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Un transatlántico pasa por Vigo con más de 200 intoxicados por el 'virus del crucero'

Técnicos de Sanidad inspeccionaron el barco, que zarpó hacia Inglaterra 10 horas después

La presencia de 234 pasajeros con síntomas de la enfermedad de Norwalk, conocida como virus del crucero, obligó ayer al buque Sea Princess a permanecer atracado durante 10 horas en el puerto de Vigo con los enfermos en cuarentena. Técnicos sanitarios españoles subieron a bordo para garantizar el aislamiento de los afectados por el virus, que produce trastornos gastrointestinales sin grave peligro para la salud, pero que es muy contagioso. El resto de las más de 2.000 personas que viajaban a bordo, entre pasajeros y tripulantes, pudo bajar ayer a tierra.

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Enemigo a bordo

La presencia del virus se advirtió después de que el Sea Princess, propiedad de una compañía estadounidense, radicada en Miami, zarpara el pasado martes del puerto francés de La Rochelle. Su destino era Lisboa, pero se decidió acortar el trayecto y recalar en Vigo, después de dar la alerta sanitaria a las autoridades españolas.

El buque arribó a la ciudad gallega sobre las 7.00, y a las 17.00 zarpó de nuevo rumbo a Southampton, el puerto inglés donde se había iniciado el crucero, de una semana de duración, por costas europeas. Técnicos de Sanidad Exterior subieron a bordo para garantizar el aislamiento de los enfermos -220 pasajeros y 14 tripulantes- y revisar su estado, que en ningún caso revestía gravedad. También se tomaron medidas para evitar que el barco expulsase residuos.

El Sea Princess, que realiza cruceros por el Atlántico y el Mediterráneo, es ya un clásico del puerto de Vigo, donde atracó en cinco ocasiones en 2005. Está previsto que regrese con otro pasaje el próximo lunes. Los viajeros con libertad para salir del barco disfrutaron de una jornada de sol, compras y turismo, ajenos a la cuarentena de sus compañeros de travesía.

Tras arrastrar los pies en una alfombrilla desinfectante -como la que se hizo famosa en los aeropuertos, para prevenir infecciones, durante la crisis del Síndrome Respiratorio Agudo (SARS)-, los turistas se perdieron por la ciudad o partieron en autobuses hacia Santiago, como es costumbre en los abundantes cruceros que en esta época del año hacen escala en Vigo. Un grupo que recorría en autobús los 80 kilómetros que separan ambas ciudades tuvo que regresar al barco, después de que algunos de los turistas se sintieran indispuestos por el camino.

En el muelle, por las cubiertas del Sea Princess se podía ver a los que prefirieron quedarse a bordo, que paseaban, contemplaban la ciudad desde las barandillas o se bañaban en sus piscinas, nada que diferenciase su escala de las de otros transatlánticos. Mientras, los dos centenares largos de afectados por el brote permanecían aislados en sus habitaciones. "Cosas así no son tan extrañas en un crucero", se resignaba un turista inglés. El pasaje asumió la situación con paciencia, sólo incomodada por el recorte de un día de la travesía: según el plan de viaje, ayer deberían haber visitado Lisboa, pero el virus provocó la cancelación de la escala y el adelanto en un día de la de Vigo.

El buque <i>Sea Princess,</i> ayer, durante su escala forzosa en el puerto de Vigo.
El buque Sea Princess, ayer, durante su escala forzosa en el puerto de Vigo.EFE

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