Raúl Castro movilizó al Ejército cubano al enfermar su hermano
El 'número dos' de Cuba rompe su silencio y dice que Fidel se recupera "satisfactoriamente"
Raúl Castro concedió ayer la primera entrevista desde que asumió el mando de Cuba. En ella revela que los planes de sucesión puestos en práctica estos días fueron aprobados por Fidel Castro hace año y medio. Seis horas después de difundirse la proclama del mandatario en la que hizo pública su enfermedad, el jefe del Ejército cubano decretó la movilización de decenas de miles de reservistas y milicianos y activó todas las defensas militares.
Gran parte de la entrevista, publicada por el diario Granma, está dedicada al diferendo con Washington, aunque a algunos sorprendió el sosiego con que Raúl Castro trata el asunto. Por las buenas, viene a decir, Cuba está dispuesta a dialogar y normalizar relaciones con Washington; pero como la Administración de Bush trabaja por una transición a la democracia entendida a su modo, es decir, sin sucesión ni revolución, la isla está en estado de alerta y lo seguirá estando el tiempo necesario.
El también ministro de las Fuerzas Armadas afirma que, ante el "peligro de que alguien se volviera loco" dentro del Gobierno norteamericano, a las tres de la madrugada del 1 de agosto, seis horas después de la proclama de su hermano, decidió "elevar de manera sustancial" la "capacidad y disposición combativa del país" y decretó la movilización de reservistas y la alerta de las "principales unidades de las tropas regulares, incluidas las Tropas Especiales", para hacer frente a la "situación político militar creada". Un detalle interesante es que, según la versión de Raúl, los planes ejecutados estaban "aprobados y firmados desde el 13 de enero de 2005 por el compañero Fidel", lo que confirma la tesis de que desde hace tiempo se venía preparando en la isla la sucesión del líder de la revolución.
Raúl Castro concede considerable importancia a la tranquilidad reinante en el país, y más aún a "la actitud serena, disciplinada y decidida" de los cubanos, "la misma que siempre asume nuestro pueblo en los momentos difíciles". "Si nos guiáramos únicamente por la situación interna (...) no hubiera sido necesario movilizar ni un pionero", asegura el presidente en funciones, que se felicita por la prueba de "madurez", "unidad monolítica", "conciencia revolucionaria" demostradas por la población.
"Mientras permanezcamos así, ningún enemigo podrá derrotarnos", afirma quien durante 47 años ha sido el número dos en Cuba. Después de dejar establecido que EE UU no puede nada contra la revolución, ni en lo militar ni en la capacidad de "subversión" interna, Raúl se apoya en numerosas citas de Fidel para dejar una puerta abierta al entendimiento: "Siempre hemos estado dispuestos a normalizar las relaciones en un plano de igualdad. Lo que no admitimos es la política prepotente e injerencista que con frecuencia asume la actual Administración".
Asegura que, hasta ahora, "los ataques" del Gobierno norteamericano "no han pasado de la retórica, salvo el incremento sustancial de las transmisiones subversivas de radio y televisión contra Cuba". Pero, afirma, el presidente George W. Bush y otros altos funcionarios de su Administración han expresado en los últimos días su deseo de impedir que en Cuba pueda producirse una sucesión, y por ello no hay que bajar la guardia.
Sobre la salud de Fidel aporta pocas novedades: hay una "recuperación satisfactoria y gradual", pero se puede deducir que ésta será lenta y compleja. De su invisibilidad durante estas dos semanas, sentencia: "No acostumbro a comparecer con frecuencia en público, salvo en los momentos en que se requiera. (...) Siempre he sido discreto, ésa es mi forma de ser, y de paso aclaro que pienso seguir así".
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