"Los países islámicos no han sido agresivos en los últimos dos siglos"

"No quiero hablar de religión. No quiero hablar del islam. No quiero convertirme en un abrir y cerrar de ojos en un experto en esta materia como ha ocurrido con tantos intelectuales occidentales. Prefiero señalar que los países donde esta fe es mayoritaria no han sido agresivos durante los dos últimos siglos. Lo que está ocurriendo ahora no puede despacharse con cuatro tópicos sobre diferencias religiosas". El historiador británico Eric Hobsbawm está a punto de cumplir 90 años, sigue escribiendo sus pulcras y lúcidas críticas para la London Review of Books, da algunas lecciones, participa en seminarios y se dedica a rechazar amablemente la tonelada de invitaciones que recibe para participar en los más variados eventos. Pero decidió aceptar venir al Hay e hizo una excepción. A uno de los grandes historiadores marxistas, teórico del Partido Comunista de Gran Bretaña durante muchos años, le apetecía hablar de los intelectuales y la Guerra Civil española.

Ayer explicaba durante una entrevista, con la finura y rigor de quien ha recorrido todos los vericuetos de la historia de los últimos siglos (ahí están sus cuatro volúmenes que se inician en 1789 y que culminan en su Historia del siglo XX), los abruptos cambios de los últimos 30 años. Tiene razón Martin Amis cuando decía el miércoles pasado: "Es posible que Hobsbawm no sea un liberal, como prescriben los tiempos actuales, y que sea políticamente incorrecto, pero la historia sólo se puede escribir con pasión". Y con la pasión contenida de un viejo sabio llamaba la atención ayer sobre "una transformación del mundo tan profunda que en otros momentos podría haber llevado siglos completarse".

Se refiere al periodo final del siglo XX, cuando "el mundo cambia radicalmente con la globalización y se agravan las diferencias entre países ricos y pobres, y dentro de cada país se hacen más profundas las diferencias sociales. Surge una capa privilegiada de hombres riquísimos y, al tiempo, en el Tercer Mundo se producen crisis extremadamente graves, como la de Argentina, por ejemplo". En ese contexto muchos países africanos y asiáticos, la mayoría de ellos musulmanes, sufren el agravio del dominio económico, político y militar de Estados Unidos y de Occidente. "Los suicidas no actúan necesariamente por motivaciones religiosas, como ha explicado un estudio del doctor Pope sobre los kamikazes, sino que se enfrentan de una manera radical a la dominación extranjera".

Hobsbawm hablará hoy de los intelectuales y de la Guerra Civil española. "No quiero personalizar, sino más bien tratarlos como un segmento social que se une contra la amenaza del fascismo", explica. "El gran problema en los años treinta fue la fuerza que adquirían los movimientos de extrema derecha, con Hitler y Mussolini a la cabeza. La Rusia comunista tenía demasiados problemas internos como para implicarse seriamente en batallas lejanas. El Partido Comunista en España era muy pequeño, pero se organizó muy bien y tenía claro que era necesaria la disciplina para ganar la guerra. Es curioso lo que ocurre con la historia del movimiento comunista. En España, por ejemplo, se han valorado sus esfuerzos durante la guerra o en su lucha contra Franco, pero cuando regresa la democracia vuelven a imponerse los tópicos de su vinculación estalinista. Lo mismo pasa con Marx. Creo que sus enseñanzas se pueden valorar mejor después de la caída del muro (él anunciaba la globalización del capitalismo), cuando ya no se lo asocia a la propaganda del régimen de la Unión Soviética".