Bachelet se afianza en el poder
A los 100 días de la toma de posesión, la popularidad de la presidenta de Chile aumenta a pesar de la huelga de estudiantes
La presidenta socialista Michelle Bachelet cumple hoy sus primeros 100 días en el cargo con una aprobación de 56% según un sondeo, tres puntos por encima de la votación que la convirtió en la primera mujer en llegar al cargo. Con una administración que no tuvo de la oposición los tradicionales 100 días de gracia, y que sorteó la mayor movilización social enfrentada por la coalición de democristianos y socialistas que gobierna desde el fin de la dictadura en 1990, Bachelet mantiene intacta su empatía y afirma que cumplió sus 36 promesas de campaña para este periodo, pero su gabinete concentra críticas y las élites políticas todavía no se adaptan a su estilo.
El resultado de la encuesta, realizada por el diario La Tercera en vísperas de los 100 días, muestra que el apoyo a Bachelet se erosionó por las protestas de estudiantes que tuvieron en jaque al Gobierno. La aprobación a la presidenta cayó 11 puntos porcentuales en un mes, de 67% en mayo a 56% en junio. Bachelet concita un respaldo muy superior en las mujeres (61%) que en los hombres (51%).
Tres de cada cuatro encuestados opinan que debe hacer cambios en el Gabinete
Pero las encuestas reflejan una evaluación distinta para los ministros que la de Bachelet. Tres de cada cuatro encuestados por La Tercera creen que debe haber cambios en el Gabinete. Al escoger su equipo de gobierno, además de establecer paridad por sexo y respetar la fuerza de cada partido de la coalición, Bachelet hizo un relevo generacional y de figuras que acumulaban desgaste pero también experiencia. Escogió a sus colaboradores en los partidos, pero casi nunca a quienes querían éstos, lo que implicó un cambio en la élite gobernante, que tuvo costos de rodaje.
La inesperada movilización de cientos de miles de estudiantes modificó el escenario de los primeros 100 días y dejó en segundo plano el cumplimiento de las 36 medidas. Aunque la crisis la generaron políticas que vienen del periodo del ex dictador Augusto Pinochet, el Gobierno tardó en responder y lo hizo en forma vacilante hasta que las protestas alcanzaron a su máxima intensidad. Fue entonces cuando Bachelet ordenó la casa. Absorbió buena parte de las demandas, entregó 186 millones de dólares (147 millones de euros) para financiar medidas y formó una comisión donde participan los estudiantes para reformar la enseñanza. La estrategia de acoger las quejas y rectificar el rumbo fue la misma que adoptó frente a las denuncias de mala identificación de víctimas de la dictadura, el primer problema de envergadura que encaró recién asumida en La Moneda.
Las descoordinaciones entre ministros y autoridades han sido frecuentes y públicas. En medio de la crisis estudiantil, Bachelet reprendió públicamente a su gabinete, provocando escozor en el equipo. Entregó a sus colaboradores un decálogo de comportamiento ante la sociedad, según el cual es esencial que actúen en forma coordinada, se anticipen a los problemas, acojan "las demandas justas y legítimas", o "expliquen al país por qué no es posible hacerlo".
En La Moneda piden "no sobredimensionar" los problemas. Bachelet afirmó: "Tenemos un norte, actuamos con coherencia, alcanzamos las metas comprometidas y no nos vamos a detener".
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