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El Kremlin amenaza a Bielorrusia con cuadruplicar el precio del gas

Gazprom desea controlar el 50% de la red de gasoductos bielorrusos

Pilar Bonet

Rusia ha puesto a Bielorrusia ante el dilema de pagar cuatro veces más por el gas que ahora recibe en condiciones privilegiadas (46,68 dólares por 1.000 metros cúbicos) o dejar que Gazprom, el consorcio dominado por el Estado ruso, pase a ser copropietario de la red de gasoductos por su territorio. Hasta ahora, Alexandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, había dado largas a los planes de crear una empresa mixta con los rusos.

Lukashenko está considerado el aliado económico y militar más cercano del Kremlin, pero durante tres años ha ido posponiendo los planes bilaterales para crear una empresa al 50% entre Gazprom y Beltransgas (el actual monopolio estatal de los gasoductos bielorrusos). Por Bielorrusia transita el 20% de las exportaciones de gas ruso a Europa.

La amenaza fue concretada por el embajador ruso Alexandr Súrikov, quien el viernes anunció en Minsk que en 2007 el precio del gas para Bielorrusia será de 200 dólares por 1.000 metros cúbicos, incluidas las tarifas aduaneras, o de 140 dólares sin las tarifas aduaneras. Esta cantidad está por encima de los 130 dólares acordados con Ucrania y por debajo de los 217 dólares que piden a Lituania.

El embajador indicó, no obstante, que el precio podría reducirse si Minsk se decide a permitir que Gazprom tenga acceso a los gasoductos. Beltransgas se constituyó en 2003 con el propósito de servir de base, aquel mismo año, a una empresa mixta bielorrusa-rusa en la que Gazprom tendría el 50%. El proyecto no ha llegado a cuajar debido al desacuerdo sobre el valor de Beltransgas, que Minsk cifra en 5.000 millones de dólares y Moscú, en 800 millones de dólares. A esta discrepancia debe poner punto final, este mes, la empresa holandesa Amrobank, contratada para dar una valoración independiente de Beltransgas. El régimen de Lukashenko ha indicado ya que puede no reconocer la estimación de Amrobank. Si esto sucede, Bielorrusia deberá buscar otra vía para mantener el trato de favor del que ha gozado mientras duraban los regateos. Tal como están las cosas hoy, Bielorrusia puede no recibir la energía eléctrica solicitada (3.300 millones de kilovatios por hora), según advirtió Súrikov, alegando que en la parte europea de su país la electricidad escasea por la falta de modernización de las instalaciones y el aumento del consumo.

Suministros petroleros

Tampoco los suministros de petróleo están asegurados. El presupuesto bielorruso recibe cerca de 800 millones anuales de beneficio gracias al refinado y reexportación del petróleo ruso. Moscú ha decidido acabar con esta bonanza y exige a Minsk que, o bien comparta beneficios, o unifique sus tarifas exportadoras y cumpla con los acuerdos que en teoría deberían convertir a los dos países en un espacio económico común.

Minsk tiene previsto importar este año cerca de 20 millones de toneladas de petróleo ruso (8 millones de ellos para el mercado interno) y quiere importar 21,5 millones de toneladas en 2007. Fuentes gubernamentales bielorrusas citadas por Interfax manifestaron que Bielorrusia puede incrementar el precio del tránsito de los combustibles rusos, así como del transporte por carretera y del arriendo de las bases militares rusas en Vileike y Baranovich.

Los dirigentes bielorrusos dicen que están buscando alternativas energéticas a Rusia. En Ucrania, han explorado la posibilidad de una mayor colaboración mediante un gasoducto que une ambos países y el uso de depósitos de gas subterráneo. En Irán estaba ayer el presidente Lukashenko, quien discutió "sobre proyectos concretos de colaboración" en el campo energético con su homólogo Mahmud Ahmadineyad.

El régimen bielorruso utiliza a Occidente para lograr concesiones de Rusia, ya sea dando a entender que puede colaborar más estrechamente con la OTAN o hacer concesiones en el campo de los derechos humanos. Desde Minsk, el semanario económico Belorrusi i Rinok afirmaba que los contactos entre Bielorrusia y la OTAN se han reforzado y que éstos "no serán acogidos con gusto en Rusia. De ahí que no se excluya que los círculos nacional-patrióticos en auge incrementen su presión sobre el Kremlin para que éste ayude a su aliado natural en el tema de los precios de la energía".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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