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Una riada de ceniza de los montes arrasa bancos marisqueros en el sur de Galicia

Los mariscadores se afanan en retirar las toneladas de lodos que han sepultado las playas

Sonia Vizoso

La ola de incendios que arrasó miles de hectáreas de bosque en Galicia en agosto pasado está dando sus últimos coletazos dos meses después. Una riada de cenizas procedentes de los montes que se quemaron ha ahogado buena parte del marisco que se cría en las rías de Arousa y Pontevedra, del que viven 1.300 familias. Los mariscadores, rememorando los tiempos del Prestige, se han puesto a retirar con sus manos la sustancia pastosa que invade cuatro arenales ricos en berberecho y almeja. Esta vez el enemigo en Pontevedra, Poio, Rianxo y A Pobra no es fuel, sino lodo.

Los aguaceros de estos días han cumplido las peores previsiones de quienes conocen bien el equilibrio de la naturaleza. El suelo arrasado por el fuego en agosto es incapaz de absorber la lluvia, y las corrientes de agua arrastran, primero hacia los ríos y luego al mar, las cenizas y residuos que encuentran a su paso.

A los arenales de Pontevedra, de la cercana localidad de Poio, de Rianxo y de A Pobra (A Coruña) donde se cría berberecho y almeja han llegado en las últimas dos semanas toneladas de lodo y algo más. "El agua ha arrastrado a estas playas eucaliptos de 30 metros de largo, postes de luz y hasta piedras de varias toneladas que no somos capaces de mover ni con una excavadora", describe Miguel Pazos, patrón mayor de la cofradía de pescadores San Telmo de Pontevedra.

Ni el Gobierno gallego ni los mariscadores afanados en la limpieza se atreven por el momento a dar cifras de la cantidad de bivalvos que han muerto, pero algunos de los datos que ofrecen reflejan la magnitud de las pérdidas. En la playa de A Seca, en Pontevedra, las cenizas de los incendios han ahogado 20.000 kilos de almeja fina, una especie de lujo que cuando alcanza su mayor tamaño se vende a 90 euros el kilo. Según la cofradía pontevedresa, sólo por esta parte de la producción los mariscadores dejarán de ingresar 600.000 euros.

En Combarro, una pequeña localidad del municipio pontevedrés de Poio con hórreos a pie de ría, los marineros calculan que el lodo se ha llevado por delante al menos la mitad del marisco. "Esto va a ser una catástrofe grandísima", se lamentaba ayer el patrón de la cofradía de esta villa marinera, Ramón Portela. "Sabíamos que esto podía pasar si llegaban lluvias fuertes y los políticos también, pero no hicieron nada". La consejería de Medio Rural asegura que se han colocado barreras y diques en las zonas quemadas en agosto que tienen mayor pendiente, pero sostiene que ante aguaceros como los caídos este mes en Galicia es imposible evitar que las cenizas lleguen al mar.

Los mariscadores afectados se preguntan ahora si estos lodos disminuirán las capturas de almeja y berberecho en el futuro. Las lluvias torrenciales suelen dañar el marisco que se cría en las rías gallegas porque la gran cantidad de agua dulce que llega de los ríos reduce la salinidad del mar. Sin embargo, lo que descargan en esta ocasión los cauces fluviales es ceniza, por lo que se teme que los daños sean mucho mayores.

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Nadie recuerda en Pontevedra, Poio, Rianxo o A Pobra una situación similar a la que se vive estos días. Tras pasar toda la mañana limpiando la playa de Raposiños para evitar que la ceniza siga arrasando la producción, el patrón mayor de la cofradía de A Pobra, Manuel Maneiro, confía en que, una vez más, el océano consiga repeler la agresión: "El agua de momento está bien. Espero que una parte importante de los lodos sea asumida por el mar".

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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