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Los productores de cítricos amenazan con un paro indefinido a partir de enero

Cooperativas y agricultores exigen un precio mínimo de 25 céntimos por kilo de clementina

Recogida de naranjas en un huerto de Vila-real en el arranque de la temporada 2006-2007.
Recogida de naranjas en un huerto de Vila-real en el arranque de la temporada 2006-2007.ÁNGEL SÁNCHEZ

"No tenemos nada que perder". Joan Brusca y Cristóbal Aguado, responsables de Unió-COAG y de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), coincidieron ayer al subrayar la determinación de los productores de cítricos a la hora de exigir un precio mínimo de 25 céntimos para el kilo de clementinas y de 20 céntimos para el kilo de naranjas y limones para mantener su actividad. El paro convocado en toda España para los días 14 y 15 de diciembre se prolongará con carácter indefinido a partir de la segunda semana de enero si sus demandas no son atendidas.

"La citricultura no está en crisis, la crisis sólo la sufre el agricultor, no cubrimos gastos"

Brusca y Aguado ofrecieron una rueda de prensa conjunta en la sede de Intercitrus. Rafael Cervera, responsable de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, participaba en una reunión con el secretario general del Ministerio de Agricultura Josep Puxeu en Madrid y no pudo asistir, pero suscribió las declaraciones pactadas el lunes por la tarde.

La convocatoria siguió a una reunión de la interprofesional citrícola en la que los representantes de los productores plantearon la necesidad de establecer precios mínimos para garantizar su actividad en el futuro. Los representantes del comercio privado y de los exportadores de cítricos, otra de las cuatro patas que sustentan la interprofesional, se negaron en rotundo a fijar tarifas.

La libertad de mercado, por un lado, y "la posibilidad de comprar todas las clementinas que quieran a 10 pesetas el kilo", apenas seis céntimos de euro, explican la posición de los representantes del comercio privado, apunta un productor de Castellón.

Brusca no ahorró datos ni adjetivos para explicar la dramática situación que atraviesa una inmensa mayoría de los productores de cítricos. El secretario general de Unió-COAG esgrimió un informe elaborado por la Consejería de Agricultura que estima en 150 millones de euros las pérdidas acumuladas por el sector citrícola en toda España en la campaña 2004-2005 a lo que habría que sumar otros 130 millones de euros en pérdidas en la campaña posterior. "Trabajamos a pérdidas", afirmó Brusca, "y ya no tenemos nada más que perder, las administraciones sólo nos reciben para hacerse la foto y darnos palmadas en la espalda, pero en cuanto abandonamos los despachos oficiales notamos como nos clavan el cuchillo". "Hartos de tanta desidia", siguió, "los productores de cítricos pararemos el 14 y 15 de diciembre; y, si no se mueve nada, los paros serán indefinidos".

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Aguado, por su parte, destacó que "la citricultura no está en crisis, la crisis solo la sufre el agricultor, no logramos cubrir gastos con un beneficio mínimo". El presidente de AVA destacó que "la confederación de cooperativas agrícolas de España" respalda el paro y explicó que "el programa de protestas no tiene fin, se intentará parar toda la actividad citrícola de España y los posibles paros indefinidos serían posteriores a las fiestas de Navidad y Reyes".

El presidente de AVA aseguró: "Tenemos la solidaridad de toda la cadena de producción excepto de los exportadores y comerciantes libres. Y nos ha sorprendido porque cuando apareció en Estados Unidos una mosca que no existía fuimos los primeros en ponernos delante de la protesta".

Brusca y Aguado destacaron que "los consumidores entienden perfectamente" la situación que atraviesan los productores y que "los sindicatos de clase apoyan la protesta".

Los consumidores no se verán afectados por las dos jornadas de paro convocadas la semana que viene. "Anoche ya se hacían horas extras en algunos almacenes", deslizó Brusca. Pero si el paro adquiriera carácter indefinido la situación sería otra. Tanto Brusca como Aguado señalaron la importancia de actividad económica en torno a la producción de cítricos, sobre todo en la Comunidad Valenciana, donde se concentra el 65% de una producción total en torno a los 6,4 millones de toneladas de toda España.

También recordaron que el 60% de los titulares de explotaciones citrícolas tienen más de 60 años y, de ellos, un 35% más de 65. Dadas las circunstancias, si no se garantiza "un beneficio mínimo" el paisaje de la Comunidad Valenciana podría sufrir una drástica transformación en poco tiempo. "Alguien se ha equivocado", sentenció Brusca.

Márgenes y transparencia

La distribución de los márgenes que cobra cada eslabón de la cadena comercial están completamente trastocados, según los productores citrícolas. Si un kilo de clementinas costara un euro, el agricultor ingresaría 10 céntimos; los mayoristas, 30; y la gran distribución, 60. "Una injusticia", en palabras de Joan Brusca, secretario general de Unió-COAG. "IVA aparte", apunta Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores.

Los productores asumen que repartir el precio a partes iguales sería "pedir la luna", pero consideran razonable que el agricultor reciba hasta 25 céntimos por cada kilo de clementinas o 20 céntimos por cada kilo de naranja o limón. IVA aparte.

La realidad es muy otra. Un kilo de clementinas se vendía ayer en el mercado central de Valencia a 75 céntimos. Y en una gran superficie, a 99 céntimos. En ambos casos, "precios críticos", según un experto de Unió-COAG.

Un estudio elaborado por la Universidad Politécnica de Valencia establece que la gran distribución debe cargar un euro por cada kilo de clementinas para obtener beneficios. Si hubiera que sumar los 25 céntimos que reclaman los productores y otros tantos para pagar los costes que asumen los comerciantes mayoristas, el precio mínimo del kilo de clementinas en una gran superficie sería de 1,5 euros.

La Consejería de Agricultura convocó la constitución de un observatorio de precios del mercado citrícola, pero el organismo aún no funciona formalmente y los resultados de su labor sólo se apreciarían con el paso del tiempo y permitirían avanzar hacia la transparencia en la composición de los precios finales, explicó condescendiente Aguado.

Brusca, más combativo, reclamó a la Consejería de Agricultura que explique cómo se han consumido los 283 millones de euros consignados en el denominado Plan Millorar "porque nosotros no hemos visto nada".

Un miembro de Unió-COAG sugirió que esos fondos se han destinado a subvencionar fábricas de zumo en manos del comercio privado: "Pagan a los que no nos quieren pagar".

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