Limpieza étnica silenciosa
Una organización israelí denuncia que el Gobierno pretende forzar la emigración palestina y debilitar la resistencia
Son muy pocos en Israel quienes alzan la voz ante los atropellos sistemáticos de las autoridades israelíes contra los civiles palestinos. A Yossi Wolfson, portavoz de HaMoked, una organización no gubernamental (ONG) israelí de defensa de los derechos individuales, no le sorprende ninguna de las medidas adoptadas por el Gobierno de Ehud Olmert, tampoco los impedimentos a la reunificación familiar de palestinos en los territorios ocupados. A su juicio, los conceptos fundamentales de un sistema de segregación han permanecido inalterables.
"Está muy claro que el Ejecutivo aplica estas políticas por razones demográficas. Lo hace desde 1948 en Israel, y desde 1967, en los territorios ocupados. Piensan que si conceden los permisos de reunificación familiar, estarán promoviendo una mayoría palestina entre el río Jordán y el mar. Si no los concedes, estarás forzando la emigración. La política está basada en una ideología racista y diseñada para destrozar los vínculos sociales y familiares de individuos que nada tienen que ver con las milicias o con los grupos terroristas", explica el activista.
La Asamblea General de la ONU condena la última masacre de Israel en Gaza
"La política está basada en una ideología racista", según el activista hebreo Wolfson
Hay un hilo conductor en esa estrategia. Opina Wolfson: "El objetivo es que la resistencia a la ocupación no cuente con una comunidad fuerte que la respalde. Piensan que si la comunidad es débil, menor será el rechazo a esa ocupación. Además de que esto no va a funcionar, la estrategia es inmoral porque la población civil no puede ser un objetivo legítimo, aunque esto último está muy lejos de las mentes de los gobernantes israelíes". Si ése es uno de los frutos apetecidos, claro está que la estrategia no es efectiva. El odio a los judíos en las ciudades y pueblos palestinos es creciente, y el apoyo a las milicias -no sólo las islamistas- no decae.
El triunfo de los islamistas en las elecciones de enero supuso una vuelta más a la tuerca de la represión. Aparte de que miles de campesinos ya tienen vetado trabajar los campos de cultivo en una amplia franja a lo largo de la ribera del Jordán; de que recorrer unas pocas decenas de kilómetros puede demorarse horas; de que la vida académica e institucional es un tormento, a decenas de miles de palestinos se les prohibió regresar a Cisjordania. No pueden elegir siquiera vivir bajo la ocupación. "En realidad, desean que la situación nunca esté calmada, impedir el camino de la coexistencia entre palestinos e israelíes ejerciendo una opresión muy dura. Hasta la llegada de Hamás al Ejecutivo, pretendían hacer muy difícil la vida a la gente. Pero ahora quieren crear el caos", comenta Wolfson.
Los palestinos afrontan a diario la incertidumbre que acarrea la muy frecuente modificación de la normativa, diseñada por el Ejército, en los territorios ocupados. Lo que es hoy válido, mañana no lo es. "La intolerable facilidad con que el Gobierno israelí añade requisitos y cambia los trámites envía un claro mensaje de que no evitará ningún tipo de controversia, por absurda que parezca, para reducir tanto como se pueda el número de personas con derecho a entrar en los territorios ocupados y a vivir junto a sus cónyuges e hijos", ha escrito la ONG israelí Betselem en su informe Limbo perpetuo.
Entre tanto, en Nueva York, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaba anoche, por una abrumadora mayoría (156 votos a favor, siete en contra y seis abstenciones), una resolución condenando la última masacre israelí en el norte de la Franja Gaza y en la que exige a Tel-Avid el cese de las operaciones militares contra el pueblo palestino, además de su retirada del territorio, informa Sandro Pozzi desde Nueva York.
El texto se votó tras la celebración de una sesión de urgencia convocada a petición de Qatar, en nombre de los países árabes, y de Cuba, que preside el grupo de países no alineados. Con esta maniobra los países árabes lograron sacar adelante una resolución casi idéntica a la que vetó hace una semana Estados Unidos en el Consejo de Seguridad.
Durante el debate, que se desarrolló a lo largo de toda la jornada, los países insistieron en la necesidad de que se ponga fin a la crisis por la vía diplomática. El representante israelí abandonó el debate tras acusar a la Autoridad Palestina de adoptar una actitud cínica.
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