Las universidades catalanas inician las prejubilaciones de los profesores veteranos
Los docentes pasan a ser eméritos a partir de los 60 años para aprovechar su experiencia
Los jóvenes penenes (profesores no numerarios) que surgieron en los setenta y las hornadas de catedráticos y profesores adjuntos que empezaron en aquella época se hacen mayores. Treinta años después de que aquellos profesores ocuparan puestos públicos clave en la recién estrenada democracia, muchos se acercan a la jubilación en la universidad. Y si no se toman medidas, la renovación generacional estará en peligro, según varias universidades.
La pirámide de edad de los profesores catedráticos y titulares se concentra entre los 50 y los 60 años en varias universidades catalanas. Alcanzará su cénit a partir de 2015 cuando empiecen a llegar las jubilaciones masivas de los nacidos a finales de la década de los cuarenta y principios de los cincuenta.
El 85% del sueldo
Para remediarlo, tres universidades catalanas, la de Barcelona, la Autónoma y la de Girona ofrecen prejubilaciones voluntarias. Pero, al tiempo, permiten a los afectados seguir como profesores eméritos hasta la jubilación obligatoria, a los 70 años. Otras dos grandes universidades de Cataluña, la Pompeu Fabra, y la Politécnica están estudiando planes de prejubilación.
El número de alumnos ha caído ligeramente en los últimos años en la mayoría de las universidades públicas catalanas. El del profesorado funcionario, en cambio, ha crecido más del 5% en los últimos seis años y sólo ha empezado a bajar ligeramente desde hace tres.
Para estimular las prejubilaciones, la Generalitat las ha puesto entre sus objetivos para recibir financiación adicional en el plan que tiene previsto presentar mañana.
La Autónoma de Barcelona, que tiene 1.300 catedráticos y titulares, ha sido la pionera. Sesenta docentes se han acogido en dos años a la prejubilación. Para entrar en el plan hay que tener más de 60 años y 32 cotizados a la Seguridad Social. Cobran el 85% de su última nómina en activo. Por un lado, la Seguridad Social paga la pensión, que en este caso es la máxima, y la universidad les complementa hasta el 85% del sueldo.
"Los profesores eméritos mantienen deberes y derechos", dice la vicerrectora, Ana Ripoll. "Nos permitirá la renovación gradual de los docentes, la contratación de profesorado joven y a la vez aprovechar la experiencia de los veteranos", añade la vicerrectora. "Los que se acogen al plan pueden mantener la docencia. La mayoría lo hacen en cursos de doctorado y másteres. Pueden, además, participar en proyectos con empresas, dirigir tesis doctorales y proyectos de fin de carrera", añade Ripoll.
En la Universidad de Barcelona (UB), se acaban de prejubilar 23 profesores que desde este mes han pasado a ser eméritos. El objetivo de estas prejubilaciones" no es económico, sino de relevo generacional, que podamos aprovechar su experiencia y puedan entrar profesores nuevos en figuras estables", dice la vicerrectora, Victòria Girona.
"Necesitamos experiencia"
Para prejubilarse en la UB hay que tener 65 años cumplidos y 32 cotizados a la Seguridad Social. Los afectados cobran el 85% del sueldo en activo. La universidad completa hasta ese procentaje lo que paga la Seguridad Social. Inicialmente, el plan se pensó para los mayores de 60 años. "Pero nos dimos cuenta de que en algún caso había departamentos donde podían producirse hasta cinco bajas y se decidió limitarlo a los mayores de 65 años", recalca Girona. La UB tiene 2.600 profesores catedráticos o agregados, de ellos 270 con 60 años o más que podrán ir acogiéndose al plan si lo desean, dice la vicerrectora. "Todos los que se acogen pueden mantener la vinculación como profesores eméritos porque también necesitamos de su experiencia", recalca Victòria Girona.
En la Universidad de Girona, siete profesores de los 49 que tienen más de 60 años se han convertido en eméritos. La vicerrectora Isabel Pujol ha destacado que el plan no persigue metas económicas sino permitir a los interesados que elijan cómo van a emplear su tiempo a partir de esa edad.
Otras dos universidades grandes, la Politécnica y la Pompeu Fabra, ultiman sendos planes. La primera afirma que lo presentará a lo largo de este trimestre. La segunda dice que estudia medidas para presentarlas durante este curso.
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