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El Gobierno y los chilenos dan la espalda a los homenajes a Pinochet

Unas 10.000 personas visitan la capilla ardiente del dictador ø Bachelet mantiene su agenda habitual - 43 heridos en enfrentamientos en Santiago

El Gobierno y la mayor parte de la ciudadanía de Chile prosiguieron ayer con sus actividades cotidianas y dieron la espalda a las ceremonias y homenajes al dictador chileno Augusto Pinochet, fallecido la víspera en Santiago. La presidenta, Michelle Bachelet, prefirió presentar en público su plan para la reforma educativa en lugar de paralizar sus actividades y sumarse a los actos organizados en la Escuela Militar de Santiago, adonde había sido trasladado el féretro con el cadáver del dictador. "Tengo memoria, creo en la verdad y aspiro a la justicia", declaró Bachelet, que fue torturada bajo la dictadura de Pinochet.

Tan sólo unas 10.000 personas desfilaron bajo un sol abrasador en una larga fila para intentar rendir homenaje al dictador, cuyo cadáver iba envuelto en la bandera nacional chilena. Ante su féretro desfilaron destacados militares en la reserva y altos cargos de los principales partidos de la derecha, que saludaron al dirigente que "salvó al país del comunismo".

El centro de la capital chilena amaneció ayer convertido en un escenario de batalla campal tras los incidentes registrados durante la madrugada, que se saldaron con más de un centenar de detenidos y 43 agentes de policía heridos.

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