El 24% de las muertes en el mundo se debe a problemas del medio ambiente
La OMS alerta de que cuatro millones de niños fallecen cada año por causas evitables
La conservación y mejora del medio ambiente no es sólo beneficiosa para las plantas y animales. La relación entre el entorno y la salud de las personas está cada vez más clara, como demuestra un estudio que presentó ayer la Organización Mundial para la Salud (OMS). Casi una de cada cuatro muertes (el 24%, según las estimaciones del organismo) se debe a factores medioambientales. La proporción es casi la misma, el 23%, si se analizan las personas enfermas.
El trabajo subraya que los factores de riesgo ambiental contribuyeron a producir o a agravar 85 de las 102 principales enfermedades, grupos de enfermedades y traumatismos analizados durante varios años por expertos de todo el mundo.
Estos datos sólo tienen en cuenta aquellos aspectos realmente "modificables", indicó la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira. La idea de estudiar sólo los aspectos sobre los que se puede actuar muestra que existe una amplia posibilidad de mejora, afirma la OMS.
La investigación destaca el efecto del entorno en las diarreas, las infecciones de las vías respiratorias inferiores, las lesiones accidentales y el paludismo. En estos cuatro males, las condiciones ambientales son fundamentales: la diarrea está directamente vinculada con el estado del agua; las infecciones de las vías respiratorias, con el uso de algunos combustibles -como la madera o la bosta [estiércol]- para cocinar y calentar las casas. En la radiación, los contaminantes en los lugares de trabajo y un 44% de los traumatismos pueden ser "accidentes" atribuibles
a factores ambientales. Y el estancamiento de las aguas y su falta de depuración son caldo de cultivo del paludismo.
El informe destaca las diferencias entre unos países y otros. Por ejemplo, aunque el 25% de todas las muertes registradas en las regiones en desarrollo eran atribuibles a causas ambientales, esta proporción baja al 17% en los países ricos. Ello no siempre se corresponde con mejores condiciones medioambientales, sino que influyen factores distintos (la contaminación o el agua) y está estrechamente relacionado con la eficacia de los sistemas sanitarios.
Desigualdades
El reparto entre los factores que más influyen y los que menos se compensa. Hay poca diferencia si se tienen en cuenta sólo las enfermedades de origen infeccioso. "No se observó ninguna diferencia general entre los países desarrollados y los países en desarrollo en cuanto al porcentaje de enfermedades no transmisibles atribuibles al medio ambiente", dice la OMS. Pero "en los países desarrollados hay una mayor carga de enfermedades cardiovasculares y cánceres atribuible a factores ambientales", subraya la OMS.
La desigualdad se reproduce en las principales enfermedades: Por ejemplo, el porcentaje de infecciones en las vías respiratorias atribuidas a condiciones ambientales (excluido el tabaco) es del 20% en los países desarrollados. En los países en desarrollo es más del doble: el 42%.
En el conjunto, África se lleva la peor parte (en muchos de los países del oeste, y el centro y el sur, tienen más de 350 muertes por cada 100.000 habitantes debidas a factores ambientales). En el este y el sur del continente, la tasa está entre 200 y 350, al igual que en los países de la antigua Unión Soviética y el sur de Asia [ver gráfico]. El informe no tiene datos separados de España, aunque la incluye en la zona con menor incidencia.
Los niños menores de 14 años son las mayores víctimas del entorno. Cuatro millones de las muertes (un 36% del total de niños fallecidos al año) se deben a esta causa. Entre las enfermedades infantiles causadas por factores ambientales, la más frecuente es la diarrea (el 29%). Le siguen las infecciones en vías respiratorias -los niños y sus madres son los que están más tiempo en casa, inhalando el humo de las hogueras- y el paludismo. En cambio, las enfermedades psiquiátricas les afectan menos que a los adultos.
"Pese a todo, este informe es también esperanzador. En sus conclusiones se pone de manifiesto que el medio ambiente es una plataforma para la buena salud que todos compartimos. Si actuamos juntos sobre la base de políticas coordinadas sanitarias, medioambientales y de desarrollo, podremos reforzar esa plataforma y abrir nuevas posibilidades para mejorar el bienestar general y la calidad de vida de las personas", afirma Neira.
CONTAMINACIÓN DEL AGUA. Un caldo de cultivo para las enfermedades
El agua es fuente de vida, y en muchos países, fuente de muerte. Su mal estado, su estancamiento o su contaminación está detrás del 92% de los fallecimientos por diarrea -la enfermedad que más muertes infantiles causa en el mundo.
También es un factor determinante para que prolifere el mosquito anofeles, que transmite la malaria. En total, los factores ambientales son determinantes en el 42% de los casos de paludismo. Entre ellos están la mala ordenación de los recursos hídricos y el diseño defectuoso de los sistemas de desagüe de las viviendas. En lo que respecta a este estudio, la utilización de mosquiteros tratados con insecticida no se consideró una medida de gestión del medio ambiente.
La OMS recuerda que una meta fundamental de los Objetivos de Desarrollo del Milenio es reducir a la mitad el porcentaje de personas sin acceso a agua potable y a saneamiento para 2015. La OMS calcula que, en todo el mundo, los beneficios económicos de las inversiones para cumplir esta meta serán aproximadamente ocho veces superiores a los costes.
POLUCIÓN DEL AIRE. Una bocanada de sustancias peligrosas
Si los países ricos se libran, en general, de los efectos nocivos del mal estado del agua, el otro elemento vital, el aire, es la fuente de los mayores de sus problemas. La contaminación industrial, la causada por el tráfico y la debida a las sustancias químicas que se utilizan en la industria tienen un reflejo en el aumento de cánceres de pulmón, boca y laringe. También en una mayor incidencia de cardiopatía isquémica y otras enfermedades vasculares.
Ello no quiere decir que los países menos ricos se libren. El desarrollo acelerado de algunas zonas muy pobladas ha expuesto a poblaciones enteras al humo de fábricas establecidas cerca de grandes ciudades. Y queda el peligro de los humos domésticos: hogueras que se encienden dentro de las viviendas para cocinar y calentarlas.
El tráfico de vehículos es un factor determinante en su triple papel de contaminante, causante de accidentes y de promotor del sedentarismo. Puede considerarse un factor ambiental, ya que está presente en el paisaje diario e inevitable de la vida de muchas personas.
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