesala de las vanidades

"A pesar de que la gente que concede los Globos de Oro son, en su mayor parte, idiotas, suelen tomar mejores decisiones que los Oscars", afirmaba con rotundidad el crítico de cine del L. A. Weekly en el documental de 2003 The Golden Globes: Hollywood's Dirty Little Secret, dirigido por Vikram Jayanti. No es la única voz disidente alzada contra los cerca de 90 miembros de la Hollywood Foreign Press Association que, con sus votos (¿interesados?), dan forma a lo que se suele percibir como la antesala de los premios de la Academia de Hollywood. Integrada por corresponsales que, según sus detractores, suelen estar más cerca del fan mitómano que del legítimo periodista cinematográfico, la HFPA fue definida por Duncan Campbell (The Guardian), en un guiño a Groucho Marx, como "un club al que no pertenecería, porque me aceptaría como socio".

De todas formas, los Globos de Oro han recorrido un largo camino desde que en 1982 premiaran como actriz revelación a Pia Zadora por La marca de la mariposa (1982). La carrera de Pia Zadora culminó en el año 2000, al recibir el Razzie (o anti-Oscar) honorífico a la Peor Actriz del Siglo después de haberle sido concedidos otros cinco razzies más por sus ineptitudes interpretativas. En el otro lado de la balanza habría que colocar a Hillary Swank, que, sin su Globo de Oro por Boys don't cry en 1999, probablemente no hubiese llegado a los Oscar.

En las nominaciones de este año, la HFPA se había permitido la excentricidad de hacer competir a Clint Eastwood y Leonardo DiCaprio consigo mismos. Los resultados finales, que han premiado a Martin Scorsese y Forest Whitaker en esas categorías, quizás hayan tenido el efecto colateral de redoblar la depresión de un director y una estrella que, con dos cartas en juego, han vuelto a casa con las manos vacías. O casi: Letters from Iwo Jima, segunda entrega del díptico de Eastwood sobre la histórica batalla, ha recibido el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa, categoría en la que estaba nominada la también norteamericana Apocalypto, de Mel Gibson. El dato invita a temer un futuro inquietante en el que todas las películas seleccionadas en esa categoría vengan de Hollywood. Que Volver y Penélope Cruz se hayan quedado sin premio es algo que es mejor lamentar con desencanto cinéfilo que con una actitud de contrariado patriotismo. A este crítico le sirven de consuelo, por ejemplo, los premios a Sacha Baron-Cohen y al nunca bien ponderado Eddie Murphy.

Quizás la doble alegría de Helen Mirren -mejor actriz dramática por The Queen y de miniserie por Elizabeth I- se haya visto matizada por el temor al encasillamiento: su merecido triunfo con dos papeles de reina podría convertirse en regalo envenenado si se cruzan en su camino directores de casting con poca memoria.

El tremendismo cool de Babel y la hipertrófica revisión de un clásico hongkonés por parte de Scorsese encabezan un palmarés que hay que leer con prudencia si uno quiere elaborar su quiniela de los Oscars: la distinción entre películas dramáticas y comedias o musicales siempre puede dar falsas pistas.

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