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Entrevista:Felipe Calderón | Ganador de las eleciones en México

"Mi Gobierno incluirá una política social a favor de los pobres"

En la sede de campaña del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón ha recuperado cierta tranquilidad después de semanas de máxima tensión. El candidato más votado en las elecciones presidenciales mexicanas del 2 de julio aparenta serenidad, no exenta de desvelo, ante la impugnación de los comicios por parte del candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que ha impedido la proclamación de su rival como presidente electo. Rodeado de algunos de sus más estrechos colaboradores, Calderón, abogado, de 43 años, recibió a EL PAÍS el martes por la tarde para hablar de su estrategia política a la espera del veredicto del Tribunal Electoral.

"Quiero iniciar a tambor batiente mi mandato. Las impugnaciones del PRD no tienen la menor sustancia"
"Tengo un margen de maniobra más amplio que el que en su momento tuvo el presidente Fox"
"Éste no es el México del autoritarismo, es un México democrático que reclama la unidad para sacar adelante el país"

Pregunta. ¿Qué lectura hace del resultado de las elecciones?

Respuesta. Honestamente, muy buena. Ha sido una elección muy competida y también muy democrática. La más democrática de toda la historia de México. Los candidatos hemos hablado sin tapujos, hemos recorrido el país sin ninguna restricción, hemos hecho la publicidad que hemos querido y, finalmente, yo resulté ganador por un margen definitivo. A la luz de muchas elecciones recientes y competidas, en Costa Rica, Alemania, Italia, he ganado por un margen mucho más amplio que los 3.000 votos de Prodi, o los 60.000 de Angela Merkel; en fin, de varios mandatarios. Me siento muy contento con el resultado electoral.

P. ¿Considera que con un resultado electoral tan estrecho quedan en evidencia las carencias del sistema político mexicano?

R. Obviamente hay toda una agenda de reformas políticas que hay que hacer. Pero, bueno, ya habrá tiempo de plantearlo. No quisiera asociarlo al resultado de la elección. Son temas que he planteado de manera insistente, y que lo haré en su momento ante el Congreso. Por ejemplo, la revisión de nuestro sistema de representación, la reelección legislativa, la duración de las campañas, la supervisión de los costos, la difusión de los candidatos; en fin, varios temas que tendrán que ser revisados.

P. ¿Hasta qué punto condiciona la impugnación a las elecciones que ha presentado Andrés Manuel López Obrador el trabajo que usted ha iniciado para preparar la transición?

R. En ningún aspecto. La transición hay que trabajarla y no hay tiempo que perder. Quiero iniciar a tambor batiente mi mandato, con la seguridad de que el tribunal electoral ratificará los resultados. Las impugnaciones que ha presentado el PRD no tienen la menor sustancia.

P. El hecho de que el PAN, su partido, también haya impugnado unas 500 mesas electorales, ¿no cuestiona y pone en duda el sistema electoral mexicano?

R. Habrá que ver. Forma parte, según me han explicado, de la estrategia de los abogados del PAN, para compensar cualquier resultado con los mismos argumentos que presenta el PRD. Forma parte de la estrategia legal de la defensa de nuestro caso.

P. Es decir, es una estrategia de réplica. ¿Habrían llevado a cabo esta acción si el PRD no hubiera impugnado los resultados?

R. Absolutamente no.

P. Sinceramente, ¿con qué partidos cree que podría formar un Gobierno de coalición?

R. Tengo varias alternativas: puedo integrar una mayoría parlamentaria en el Congreso con el PRI y me gustaría hacerlo con el PRD, pero este último no quiere. Incluso podría llegar a un acuerdo con una serie de partidos pequeños, como el Verde, Convergencia, el PT, Nueva Alianza y Alternativa. Sumados pueden tener una fuerza política suficiente para configurar mayorías. Tengo un margen de maniobra más amplio que el que en su momento tuvo el presidente Fox.

P. ¿Su idea es dialogar con todo el mundo?

R. Con todos, sin excepción, incluido el PRD, que por lo pronto no quiere dialogar. En cambio, el PRI ha mostrado mayor madurez democrática.

P.

¿Qué opinión le merece el contraste entre las más de 200.000 personas que se concentraron en el Zócalo para denunciar fraude y el puñado de seguidores que celebraron su triunfo la noche electoral?

R. Es un asunto de responsabilidad. Yo también podría movilizar a miles de personas. Llené el estadio Azteca. Pero me parece que el camino de refrendar una elección no se da en las calles, sino en la ley y en las instituciones. Nosotros no vamos a elevar la tensión política movilizando a nuestra propia gente. Si es una irresponsabilidad desconocer el resultado electoral con movilizaciones, mal haría yo contribuyendo a tensar más el ambiente político.

P. Medios de comunicación de prestigio como The New York Times, The Financial Times y el Internacional Herald Tribune, e incluso el ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, han propuesto el recuento voto a voto para garantizar la gobernabilidad y despejar cualquier sombra de duda, más allá de si es o no estrictamente legal.

R. Creo que estos medios que usted menciona, incluyendo EL PAÍS, por desconocimiento de la ley, están sugiriendo esto. La mejor garantía de la gobernabilidad es cumplir con la ley, independientemente de que las urnas se han abierto en los casos que prevé la ley. Los votos ya se han contado, al igual que en todo el mundo, voto por voto en las mesas electorales. La ley prevé los casos puntuales en los que puede haber un recuento, cuando no corresponden las actas que tienen los partidos en su poder con el acta de la casilla, cuando está alterada la urna... Se abrieron más de 3.000 urnas durante el recuento. Los pocos votos marginales que surgieron de manera diferente fueron a mi favor.

P. Si usted está tan convencido de que no cambiaría el resultado, ¿por qué no aceptar un nuevo recuento si la Justicia Electoral así lo considerara?

R. Por supuesto, yo siempre he respetado los fallos del IFE (Instituto Federal Electoral)...

P. Usted ha reiterado que ya se contaron los votos y que no hay que contarlos de nuevo.

R. Lo que he dicho y repito ahora, que quede bien claro, y pido que lo publique EL PAÍS, es que se respete la ley. No es mi opinión la que ha detenido el recuento de paquetes, es estrictamente la ley. En los casos que se han abierto paquetes se ha hecho, no porque lo diga yo sino porque así lo establece la ley. No depende de mí. Es un asunto de certeza y de legalidad, y la legitimidad de un gobernante proviene de estos dos principios. Déjeme contarle cuál ha sido la historia electoral de México, y eso me tocó a mí vivirlo: una vez que terminaba la votación en la casilla, en el traslado del paquete al cómputo distrital, alteraban el paquete, lo sustituían por otro con todo y acta. Por esa razón, la ley mexicana establece que el acta que vale es la del cómputo de la casilla. ¿Por qué? Porque ahí es donde se cuentan los votos en presencia de los funcionarios de casilla y de los representantes de los partidos. Es el momento de mayor certeza política y jurídica sobre el resultado de la elección. Después de que el paquete se entrega nadie tiene constancia física de la ubicación del mismo. Hay operadores políticos fraudulentos en México que se dedicaron toda su vida a alterar el contenido de los paquetes y sustituirlos antes del cómputo. También pedían que se abrieran, se abrían y salía la votación a favor del PRI. Le voy a dar un nombre: Guadarrama Márquez. Eso hizo para que el PRD perdiera la elección de 1989 en Michoacán, mi Estado. Está consignado en todos los libros y todos los medios que documentaron el fraude electoral en 1989. Ahora es senador por el PRD en Hidalgo. Dígame a mí quién me garantiza que Guadarrama no operó los paquetes de Hidalgo después de la elección. Lo ha hecho toda su vida. Por eso para mí es muy importante que la ley se respete.

P. ¿En alguna mesa electoral no hubo representantes de ninguno de los tres partidos?

R. Los que teníamos más éramos nosotros: 97% más o menos. Ésa es otra: la responsabilidad de tener representantes de los partidos. De hecho, un partido que no tenga representante no tiene por qué poner en duda lo que hayan hecho los funcionarios y los ciudadanos. ¿En qué país y en qué cabeza cabe eso?

P. ¿Intentará hablar con el señor López Obrador?

R. Ya lo hice, lo he buscado varias veces y bueno, ahí queda eso.

P. ¿Qué le parece la idea de discutir sobre la figura del líder de la oposición, que no existe en México?

R. Creo que es de las cosas que hay que revisar. Me parece que es una de las deficiencias de nuestro régimen presidencial. No hay una correspondencia entre el liderazgo político y la fuerza política real poselectoral. Ése es un problema que contrasta terriblemente con lo que se vive en el Congreso en España. En cambio, vea mi caso. Tuve que ser candidato y presidente sin apoyo del presidente del partido ni del presidente de la República. Sí le veo una vulnerabilidad en eso. No hay coincidencia en la interlocución, ni en el Gobierno ni en la oposición.

P. Si el Tribunal Electoral le proclama presidente, ¿se vería obligado a modificar su programa político a causa del resultado tan apretado?

R. Sí, totalmente. Evidentemente, tengo que incluir en mis prioridades las prioridades por las que votaron los ciudadanos. Desde luego la mía, que es la del empleo, en la que me sostendré puntualmente. Pero también tengo que incluir una política social muy responsable, muy decidida, muy audaz, a favor de los pobres, a favor de la superación de la pobreza, porque es gran parte del mensaje de las urnas y de los ciudadanos que votaron por mí. Quiero hacer mías las aspiraciones y los anhelos y las razones de los votantes que sufragaron por otro candidato, y lo voy a hacer. Por eso he dicho que agradezco el voto de los que me apoyaron; y a los que no lo hicieron les pido que me den la oportunidad de ganarme su confianza.

P. O sea, ¿hace suya la consigna de López Obrador "Primero los pobres"?

R. Primero los ciudadanos todos, pero si se trata de una opción preferencial por los pobres o quienes sufren la pobreza, la respuesta es sí. Siempre lo he pensado y lo he hecho; en mi propuesta siempre sostuve como una de mis cinco premisas fundamentales la igualdad de oportunidades. Pero ahora evidentemente lo haré mío con mucho mayor énfasis, por la simple razón de que entiendo el mensaje de las urnas.

P. ¿Le preocupa la campaña de movilizaciones para impugnar el resultado de las elecciones?

R. Generalmente, me preparo para el peor escenario y siempre resulta otro distinto. Pero es mejor estar preparado para el peor. Preveo una movilización constante del PRD y del licenciado López Obrador, porque es su estilo de hacer política. No es alguien que crea en la ley y en las instituciones. Cree en las movilizaciones, para él es la razón de ser de la política. Lo respeto, siempre y cuando lo haga por los cauces legales. Me preparo obviamente para una presidencia que estará permanentemente sujeta al escrutinio y a la movilización que él haga. No es ninguna novedad. Lo conozco desde hace mucho tiempo y no me preocupa.

P. ¿Qué puede hacer para desactivar las protestas?

R. La radicalidad de los movimientos de López Obrador es lo que más rápido le ha hecho perder fortaleza electoral. Le ha pasado ya tres o cuatro veces en su vida, y ojalá ésta sea la excepción. Me interesa tener una oposición fuerte, orgánica y con una visión de país mucho más madura. Éste no es el México del autoritarismo, es un México democrático que, además, reclama la unidad de todos para sacar adelante el país. Estoy preparado para un escenario con movilizaciones constantes. Yo mismo, en tiempos del autoritarismo, movilicé a gente y mucha, llegué a la resistencia civil.

P. ¿Es partidario de pasar de un sistema presidencialista a un sistema parlamentario?

R. No me asusta la idea. Sin embargo, también sé firmemente que no hay imitaciones extralógicas que funcionen. Para poder transformar a México hacia un sistema parlamentario se necesita una cultura parlamentaria, y aquí lo que hemos hecho, por desgracia durante décadas, es vilipendiar terriblemente al Congreso una y otra vez. No hay nada más odiado y repudiado que un legislador, y eso está mal. Por eso tenemos que construir primero una cultura parlamentaria, empezando, por ejemplo, por establecer el principio de la elección consecutiva de legisladores y de alcaldes, que no tenemos por ley. Está permitida la reelección, pero no inmediata. Yo quiero elección consecutiva para fortalecer el Congreso y figuras que le den mayor estabilidad y legitimidad al Parlamento, como puede ser la segunda vuelta legislativa. Posteriormente, valdría la pena plantearse la vigencia de un sistema parlamentario. No conozco ningún sistema presidencial, por lo menos en América Latina, que haya transitado con éxito o por decreto a un sistema parlamentario.

P. Pero en un sistema parlamentario, con la apretada votación del 2 de julio, podría ser presidente usted o el señor López Obrador, según los acuerdos parlamentarios.

R. Sí, aunque hay que ver también el número de legisladores de cada partido. Es decir, en un sistema parlamentario, para todos los actores políticos quedaría claro que quien tiene derecho a formar Gobierno soy yo. En Alemania, Angela Merkel ganó por 6.000 votos. Los socialdemócratas bien pudieron haber formado Gobierno por su cuenta y no lo hicieron. Como no lo hicieron en España con el primer Gobierno de Aznar y con algunos de Felipe González, y como no lo hicieron ahora con el propio Rodríguez Zapatero. En Italia, con Prodi hubo una diferencia pequeñísima que se resolvió a favor de quien sacó el mayor número de votos. En México alguien que gana con una diferencia, no sé, por lo menos cien veces mayor o cincuenta veces mayor de la que ganó Prodi a Berlusconi, pues, obviamente, no faltaría quien cuestionara inmediatamente. Si se pusiera extralógicamente el sistema parlamentario, tendríamos aquí votos de censura para destituir al primer ministro el martes y el jueves, que son los días que sesiona el Congreso.

P. Una vez en el Gobierno, ¿en qué terreno marcaría la mayor diferencia respecto del presidente Vicente Fox?

R. Más que contraste, donde quiero enfatizar más de lo que se ha enfatizado es en materia de legalidad. De certidumbre jurídica, de Estado de derecho y en materia de seguridad también. Entonces hay mucho que hacer. Soy un hombre que cree en la ley, en la legalidad y sé que México avanzará a pasos agigantados en sus capacidades de desarrollo si se afianza en la credibilidad.

Felipe Calderón, en Madrid en octubre de 2004.
Felipe Calderón, en Madrid en octubre de 2004.GORKA LEJARCEGI

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