El pueblo de Puigdemont vive con desencanto la victoria de Illa: “Girona debería independizarse del resto de Cataluña”
El partido del expresidente catalán arrasó en Amer, el pueblo natal de su líder, con el 62′5% de los votos. Algunos vecinos expresan sorpresa por el mal resultado de los independentistas en la Cataluña más urbana
Carles Puigdemont sí es profeta en su tierra. A pesar de que dejó hace décadas su población natal, Amer, un pequeño pueblo de 2.400 habitantes en la comarca de la Selva, se ha llevado 732 de los 1.184 votos (62,5% de apoyos) en las últimas elecciones. Es una localidad eminentemente independentista: más del 83% de los votos fueron a candidaturas que defienden la independencia. El día después de los comicios, bajo un intenso sol de primavera y una suave brisa, el pueblo hace vida normal. Pocas personas en la calle, algunos hombres toman café en el bar y otros juegan a la “Botifarra” mientras comentan los resultados a la expectativa de los posibles pactos.
Este lunes a mediodía hay calma total en Amer. Carme tiende la ropa en su terraza y dice no saber todavía cómo han quedado exactamente los resultados. Algo tiene claro. “No entiendo como aquí no ha votado todo el mundo a Carles”, dice, aunque luego añade que “cada uno puede votar lo que quiera”. Esta nonagenaria siempre ha votado a Carles. Lo justifica diciendo que sus hijos iban al instituto con él, que las familias siempre han tenido relación y que además, “en los pueblos siempre votas a las personas”. “No me gusta los que dicen mal del rival, cosas injustas, mentiras, pero ya se sabe, calumnia que algo queda”, asevera.
“El pensamiento general en Amer es que estamos contentos porque Junts ha vuelto a subir, pero decepcionados porque no ha sido suficiente para ganar y intentar conseguir la independencia, que al final es lo que queremos aquí y en la provincia de Girona”, asegura Jordi. Cree que el candidato que lo hará posible es Puigdemont, a quien conoce de siempre. Josep Maria, que también conoce a “Carles” de toda la vida, está contento de los resultados de Amer, pero “ojalá fueran los de toda Cataluña”, espeta. “En Girona han ido mejor que en el resto de Cataluña, y esto demuestra que es donde está el independentismo, si alguna vez somos independientes nos tendríamos que separar de Barcelona porque es como Madrid. ¿A donde van las inversiones? ¿Por qué tenemos que agrandar el aeropuerto del Prat si tenemos el de Girona, Alguaire y Reus muertos de risa?”, se pregunta Pere, mientras Josep aplaude sus palabras y puntualiza: “Girona tendría que independizarse del resto de Cataluña”.
“Los resultados podían haber sido mejores, porque a mi hijo le dio pereza ir a votar”, dice Pere, bromeando. El sentimiento general de una docena de clientes de un céntrico bar de la plaza de la Vila – el espacio luce varias banderas independentistas, una pancarta de Puigdemont y una pintada reclamando la libertad de exiliados y presos-, es que “el descenso del independentismo se debe a que mucha gente que se ha cansado de que no se pongan de acuerdo los que deberían hacerlo: Esquerra, Junts, y la CUP”. Ricard piensa que “si Puigdemont hubiera vuelto y le hubieran detenido hubiéramos ganado las elecciones de calle, porque hay mucho independentista que no fue a votar porque están cansados de esta situación”. Según él, “iría bien que gobernaran PP y Vox” porque así “el independentismo volvería a subir como la espuma” y a salir a la calle. Recuerda una frase de un José María Aznar que decía que “antes de romperse España se rompería Cataluña”. Igual piensa Jordi: “Estamos decepcionados, pensábamos que los votantes de ERC irían a Junts, pero han ido al PSC. En Cataluña los independentistas nos la pegamos entre nosotros”.
Pepe entra en el bar y el resto de clientes le grita entre risas: “¡Aquí llega el socialista!”. Reconoce votar al PSC, pero también dice estar “triste porque ERC ha recibido muy fuerte y no me lo esperaba”, sostiene. “El independentismo no ha querido votar a ERC porque han creído que se había acercado a los socialistas, y por culpa de eso se ha ido a la mierda”, dice. Recuerda, con la boca pequeña, que los dirigentes republicanos pasaron años presos. “Pensaba que Cataluña era más de izquierdas y veo que es convergente de arriba a bajo”, lamenta. Amina, una joven magrebí a quien un pañuelo negro le cubre la cabeza, explica que no puede votar, pero si pudiera, tiene claro que “votaría PSC”, dice.
En Amer esperan que Carles no cumpla con lo que dijo, “que si no salía presidente quizás se retiraría, porque entonces si que podem plegar tots plegats (ya podemos dejarlo correr)”. Su esperanza es que “los partidos no puedan pactar” para que las elecciones se repitan en octubre y “Junts suba”. “ERC lo ha hecho muy mal y ha bajado”, dice Jordi, pero cree que “dentro de ERC hay muchos independentistas que viendo el resultado, si vuelven a votar votarán independentismo, porque si Illa gobierna se habrá acabado la historia y deberemos esperar cien años más”.
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