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Reportaje:

Ciencia para no tragarse mentiras

La regulación exigirá información precisa y estudios científicos para vender salud

"Alto contenido en fibra". "Te ayuda a no engordar". "Light". "Bajo en grasas". "Reduce el colesterol". "Mejora el estado cardíaco, los vasos sanguíneos, los huesos y el estado físico en general". Los supermercados están llenos de productos que unas veces prometen beneficios excepcionales si uno se anima a consumirlos y otras utilizan lemas que nadie sabe qué significan exactamente. Porque, ¿Qué es "alto contenido en fibra"? ¿Cuánta tiene que contener un producto para poder denominarse así? ¿En qué medida reduce el colesterol el producto?

La normativa española sobre esta cuestión está dispersa en varias leyes y reglamentos. Entre otros, la Ley General de Publicidad, un reglamento sobre etiquetado, otro que regula los llamados "productos milagro" y otro sobre las propiedades nutricionales de los alimentos. "Pero el problema es que son muchas y en ocasiones ni siquiera está clara la interacción entre ellas", explica Mónica Weimann, responsable del área de derecho alimentario del despacho Gómez-Acebo & Pombo. "Hay bastante incertidumbre en el sector sobre qué se puede utilizar y qué no. Y claro, esto es bien aprovechado por los fabricantes".

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Son alimentos, no milagros

La Unión Europea lleva tres años preparando una norma que unifique los criterios en todos los estados miembros y que determine qué formas de marketing no son admisibles. Tras una larga tramitación, el reglamento sobre declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos está ya terminado y se prevé que se apruebe en las próximas semanas. Consumidores y abogados aseguran que pondrá un cierto orden y concierto en la materia. "Hasta ahora las empresas podían decir todo lo que no estaba prohibido", explica la abogada Weimann. "Y así los publicistas tenían mucho espacio para actuar. Con el nuevo reglamento, el principio se invierte. Todas las declaraciones que no se permitan expresamente estarán prohibidas".

¿Qué podrá exigir el consumidor cuando entre en vigor la nueva normativa? En primer lugar, sólo se permite que los alimentos que tengan un determinado "perfil nutricional" -que todavía no está fijado- hagan alusión a que son saludables. Se pretende evitar con esto que por ejemplo un producto con mucha grasa se pueda anunciar como "bajo en azúcares".

La norma también unifica las declaraciones nutricionales. El que quiera decir que su producto tiene pocas grasas o mucha fibra tendrá que ajustarse a las fórmulas que recoge el reglamento y cumplir con sus requisitos. Por ejemplo, para decir que un alimento tiene un "bajo contenido de azúcares" se deberá garantizar que no tiene más de cinco gramos de azúcar por 100 gramos de producto. Las declaraciones de propiedades saludables son las que van a tener un control más estricto. Prometer una magnífica salud no será tan fácil como ahora. Tendrá que indicarse qué personas no deberían tomar ese alimento, si puede suponer un riesgo ingerido con exceso y la cantidad de producto necesario para que haga efecto. No valdrá ya anunciar una consecuencia positiva que sólo se puede conseguir tomando 200 unidades del producto.

En el plazo de un año desde la aprobación del reglamento se aprobará una lista con las declaraciones que se pueden usar, los requisitos para incluirlas y su justificación científica. Para añadir cualquier cosa que esté fuera de la lista, las empresas tendrán que pedir autorización a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en sus siglas en inglés) y presentar estudios científicos que respalden su petición. Si se trata de efectos relativos a la salud de los niños o el producto asegura que se reduce el riesgo de padecer alguna enfermedad, las cautelas se extreman. En este caso no hay lista previa sino que se irá configurando: se deberá pedir siempre permiso a la EFSA.

JORGE JORDANA/ Industria alimentaria: "Menos cuento, menos milagro y más ciencia"

El secretario general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Jorge Jordana, acoge favorablemente el nuevo reglamento que se va a aprobar en la Unión Europea: "Era necesario. En España existían reglamentos pioneros que funcionaron hasta que Europa empezó a hacer esta regulación común a todos los países".

"Está claro que la regulación es un paso importante para impedir la picaresca de algunas empresas", asegura Jordana. "Había que poner orden a tanto alimento nuevo y a tanta solución prometida. Se acabarán los cuentos que vendían algunos. No la mayoría, que son empresas decentes, pero sí otras con mucho rostro. Ahora no hay espacio para eso. Menos cuento, menos milagro y más ciencia. Será la misma Agencia Europea de Seguridad Alimentaria la que establezca qué se puede decir sobre un alimento".

A pesar de su postura a favor de la nueva ley, Jordana considera que los países mediterráneos han perdido en el debate con respecto a los países del norte. "Ellos hablan de buenos o malos alimentos. Nosotros, de dietas buenas o malas. Nadie duda de que el aceite de oliva tiene beneficios para la salud. Pero lo más probable es que ninguna empresa española pueda declarar eso en un anuncio porque para los países del norte, este producto es pura grasa".

FÉLIX LOBO / Ministerio de Sanidad: "No todos los estudios científicos servirán"

"Este reglamento va ser un instrumento muy importante, tanto para las empresas como para los consumidores, que a partir de ahora tendrán la seguridad de que lo que les venden es real", señala el presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, Félix Lobo.

El máximo dirigente de este departamento, dependiente del Ministerio de Sanidad, considera que el valor de la nueva regulación estará en la cobertura científica fiable que tendrán todas las declaraciones que se hagan sobre los alimentos. "Todo tendrá que ser probado científicamente", asegura Lobo. "Y no servirá cualquier estudio que se aporte. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria será la única capacitada para determinar si cumplen todos los requisitos científicos y el organismo que les dé el visto bueno".

"La tramitación de este texto ha sido larga porque es una materia muy compleja. Las innovaciones tecnológicas y los nuevos descubrimientos en el campo de la industria alimentaria han hecho que muchos productos se hayan convertido en algo muy beneficioso para la salud. Pero claro, no todos lo son y eso es lo que el consumidor quiere saber", afirma. Según Félix Lobo, la norma europea, a la que sólo le faltan cuestiones formales para ser aprobada definitivamente, estará lista en las próximas semanas.

RICARDO OLEAGA / Consumidores: "Las empresas aprovechan los resquicios actuales de la ley"

"La salud le preocupa a todo el mundo", señala Ricardo Oleaga, director de la revista Consumer-Eroski y de la página web consumaseguridad.com. "Y la industria alimentaria es una industria muy pujante que busca mensajes que resulten atractivos para el consumidor, así que los ha encontrado vendiendo alimentos como si fueran cuasi-medicamentos".

Oleaga asegura que los movimientos de consumidores están muy preocupados por esta moda, dada la falta de claridad legal sobre los requisitos que deben cumplir estos productos. "Tiene que haber limitaciones y control. Imaginemos que se empiezan a anunciar unas gominolas para niños, que se sabe que no son buenas para la salud, como ricas en calcio para los niños que no toman leche. O cerveza con muchas proteínas. Esto no puede ser. Pero las administraciones son lentas y tardan en reaccionar. Ahora hay muchos resquicios legales que son los que aprovechan las empresas para publicitar sus alimentos sin dar toda la información necesaria al consumidor".

Oleaga es optimista con el nuevo Reglamento que va a aprobar en breve la Unión Europea. "Parece que por fin los consumidores tendremos derecho a saber exactamente qué significa que un alimento es bajo en grasas o azúcares. Y que cuando se diga que un producto puede evitar riesgos para la salud, esto sea efectivamente así".

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