Un historiador atribuye a Miguel Ángel un Cristo de marfil de Montserrat
El historiador Anscari Manuel Mundó presentó ayer en Barcelona un estudio en el que atribuye al escultor renacentista Miguel Ángel el Cristo de marfil que preside desde 1958 el altar mayor de la basílica de la abadía de Montserrat. Según Mundó, este Cristo -que adquirió en 1920 en Roma el monje Bonaventura Ubach a petición del entonces abad Antoni M. Marcet- habría estado realizado por el gran artista florentino entre 1497 y 1498, un poco antes de realizar su famosa Pietà del Vaticano, cuyo Jesús yacente considera que tiene características estilísticas muy similares al Cristo de Montserrat.
"Baso mi atribución, que considero casi segura, en el estudio estilístico de la figura, que he comparado con otras obras del artista", indicó ayer Mundó. Tras una minuciosa comparación anatómica de las dos figuras, por ejemplo, el historiador considera que "tanto la Pietà del Vaticano como el Cristo de Montserrat tienen el mismo modelo, un joven de unos 25 o 30 años, lo que me permite situar cronológicamente el Cristo", indica Mundó, que fue monje de Montserrat entre 1939 y 1967, es doctor en historia de la Iglesia y licenciado en Arqueología, además de catedrático de Paleografía de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Mundó reconoce que no hay ningún documento que pueda certificar que Miguel Ángel realizó un Cristo de marfil, aunque da cuenta de la existencia de otros dos cristos con este material supuestamente atribuidos al maestro. En su detallado estudio, considera que el precedente de que en 2004 el especialista Giancarlo Gentilini atribuyera al artista florentino, también sin documentos y basándose sólo en un análisis formal, un Cristo de madera que actualmente se encuentra en el Museo Horne de Florencia, le permite reclamar la misma atención hacia su hipótesis. Mundó espera ahora la respuesta de los especialistas italianos y por eso el libro -que significativamente ha titulado con un interrogante: Un Santcrist d'ivori de Miquel Àngel Buonarroti?- y que edita Publicaciones de la Abadía de Montserrat, está escrito en catalán e italiano y profusamente ilustrado. "No me rendiré fácilmente, tendrán que refutarme punto por punto las más de sesenta comparaciones que realizo", dice Mundó, realmente convencido de que hay un miguelangel en Montserrat.
Babelia
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