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Los campesinos sin tierra dan la espalda a Lula

El MST reprocha al presidente no haber hecho una reforma agraria

Jorge Marirrodriga

En la vereda de un polvoriento camino de tierra que desciende hasta la ciudad de Cajamar, al norte de São Paulo, se levantan varios chamizos construidos con planchas de madera y telas donde unas 40 familias viven desde hace cinco años. El terreno donde habitan pertenece a la Compañía de Aguas del Estado de São Paulo, pero ellos tratan de transformarlo en un pueblo de pequeños agricultores al que han denominado Irma Alberta.

Son una pequeña proporción de las 180.000 familias que, bajo la dirección del Movimiento Sin Tierra (MST), ocupan terrenos por todo Brasil y echan en cara al presidente Luiz Inácio Lula da Silva que no haya realizado una profunda reforma agraria. Brasil es el país que cuenta con los mayores latifundios del mundo.

El reparto de la tierra no ha sido mencionado por ninguno de los dos principales candidatos

Cuando quedan tres días para las elecciones presidenciales del próximo domingo -la campaña finalizó ayer- el tema del reparto de la tierra no ha sido mencionado por ninguno de los dos principales candidatos.

Rosana Santos, de 21 años, es la "coordinadora del sector de educación" del asentamiento. Lleva tres años aquí con sus padres y un hermano y espera que dentro de poco, al igual que ha sucedido en otros sitios, el Estado termine reconociendo la situación y oficialice el asentamiento; es decir, les otorgue el derecho sobre la tierra que ocupan. "Este terreno no sólo era improductivo, sino que la compañía propietaria pensaba instalar un basurero", explica mientras recuerda que los momentos de mayor tensión se han vivido en la media docena de ocasiones en que la compañía ha tratado de expulsarlos. Desde que el MST fue fundado, en 1984, unas 350.000 familias han visto legalizada su situación.

Sin luz, sin agua corriente, sin alcantarillado ni escuela, y con un sólo teléfono instalado en una caseta bajo la bandera roja del MST, Rosana y otros vecinos del asentamiento aseguran que la vida allí es mucho mejor que la que han dejado atrás. Pero no todos han pensado igual; y de hecho a lo largo de los últimos cuatro años, varias familias han optado por cambiar de aires.

Aunque están relativamente cerca de la ciudad, y por tanto tienen accesos a los comercios, lo cierto es que la vida gira en torno a un huerto donde se cultivan desde cebollas a hierbas medicinales. "Alguna vez nos traen la Cesta Básica del Gobierno". Se trata de una ayuda que forma parte del programa de lucha contra el hambre, puesto en marcha por Lula "Pero llega a veces y tiene que quedar claro que es muy, muy básico, apenas harina y judías", subraya la joven.

"Lula ha errado en la distribución de la riqueza por tres motivos", subraya João Paulo Gonçalves, de la Dirección Nacional del MST. "En primer lugar, ha mantenido la política económica de Fernando Henrique Cardoso [presidente entre 1995 y 2002]. Ese ha sido su pecado capital. En segundo lugar, al no tener mayoría en el Congreso, y para poder aprobar las leyes, ha hecho una alianza muy complicada con sectores muy conservadores y extremadamente corruptos de la sociedad. Y en tercer lugar, no tiene proyecto para Brasil. O mejor, el proyecto de Lula es el lulismo que sólo está en su cabeza", añade.

Paradójicamente el MST coincide con la oposición socialdemócrata en acusar a Lula, no por lo que ha hecho durante su gestión, sino por las oportunidades que ha dejado pasar, aunque claro que en dirección radicalmente opuesta. "No pensamos que Lula sea un traidor; de hecho no hemos pedido a nuestros seguidores que voten contra él, pero ha dejado pasar las oportunidades. Por ejemplo no ha querido hacer como Hugo Chávez en Venezuela, que aunque haga negocios con Estados Unidos ha sido capaz de construir una alianza con una amplia base social", apunta el dirigente del MST.

Es cierto que el Movimiento Sin Tierra no ha dado consigna a sus seguidores para votar, pero no lo es menos que las posibilidades reales de que, por ejemplo, los votantes del asentamiento de Irma Alberta, acudan a las urnas el domingo son muy escasas, por no decir nulas.

Sin recursos, ni medios de transporte, se encuentran en la mayoría de los casos a cientos de kilómetros de los lugares donde fueron censados; y eso que Irma Alberta es el primer asentamiento cercano a un casco urbano. Los demás están prácticamente aislados. Aunque todas las familias que actualmente están en el asentamiento votarán al mismo candidato -y hay que descontar a los niños- apenas llegarían al medio punto porcentual del censo nacional. Resultado: el tema ya no está en el debate político.

Los moradores del asentamiento lo saben. "Las elecciones no son la solución para los problemas de Brasil. El cambio vendrá por la organización del pueblo", destaca otra joven que se encarga de controlar el acceso al lugar. Los comicios tampoco preocupan a dos hombres que rondan los sesenta y presentan un aspecto de tener noventa, ocupados en pelar unas judías pequeñas y tiernas que luego venderán en la ciudad a 8 reales (unos 2 euros) el kilo. "¿Sabe el trabajo y el tiempo que me lleva conseguir un kilo de éstas?", pregunta uno de ellos señalando un plato lleno de judías. "No me importa quien sea el próximo presidente", termina.

Campesinos del Movimiento Sin Tierra, durante una marcha de protesta desde Goiânia a Brasilia en 2005.
Campesinos del Movimiento Sin Tierra, durante una marcha de protesta desde Goiânia a Brasilia en 2005.AFP

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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