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Entrevista:WALID YUMBLATT | Líder druso de Líbano | Guerra en Oriente Próximo

"Irán y Siria están usando Líbano como campo de batalla"

Ángeles Espinosa

"El resultado de esta guerra va a depender de a quién ofrezca su victoria Hezbolá", repite una y otra vez Walid Yumblatt, convencido de que el Partido de Dios "ha derrotado a los israelíes". Yumblatt es el líder de la comunidad drusa de Líbano y uno de los más experimentados políticos de este país. A punto de cumplir 57 años, ha capeado todas las tormentas desde que sucedió a su padre, asesinado en 1977. En su penúltima pirueta política, este hombre flaco y desgarbado ha roto con el Gobierno de Damasco, su aliado de muchos años. Yumblatt recibió ayer a esta enviada en Mujtara, sede del palacio familiar, en el centro del país.

Pregunta. ¿Cómo evalúa el acuerdo del Gobierno libanés y el regreso a la zona de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice? ¿Significa que el alto el fuego está más cerca?

"Hezbolá ha declarado la guerra de forma unilateral, ha secuestrado sin consultar a nadie y todo Líbano ha pagado el precio"
"El resultado de la guerra va a depender de a quién ofrezca su victoria Hezbolá. A Líbano o al régimen sirio y a la república islámica iraní"
"El problema es cómo conciliar los conceptos de libertad, democracia y diversidad de Líbano con un partido que está vinculado a Irán"
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Respuesta. Necesitamos un alto el fuego, pero también extender la autoridad del Estado con la ayuda de una fuerza multinacional o internacional. Eso requiere antes que acepten Israel y Hezbolá. Hezbolá dio su acuerdo ayer. Han hecho un buen trabajo, han luchado bien y, en buena medida, han salido victoriosos. La cuestión es si van a ofrecer esa victoria al Estado libanés o al régimen sirio y a la república islámica iraní. Dudo de que tengan una agenda libanesa. El momento elegido para el secuestro siguió al fracaso de las conversaciones de Irán con la UE. Los iraníes quieren desviar la atención de la cuestión nuclear y los sirios desean volver a controlar Líbano y evitar el tribunal internacional [por el asesinato del primer ministro Rafic Hariri]. Coinciden distintas agendas a costa de la independencia y soberanía de Líbano.

P. Muchos analistas opinan que Siria debe de ser parte de la solución, por su capacidad para sujetar las riendas de Hezbolá...

R. Hezbolá desencadenó la operación a su conveniencia para decirnos: "Sin nosotros, no habrá nunca estabilidad en Líbano". Hasan Nasralá ha dicho que Israel se preparaba para atacarles en septiembre u octubre. Si tenían esa información, ¿por qué han provocado una agresión israelí ahora? No tiene sentido. El momento elegido busca el regreso de Siria a Líbano, o al menos su intervención en las negociaciones de Oriente Próximo. Puede enviar cohetes, facilitar el paso de los cohetes iraníes y, al mismo tiempo, decir que no tienen nada que ver.

P. ¿Pueden los libaneses por sí solos controlar a Hezbolá?

R. No, no podemos. Por eso me pregunto si van a ofrecer su triunfo al Estado libanés. Han aceptado, al menos teóricamente, las conclusiones de la Conferencia de Roma, sea el envío de una fuerza multinacional en el sur de Líbano, el eventual despliegue de una fuerza de la ONU en las granjas de Chebaa y, por supuesto, el intercambio de prisioneros. Personalmente, dudo de que vayan a atenerse a ese acuerdo.

P. Entonces, cuando se logre un alto el fuego, ¿qué va a pasar?

R. O tendremos un Estado capaz de controlar y expandir su autoridad por todo el país, o tendremos un Estado similar, y disculpe la comparación estúpida, al de Abu Mazen en Palestina. Es decir, un Estado reducido y debilitado, con una milicia paralela al Ejército, que decide la guerra y la paz en cualquier momento, según un calendario decidido fuera por los iraníes y los sirios.

P. ¿Cuál de las dos alternativas le parece más probable?

R. Depende, como ya he dicho, de a quién ofrezca su victoria Nasralá. ¿Al Estado libanés? Lo que supone aceptar que su aparato militar se someta a las órdenes del Ejército libanés, del Estado. Cuando se debatió esa posibilidad en el Diálogo Nacional, nos dijo: "Si incorporo mi milicia al Ejército, en caso de una agresión israelí, todo Líbano será destruido". Es un argumento falso, porque ha declarado la guerra de forma unilateral, ha secuestrado sin consultar a nadie y todo Líbano ha pagado el precio. Así que esa alternativa parece poco viable.

P. ¿Vamos a una guerra civil?

R. No, no a una guerra civil, pero ¿cómo se puede dar confianza a ningún libanés con un Estado débil? Lo ocurrido ha sido un golpe terrible para nuestra economía, para las inversiones, incluso para la gente del sur del país. Sí, hay tantos fanáticos entre ellos que se proclaman victoriosos... De acuerdo, han conseguido su victoria, pero ¿van a provocar un éxodo cada 10 años? ¿Será ésta de 2006 la última experiencia o va a volver a repetirse? No lo sé.

P. En cualquier caso, el movimiento de solidaridad con los refugiados no puede esconder...

R. Nadie en Líbano quiere una guerra civil. Las razones para una guerra civil desaparecieron hace tiempo. Alcanzamos el compromiso de Taif: se desmantelaron las milicias y todas las armas se entregaron a las autoridades. Ahora, parte de los chiíes tienen una organización militar vinculada al régimen iraní. No se puede ser parte del Estado en esas condiciones.

P. Otras comunidades, y también algunos chiíes, tienen miedo del triunfo de Hezbolá. ¿No pueden empujar esos temores hacia la desintegración?

R. No, no se trata de desintegración. ¿Qué persona liberal, sea musulmán o cristiana, va aceptar quedarse, sabiendo que en cualquier momento el futuro de Líbano va a ser decidido por los iraníes y los sirios? Porque, desde lejos, ambos están usando Líbano como campo de batalla. De un lado, para como anuncia el loco de [Mahmud)] Ahmadineyad, erradicar el Estado de Israel. Del otro, el régimen sirio para tratar de regresar a Líbano.

P. ¿Teme que Hezbolá gane más poder?

R. Ya tiene ese poder. Hay que admitir que ha derrotado a los israelíes. No es un asunto de ganar o perder un pueblo más o menos. La cuestión es después, ¿qué? ¿Aceptará un Líbano independiente o lo vinculará indefinidamente a Irán y Siria? Ésa es la clave.

P. Hace un año, muchos libaneses se movilizaron en la llamada "revolución del cedro". ¿Dónde están ahora?

R. La gente está ahí. No ha cambiado. Tras el asesinato de Hariri, dos tercios de los libaneses dijeron que no a la ocupación siria y tuvieron éxito. Un año después, iraníes y sirios se han vengado por medio de su gente.

P. ¿No podrían hacer algo ahora para reequilibrar el peso de Hezbolá?

R. ¿Qué pueden hacer? La gente está volcada en ayudar a los refugiados, pero la sociedad civil también es débil. Estoy preocupado por el futuro de Líbano, porque si no logramos un Estado de... llamémosle neutralidad, Líbano continuará siendo un campo de batalla, encajonado entre Israel, de un lado, y Siria e Irán, de otro. Circula un chiste que nos sitúa entre Kerbala y Masada.

P. ¿Será posible reconciliar las dos concepciones de Líbano que han emergido en esta crisis?

R. Estamos viviendo juntos a pesar de todo. Cabe esperar que más adelante, dentro de la comunidad chií, gente como Nabih Berri y otros reconozcan eso y se den cuenta de que no podemos imponer nuestros deseos por la fuerza a otras comunidades. Al mismo tiempo, el problema es cómo conciliar los conceptos de libertad, democracia y diversidad de Líbano con un partido que está vinculado a un Estado de ideología totalitaria como Irán.

Walid Yumblatt.
Walid Yumblatt.AFP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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