Puntualizaciones de la Amical Mauthausen

Sobre la carta que se publicó en EL PAÍS del 23 de septiembre y que, por requerimientos de la publicación apareció firmada por Rosa Torán, presidenta de la Amical de Mauthausen, la Junta de esta asociación cree necesario puntualizar que las opiniones reflejadas en dicho artículo expresan la opinión de sus miembros en su totalidad. Creemos, por tanto, injustificados los ataques dirigidos contra la persona de Rosa Torán en la respuesta del señor Benito Bermejo y de la señora Sandra Checa el pasado 27 de septiembre.

La Amical de Mauthausen ejerció el derecho a opinar respecto a determinadas afirmaciones, publicadas en un artículo de este periódico comentando el Libro Memorial, que consideramos no se corresponden con la realidad de la investigación histórica del fenómeno de la deportación republicana, ni sobre las fuentes que han inspirado el contenido fundamental de dicha obra. La crítica ejercida por los miembros de la Junta, que mantenemos, no cuestionaban ni la obra en su conjunto ni la cualidad o capacidad investigadora de sus autores.

Es por ello por lo que no entendemos el furibundo ataque contra nuestra presidenta rayando el insulto y evidenciando un desprecio personal y profesional hacia ella, cuando se le acusa, sin prueba alguna, de avalar a un farsante y poniendo en duda su aportación histórica al conocimiento de la deportación de los republicanos españoles. Entrar en explicaciones sobre su trayectoria profesional, enumerar sus publicaciones y su implicación personal desde hace años en pro de la memoria de la deportación no es el objetivo de esta carta, pero rechazamos de plano la personalización de las discrepancias a partir de un ejercicio de la libertad de crítica ejercida por esta Junta.

Queridos Benito y Sandra, sabéis que "no ofende quien quiere sino quien puede" y creemos que con vuestros excesos quienes os habéis puesto en evidencia sois vosotros mismos. Las lógicas diferencias que pueden existir entre colectivos, investigadores o personas que trabajamos, de una forma o de otra, en el campo de la memoria histórica tienen límites que no hay que traspasar: ninguno de nosotros tiene la razón absoluta y cada uno intenta, de la mejor manera posible, realizar su trabajo y, en nuestro caso, llevar a cabo, con dificultades y un gran esfuerzo voluntario, los objetivos propios de la Amical, una asociación que desde 1962 lucha por mantener viva la memoria de aquellos compatriotas que tuvieron la desgracia de padecer directamente el horror en los campos de concentración nazis.