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La economía valenciana aprovecha mal a los titulados universitarios

Sólo el 26% de empresarios tiene una carrera, y los mejor formados emigran, según el IVIE

Ignacio Zafra

El sistema productivo valenciano ha acelerado en la última década la contratación de universitarios a una intensidad superior a la de su entorno español y europeo, que partían de una posición aventajada. La economía valenciana, sin embargo, sigue absorbiendo menos titulados. Y su salario es menor. La explicación, según el IVIE, radica en el predominio de las empresas de nivel tecnológico medio y bajo, y en la escasa formación académica (el 25,9%) de los directivos.

La productividad representa un 80 % de la media española y el nivel tecnológico es bajo
Alcanzar un modelo productivo avanzado requerirá un relevo de los empresarios

En mayo, el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Arturo Virosque, hizo unas declaraciones, en el fragor de su enfrentamiento con el consejero Justo Nieto, que no sentaron bien en el seno de la comunidad académica: "La mente universitaria no tiene ni puñetera idea de lo que es la empresa", dijo Virosque. El estudio presentado ayer por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), contiene algo parecido a una venganza por aquella afrenta.

La radiografía del IVIE, titulado Diagnóstico de la oferta futura de la formación superior de la Universitat de València, se inscribe en el plan estratégico puesto en marcha por la institución para modernizarse. Para responder a llamada Estrategia de Lisboa, planteada en el año 2000 por la UE con el objetivo de mejorar la competitividad de la economía europea, potenciando para ello el papel de las universidades. Y para adaptar la Universitat a los cambios exigidos por la creación (prevista para 2010) del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).

El análisis del IVIE parte de la constatación de que el incremento en la "empleabilidad" de los universitarios españoles y valencianos desde 1995 ha sido "muy elevado". Lo que ha permitido progresar en la convergencia con las tasas de ocupación europeas, que apenas han crecido desde entonces. El año pasado, la tasa de universitarios empleados en la UE era del 83,1%; la española, del 81,5% y la valenciana, del 81,3%. Ello no impide que las tasas autóctonas se encuentren todavía alejadas de la media de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que es del 85%. Y más aún de las de los países que han destacado por su dinamismo tecnológico en los últimos años (Irlanda, Finlandia, Suecia, Holanda, Estados Unidos y otros).

El estudio concluye también que ser universitario vale la pena en términos materiales. Los titulados tienen menos paro y ganan más (su sueldo es superior al 50% del salario medio).

El diagnóstico se vuelve más crítico cuando desciende a la escala valenciana. Para empezar, los universitarios valencianos ganan menos que los españoles. Un hecho que se produce en el conjunto de los trabajadores, independientemente de su nivel de estudios, pero que resulta más acusado en el caso de los titulados. La diferencia ronda los 5.000 euros al año si se toma solamente a los licenciados, los ingenieros superiores y los doctores.

La situación provoca, según el IVIE, un fenómeno migratorio. "Los datos disponibles indican que otras regiones, y particularmente las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, así como otras metrópolis europeas, operan como centros de atracción de la parte más dinámica y móvil, y en algunos aspectos mejor preparada, del capital humano valenciano", indica el estudio.

La Estrategia de Lisboa instó a los Gobiernos a convertir a las universidades en motores de la mejora local y regional en los campos de la tecnología y la competitividad. El IVIE se pregunta, sin embargo, si es posible recorrer ese camino sin la compañía del mundo económico. Y eso porque el entorno de la Universitat "a pesar de las mejoras indudables de las dos últimas décadas y la intensa absorción durante la última, presenta rasgos desfavorables en comparación con otras áreas, sobre todo si se considera el nivel tecnológico de las actividades productivas".

La productividad de las empresas valencianas representa un 80% de la española, que no es ningún referente internacional. ¿A qué se debe? Una de las principales razones, responden Francisco Pérez, José Manuel Pastor y Laura Hernández, autores del estudio, es que persiste el tradicional predominio de las empresas de medio y bajo nivel tecnológico. Y de tamaño pequeño.

Ello, a su vez, tiene que ver, según el IVIE, con la escasa formación de la mayoría de los empresarios ("emprendedores"). Sólo uno de cada cuatro ha estudiado una carrera. En Madrid y en el País Vasco, en cambio, la proporción alcanza el 41,8% y el 41,6% respectivamente. "Cuanto mayor sea la formación de quienes adoptan las decisiones, más probable es que se refuerce el contenido de las actividades y mayor será la demanda de recursos cualificados", señala el informe. Las actividades de alta tecnología, prosigue, exigen "un umbral mínimo de formación para sus dirigentes". "Si esto es así, los empresarios y directivos con niveles de formación inferiores se autoseleccionan para actividades de contenido tecnológico medio y bajo".

La consecuencia del razonamiento del instituto es previsible: "El cambio de especialización productiva va a requerir un simultáneo cambio de perfil de los empresarios, es decir, va a requerir vocaciones emprendedoras entre personas con niveles de formación altos: se necesitarán titulados emprendedores porque, de otro modo, esas nuevas actividades no emergerán con suficiente fuerza".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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