Christian Zacharias reaparece en Madrid con su pianismo transparente

La mano larga y bien dotada de Christian Zacharias (Jamshedpur, India, 1950) vuelve al ciclo que le entronó en España como héroe del mundo del piano moderno. Corría el año 1998 y el intérprete hoy de nacionalidad alemana, pese a haber nacido en India, debutaba en el ciclo Scherzo con la integral de las sonatas de Schubert, un maratón de cuatro sesiones que hizo de manera alterna y que le catapultó a los altares.

Mostró Zacharias entonces una visión cristalina y arrebatadora de un músico que hace diez años andaba en horas bajas y que él colocó con su magistral visión de las sonatas (que tiene grabadas en el sello EMI) en lo más alto de las preferencias del público de dicho ciclo. Vuelve ahora con él y su Sonata 959, además de otra de Beethoven la número 4 y las Escenas de niños de Schumann.

El gusto por series completas de compositores románticos también la domina Zacharias como director. Hace dos años, en la Quincena donostiarra interpretaba con su Orquesta de Laussanne los cinco conciertos para piano y orquesta de Beethoven ante una audiencia entusiasta que le vió dirigir y tocar el piano al tiempo con la humildad y la energía de los grandes.

Zacharias tiene hoy un lugar indiscutible en la élite del piano. Pero no es un intérprete que se conforme con las sabrosas y tormentosas zozobras de la música en solitario. El concibe los conciertos como un espacio de comunicación que se hace por y para el público. Por eso es uno de los preferidos entre los aficionados españoles a los que también ha regalado su visión moderna y arriesgada de la obra integral de Domenico Sacarlatti para teclado, un compositor que él ha encumbrado del barroquismo a la contemporaneidad con la naturalidad y la transparencia con la que hace las cosas.

Hoy regresa el pianista al Auditorio Nacional de Madrid para casi cerrar el ciclo de piano estrella en la capital desde hace 11 años. Será Pierre-Laurent Aimard quien lo dé por terminado un año más el próximo 19 de diciembre.