Tres horas de "emotivo intercambio"
Hugo Chávez felicita por su 80º cumpleaños a Fidel Castro, que aparece por primera vez en en la cama del hospital
Finalmente, hubo pica cake el día del 80º aniversario del Comandante. Pero en vez de compartir tarta de cumpleaños, Fidel Castro y el presidente venezolano, Hugo Chávez, se tomaron juntos un frugal yogur en la habitación del hospital donde se recupera el mandatario. Fueron "tres horas de emotivo intercambio", según el diario oficial Granma, que ayer publicó ocho fotos del encuentro "entre hermanos" de Chávez, Fidel y el presidente en funciones, Raúl Castro. En ellas, el enfermo aparece risueño y rozagante, aunque por primera vez acostado en una cama.
Las imágenes de Granma nada tienen que ver con las cuatro aparecidas el domingo en Juventud Rebelde, en las que Castro tenía el rostro demacrado y, sentado y en chándal, era evidente que posaba un tanto forzado. Ayer reposaba en cama, pero su rostro era más relajado y al parecer reía con ganas. A última hora, la televisión cubana emitió un vídeo que recoge unos breves instantes del encuentro.
"¿Qué ser humano es éste? ¿De qué material está hecho?", dice Granma que dijo Chávez al comprobar "la capacidad de recuperación del Comandante". El presidente venezolano viajó el domingo desde Caracas para pasar el día con su amigo, a quien regaló una daga del Libertador Simón Bolívar y una taza de la vajilla de Napoleón que atesoraba el prócer. Raúl Castro, también sonriente en las fotos, le obsequió un retrato de Fidel hecho en 1959 por el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, que durante algún tiempo adornó su despacho.
Las últimas fotos de Granma y el texto que lo acompaña, abiertamente optimista, han tranquilizado a los más leales de Castro, que el domingo pudieron sentirse preocupados por el tono de su mensaje a la nación, en el que advirtió de que todavía existían "riesgos" y pidió a sus compatriotas "estar listos para cualquier noticia adversa".
Algunos se lo tomaron como un simple ejercicio de "sinceridad" de Castro, sin mayores intenciones. Pero otros interpretaron sus palabras en el sentido de que las cosas no iban tan bien como hasta ese momento había hecho ver la prensa oficial y los dirigentes en sus declaraciones.
Ayer, Granma regresó a los mensajes tranquilizadores y animosos: "Fidel esperó a Chávez en el lecho donde se recupera y compartió con él más de tres horas de emotivo intercambio, anécdotas, risas, fotos, regalos, una frugal merienda y la alegría de una amistad entrañable". Y también a los mensajes épicos: "Fue una tarde inolvidable, compartida entre hermanos de sangre y causa, que trajo fuerzas y aliento nuevo al aguerrido Comandante de mil batallas empeñado en una nueva victoria por la vida".
Desde luego, quedó claro que la afición de Fidel Castro por las conversaciones interminables sigue intacta aunque esté fuera del poder de modo "provisional". Si el domingo, a la pregunta de ¿regresará Fidel al poder?, muchos cubanos no sabían qué responder, ayer la mayoría de los consultados respondían con un rotundo sí. Otra cuestión es cómo cree la gente que lo hará, y con qué limitaciones.
El diario Granma, al que no se puede acusar de encabezar una corriente revisionista, publicaba el sábado un artículo a página completa del escritor comunista portugués Miguel Urbano Rodrigues (quien entra en la categoría de "amigo de la revolución"), en el que deja caer que, una vez "recuperada la salud", Castro podría ser "por algunos años más una conciencia actuante de la humanidad revolucionaria si, alejado de agotadoras tareas de lo cotidiano, utiliza el tiempo para transmitir a su pueblo y al mundo" su experiencia.
De momento, en Cuba pocos se atreven a especular sobre el futuro. Mucho menos los dirigentes. Pero quienes creen que poco a poco se va abriendo paso en la isla la idea de que una "nueva etapa" de la revolución comienza, aseguran que desde antes de la enfermedad de Fidel había señales claras de que el castrismo, internamente, se empezaba a preparar con vistas al postcastrismo en vida del líder. De ahí vendría el interés de Raúl Castro y del propio Fidel, manifestado en los últimos tiempos, de fortalecer el Partido Comunista e incrementar su influencia en la sociedad, como mejor garantía de la continuidad del sistema. Algunos incluso hablan de que el quebranto de salud de Castro sólo vino a adelantar el "ensayo" de unos planes de sucesión que ya empezaban a ponerse en marcha. Y la primera conclusión a extraer, dicen, es que funcionan: la normalidad en las calles y el control de la situación por las autoridades ha sido absoluto.
Con su singular filosofía, muchos cubanos se dedican hoy a ver, callar y esperar.
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