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Reportaje:

Los vaivenes de la industria del porno

Las productoras encaran la crisis del DVD explotando sus películas en Internet y los móviles

Te gusta practicar sexo en grupo? ¿Eres exhibicionista? ¿Qué son para ti tus órganos sexuales? ¿Eres activo, pasivo o versátil? Éstas son algunas de las preguntas que deben contestar en un test psicológico los que aspiran a convertirse en profesionales del porno. El casting se celebra estos días en el Festival de Cine Erótico de Barcelona, que se clausura el domingo. Los organizadores se han visto desbordados por el número de candidatos que ha respondido a la convocatoria: 800 personas, una cifra que dobla la del año pasado. En su mayoría son chicos jóvenes, ya que las mujeres sólo representan el 20% de los aspirantes. Aunque se muestran reacios a dar explicaciones sobre su vocación, todos repiten el mismo argumento: "Cobrar por follar es un chollo", resume uno de ellos, que no quiere desvelar su identidad porque ha hecho campana en la universidad.

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Una vez superado el test, les quedan dos pruebas más: una de cámara, en la que muchos son eliminados, y una escena con una actriz profesional. La peor pesadilla: un gatillazo inoportuno. El ídolo al que más admiran es a Nacho Vidal, aunque no todos presuman de las mismas prestaciones. Por eso se conforman con emular por ahora a Nick Moreno, el ganador del casting de la pasada edición. Desde su victoria, ha participado en 12 películas. "Siempre he querido ser un actor porno, desde que era un niño", recuerda.

El camino para convertirse en una gran estrella es muy largo, porque abunda la competencia. Un actor debutante empieza cobrando unos 300 euros por escena, mientras que el caché de las actrices asciende a 500 euros. Pasada la época de meritorias, pueden alcanzar los 1.000 euros. Pero son pocas las que lo consiguen. Eso sí, cuando se habla de las divas estadounidenses la cifra se dispara. Por un brevísimo dúo lésbico exigen 3.000 euros.

No obstante, su sueldo es una mínima parte del dinero que mueve este ingente negocio. Según datos aportados por el festival, el sector nacional de la pornografía factura al año 420 millones de euros. España y Portugal son, además, las dos principales puertas de entrada de películas X importadas de Estados Unidos. El mercado español es el cuarto de mayor importancia en Europa, detrás de Alemania, Francia e Italia. Y Barcelona, su capital. En esta ciudad se concentran la mayoría de las 16 productoras en activo. Cada año se lanzan al mercado 900 filmes porno, 50 de los cuales son producciones españolas.

La cifra de los 420 millones de euros no crea consenso. Los profesionales del sector afirman que refleja una época dorada que ha llegado a su fin. Como en otras industrias audiovisuales, la pornográfica se ha tenido que adaptar al embate de las nuevas tecnologías y a la rivalidad de los amateurs. Por eso comienzan a orientar su negocio a Internet y la telefonía móvil. Tratan de evitar de esta manera una tendencia en boga: la oferta del porno es masiva porque en la actualidad no se necesitan grandes medios para colgar un vídeo en la Red.

Salvador Diago, del emporio IFG, lamenta esta proliferación que pone en peligro a una industria sometida a demasiados vaivenes. Reconoce que en la actualidad no podría rodar grandes producciones como Torero, que a principios de los años noventa costó 250.000 euros. "Se solían hacer por prestigio, porque la inversión no la recuperas. Ahora es imposible", explica.

Otro problema es el de la picaresca, que en ocasiones se troca en fraude y explotación. Las productoras acaban de crear una asociación -de nombre largo y eufemístico, Asociación de productores y editores de obras y grabaciones audiovisuales- para denunciar el poco respeto a los derechos de autor en el cine X. Están hartos de ver sus filmes en televisiones locales y otros medios sin recibir un euro. Además, han constatado que algunos "aprovechados" usan sus marcas para organizar castings en pueblos. "Prolifera la figura del director-productor-follador. Cobran a las chicas para hacerles una prueba. Luego venden el material y se forran", señala Antonio Marcos, portavoz de la asociación.

Espectáculo de una <i>stripper</i> en el Festival Erótico de Barcelona.
Espectáculo de una stripper en el Festival Erótico de Barcelona.JORDI ROVIRALTA

LAS MEDIDAS DEL ASUNTO

El negocio del porno español factura al año 420 millones de euros, según el Festival Erótico barcelonés.

Un actor debutante cobra entre 300 y 500 euros por escena.

En España se ruedan anualmente 50 películas porno.

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