_
_
_
_
La vitalidad de un guionista genial
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tres educaciones

Me preguntaban el otro día en una emisora de radio por los elementos que conforman el especial lirismo de Rafael Azcona, las fuentes de su estética, los rasgos que hacen tan singular una obra que se ha ganado el adjetivo azconiano. Soy de los escasos humanos que gozan del privilegio de ver o escuchar casi todos los días a Rafael Azcona, y abusando del discutible conocimiento que da la cercanía, me atreví a aventurar una explicación propia de camareros, mayordomos, discípulos o amigos: dije que la poética de nuestro escritor podía tener sus raíces, además de en las coordenadas biográficas (nacido en La Rioja durante la dictadura militar corta, la del general Primo de Rivera), en la suma de tres tipos contradictorios de educación, que al superponerse y sedimentarse han servido de abono a la obra literaria de tan especial artista.

Sus escritos tienen una presentación muy limpia, defienden las libertades y dan mucha risa

Sobre una inicial instrucción laica y republicana, de donde surge la especialísima pulcritud de los trabajos de Rafael, siempre avalados por diccionario, enciclopedia y Google, se superpone un adoctrinamiento escolapio, un intento de domesticación religiosa generador del elemento vitriólico que está en la entraña de lo azconiano, y por último, una formación agnóstica en la que se acumulan sin descanso, a lo largo de toda su vida, la frecuentación de grandes talentos individuales a los que conoce en tertulias y ámbitos amistosos, la lectura incansable de cualquier tipo de letra impresa y el ejercicio de la confrontación dialéctica con todo bicho viviente. Es perfectamente posible que en una conversación con Azcona surjan una cita de un limpiabotas de Logroño, un disparate de un predicador renacentista, la anécdota del secretario de Marañón y una referencia al último escrito de Vicent.

Los escritos de Rafael, hasta los borradores, recogen los ecos de este triple adoctrinamiento: tienen una presentación muy limpia, defienden las libertades y dan mucha risa.

Ojo: regadas siempre esas tres capas de formación por las abundantes aguas del talento. No vaya a ser que un padre crea que su hijo va a ser capaz de escribir Los europeos llevándole primero a un colegio público, luego a uno religioso y depositándole por último en una mesa del café Gijón.

Lo que no fui capaz de explicar en la entrevista de la radio es de dónde provienen otros elementos que adornan a Rafael Azcona: su honestidad intelectual, su vitalidad, la exquisita educación ante los desconocidos y el cariño para con los habituales, su generosidad invisible, su pudor ante el halago, su vigencia electrónica, su simpatía, y hasta el decoro estético con el que se mueve por la vida, porque, hay que joderse con lo bien que está el genio riojano a sus 80 años. ¡Quién los pillara!

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_