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Merkel supera su primera crisis de Gobierno con un acuerdo para reformar la sanidad alemana

La oposición y el ala izquierda de los socialdemócratas denuncian el contenido del pacto

La canciller alemana, Angela Merkel, zanjó en la madrugada de ayer una crisis que ha estado a punto de costarle la ruptura de la coalición que preside entre democristianos (CDU / CSU) y socialdemócratas (SPD). Merkel anunció, después de siete horas de negociación, un acuerdo para la reforma de la sanidad alemana que pretende acabar con meses de conflicto en la gran coalición de Gobierno. Sin embargo, las continuadas críticas ayer al acuerdo por parte de miembros de los propios partidos de la coalición dejaron claro que aún no se ha dicho la última palabra sobre este asunto.

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Un sistema excelente pero demasiado costoso

El Gobierno de Merkel quiso medirse por el éxito de la reforma de la sanidad, uno de los proyectos más importantes de la legislatura. Pero nadie en su sano juicio calificaría de éxito el acuerdo de mínimos alcanzado ayer, que no sólo traiciona su objetivo de hacer la sanidad menos costosa sino que arranca prometiendo aumentos en las cotizaciones -en principio del 0,5%- de los asegurados.

El tira y afloja de los últimos meses ha provocado que el partido que Merkel preside, la democristiana CDU, quede por primera vez en los últimos cuatro años por detrás de los socialdemócratas en las encuestas de intención de voto. Si el domingo hubiera elecciones, alcanzaría sólo un 30% de los votos, frente al 33% del SPD, según una encuesta de Infratest Dimap para la televisión pública ARD.

La reforma, que se aprobará el día 25 en el Consejo de Ministros, prevé la creación de un fondo a partir de 2009 que repartirá entre las cajas (seguros) de salud el dinero procedente de los asegurados y las empresas y de una inyección del Estado. Las cajas de salud públicas podrán cobrar además una prima del 1% de los ingresos del asegurado si no tienen suficiente con lo que les asigne el fondo. Se fomentará la competencia entre las cajas públicas y se incentivarán las fusiones entre ellas. Los seguros privados tendrán que aceptar también a personas enfermas, pero sus asegurados seguirán sin arrimar el hombro para financiar la salud pública.

Ayer las partes se pusieron de acuerdo en algunos detalles que quedaban pendientes, como la postergación de la creación del fondo hasta 2009, prevista en principio para 2008, la limitación al 1% de la cotización suplementaria que podrán cobrar las cajas y la regulación de la compensación financiera entre cajas de tal modo que no perjudique excesivamente a los Estados federados más ricos. Éste era uno de los puntos centrales de la rebelión que el primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber, inició hace unas semanas contra las líneas generales acordadas en julio al descubrir que su Estado tendría que pagar 1.700 millones de euros.

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Mientras Merkel aseguraba ayer que "lo que hoy se acordó está acordado" y que sólo quedan detalles menores por precisar, Stoiber dejó bien claro que su aprobación está sujeta al estudio detallado de la redacción final de la ley. "Todavía va a haber que hablar de algunas cosas", declaró también el primer ministro de Sajonia-Anhalt, Wolfgang Böhmer.

No fue necesario acudir a la oposición para oír críticas a la reforma. El experto del SPD en política sanitaria Karl Lauterbach criticó ayer que el fondo no servirá para nada porque los asegurados privados no contribuyen a él. La también socialdemócrata Marlies Volkmer señaló que el fondo no puede resolver los problemas de las cajas públicas y dijo que no votará a favor de la reforma en el Bundestag (Parlamento) si no hay cambios. La representante del ala izquierda del SPD Andrea Nahles sostiene en el Berliner Zeitung de hoy que este acuerdo es mucho peor que el alcanzado en julio.

Las críticas de la oposición se centraron en el fondo sanitario. "Lo que hace falta no es retrasar sino enterrar este fondo sanitario propio de la economía planificada", declaró el presidente de los liberales, Guido Westerwelle. "El fondo está muerto y la reforma ha fracasado", declararon los presidentes del grupo parlamentario de los Verdes, Renate Künast y Fritz Kuhn.

La canciller alemana, Angela Merkel, en la conferencia de prensa que ofreció junto al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ayer en Berlín.
La canciller alemana, Angela Merkel, en la conferencia de prensa que ofreció junto al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ayer en Berlín.EFE

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