Argentina pagará un 56% más por el gas que importa de Bolivia
Fuerte respaldo a Morales ante las elecciones para la Asamblea Constituyente del domingo
El presidente boliviano, Evo Morales, recibió ayer todo el respaldo de su homólogo argentino, Néstor Kirchner, durante un acto público conjunto en la localidad bonaerense de Hurlingham, que sella así una nueva alianza política de profundo calado entre ambos países. Poco antes, en la capital argentina, ambos mandatarios habían firmado varios acuerdos, entre los que destaca la subida en un 56% del precio del gas que Bolivia le suministra a Argentina.
El acuerdo supone un importante triunfo político tanto exterior como interior para Morales. Según lo firmado ayer en Buenos Aires, el precio del gas que Bolivia suministra a Argentina (7,7 millones de metros cúbicos diarios) pasará de los 3,5 dólares (2,8 euros) por millón de BTU -la unidad que se usa para comercializar el gas- a 5 dólares en una primera fase, y desde enero de 2007 a 5,5 dólares.
Además, se han ratificado medidas destinadas a mejorar la situación de los emigrantes bolivianos residentes en Argentina, tema polémico tras la muerte el pasado marzo de varios ecuatorianos en el incendio de un taller clandestino en Buenos Aires, donde vivían en condiciones de semiesclavitud.
La visita relámpago de Morales tiene también una interpretación en clave interna en ambos países. Ante las elecciones para la Asamblea Constituyente en Bolivia del próximo domingo -en la que el mandatario boliviano necesita una amplia victoria y conseguir los dos tercios de los escaños para poder avanzar en su "refundación de Bolivia"-, Morales pudo regresar anoche a Cochabamba para el cierre de campaña de su partido, Movimiento Al Socialismo (MAS), con un gran triunfo bajo el brazo, tras obtener una considerable subida en los precios del gas boliviano que vende a su vecino del sur.
El tema de los beneficios económicos generados por los recursos naturales fue el caballo de batalla sobre el que Morales llegó a la presidencia de Bolivia; y de hecho su primera gran medida al asumir la jefatura del Estado fue decretar la nacionalización de los hidrocarburos el pasado 1 de mayo, lo que provocó una gran convulsión internacional: Brasil y Argentina convocaron una reunión urgente con el presidente boliviano y el venezolano Hugo Chávez para estudiar las repercusiones del decreto firmado por Morales.
Con la firma de ayer en Argentina, Morales lanza un mensaje de último minuto al electorado boliviano sobre la eficacia de su gestión internacional, lo que le permite presentarse ante los votantes como un líder que no ha quedado aislado, sino que ha colocado a Bolivia en el mapa regional. De hecho, Bolivia ha sido invitada formalmente a participar en la cumbre de Mercosur, prevista para finales de julio en la ciudad argentina de Córdoba.
Por su parte, Kirchner es consciente de los problemas energéticos estructurales que tiene Argentina, y que en caso de agudizarse pueden suponer un obstáculo muy importante al crecimiento económico e industrial -muy por encima de sus vecinos- y generar un fuerte descontento social que amenace la victoria de su formación política en las presidenciales de 2007. Ello, unido al reconocimiento general de que el precio que se pagaba por el gas boliviano era muy inferior al del mercado internacional, ha llevado al Ejecutivo argentino a moverse con mucha cautela en la negociación y repetir los gestos de apoyo internacionales al mandatario boliviano, entre los que destaca el brindado por Kirchner ante los diputados españoles durante su reciente visita a España.
La subida del gas, considerada inevitable, ha obligado a la Administración argentina a buscar fórmulas para evitar que repercuta en los consumidores, una política que ha caracterizado la gestión de Kirchner y que quiere mantener, al menos hasta las presidenciales de 2007. De hecho, Argentina trasladará parte del aumento acordado con Bolivia a Chile y a Uruguay, países a los que exporta gas. Oficialmente Bolivia no suministra gas a Chile, por el contencioso territorial entre los dos países, pero en la práctica parte del gas que llega a Argentina cruza los Andes hasta Chile.
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