Miles de pasajeros quedan atrapados en El Prat
El aeropuerto de Barcelona vivió ayer el segundo día de caos coincidiendo con el inicio de las vacaciones de muchos ciudadanos. Por la mañana, el personal de tierra de Iberia puso fin a la huelga salvaje y no anunciada y se reiniciaron los servicios. Sin embargo, las aglomeraciones en las terminales fueron aún mayores a las del viernes, debido a que en las instalaciones confluyeron las personas que tenían previsto viajar ayer, entre 90.000 y 100.000, y los usuarios que el viernes se quedaron atrapados en El Prat sin poder salir. Entre dos y tres millares durmieron en las terminales a la espera de poder coger su avión. El aeropuerto necesitará aún todo el día de hoy para poder recuperar la normalidad, según explicaron fuentes de AENA. Será el tiempo que requerirán las compañías para poder recolocar a los miles de pasajeros que el viernes estuvieron afectados por la huelga imprevista.
Un principio de acuerdo permite reanudar la actividad, que tardará todavía en normalizarse
La ministra de Fomento anuncia acciones legales contra los huelguistas que paralizaron el aeródromo y contra Iberia
El aeropuerto de Barcelona vive el segundo día de cancelaciones de vuelos, aglomeraciones y desinformación
Desplazarse por las terminales A y B se convirtió en un verdadero calvario. Personas que arrastraban pesadas maletas intentaban abrirse paso entre el cúmulo de gente que se encontraba haciendo cola en facturación o realizando cambios de billetes en los mostradores de las compañías.
El aeropuerto tenía programados para ayer 872 vuelos, entre aterrizajes y despegues. A primera hora ya se contabilizaban 42 cancelaciones de aviones que no habían podido llegar a El Prat el día anterior y, por lo tanto, no pudieron realizar la salida prevista. A las 21 horas el aeropuerto registraba un total de 111 vuelos cancelados, de los que 58 eran de Iberia. Para poder absorber la acumulación de pasajeros, el aeropuerto funcionó a máximo rendimiento, utilizando las dos pistas en configuración paralela, que permite a las aeronaves aterrizar y despegar de forma ininterrumpida. La actividad de las compañías, a excepción de Iberia, que mantuvo la huelga hasta las siete de la mañana, se intensificó durante la noche del viernes al sábado, cuando aterrizaron y despegaron la inusual cifra de 112 aviones.
Con el paso de las horas se fue restableciendo la operatividad: al mediodía empezaron a aparecer en los monitores el anuncio de vuelos que aterrizaban a la hora prevista, aunque los de salida sufrían demoras.
Pero el día de ayer fue para la mayoría una odisea. Muchas personas se sobresaltaron al llegar a El Prat y leer en un panel un mensaje que anunciaba que Iberia había cancelado todos sus vuelos hasta el día siguiente. Fue una falsa alarma: la información hacía referencia a la situación del viernes y no había sido retirada. Afortunadamente, el personal de Iberia, a diferencia del viernes, se encontraba en los puestos de facturación, intentando aligerar unas colas que se prolongaban hasta el exterior.
Los usuarios volvieron a quejarse de la falta de información. Frente a las pantallas había corros de personas interesadas en conocer el estado de su vuelo. En muchos casos no lograban aclarar sus dudas, ya que no figuraban las salidas y llegadas más allá de las dos siguientes horas.
Llegar a las instalaciones también resultó difícil. A primera hora hubo colas de más de dos kilómetros en la C-32 porque un grupo de afectados por la cancelación de un vuelo cortó la carretera de acceso al aeropuerto en un momento de máxima afluencia. Por temor a perder su avión, los usuarios tuvieron que bajar de los taxis y andar hasta El Prat.
Durante todo el día planeó la amenaza de los trabajadores del servicio de handling de Iberia de volver a hacer huelga. El director de Iberia, Enrique Donaire, y el director de Recursos Humanos, Sergio Turrión, se reunieron con los representantes de la plantilla durante dos horas. A las 15.50 se llegó a un principio de acuerdo: los empleados abandonaron la intención de convocar nuevas protestas después de que la compañía se comprometiera a mantener a buena parte de la plantilla para servicios de autohandling en los aviones de Iberia y las compañías en las que participa, Air Nostrum y la futura Clickair. En estos dos últimos casos, AENA e Iberia comprobarán si esta opción es legalmente viable. El próximo jueves se reunirán de nuevo con el comité de empresa para confirmar este aspecto e informar sobre las garantías de los trabajadores que se traspasarán a otras compañías de handling.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, anunció ayer en Barcelona que el Gobierno emprenderá acciones legales "contra los trabajadores que han alterado el orden público" y contra Iberia por incumplimiento de su deber, aún más cuando nadie de la compañía apareció en las terminales para informar a los afectados. "Iberia tiene que reconducir la situación y prestar un servicio al que está obligada por contrato", afirmó. Fuentes gubernamentales acusaron a la compañía de no hacer nada por frenar el conflicto. Al contrario, ya le iba bien después de perder la concesión de handling, aseguraron.
Álvarez calificó de "inadmisible" la actuación de la plantilla que ocupó las pistas del aeropuerto el viernes. Los nueve trabajadores detenidos en el desalojo de las plataformas salieron el viernes en libertad con los cargos de resistencia a la autoridad y ocupación ilegal.
La ministra prometió una actuación contundente para "que estos acontecimientos no se vuelvan a repetir". También justificó la tardía acción policial señalando que se actuó "con serenidad" para garantizar la seguridad, ya que en las pistas había numerosos aviones cargados con combustible.
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