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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El novelista discute con el filósofo

Juan Cruz

Al novelista Mario Vargas Llosa le gusta tanto leer a Ortega, el filósofo, que a veces tiene la impresión de estar en un cuarto, dialogando con él. Y discutiendo. No lo tenía delante anoche en la Residencia de Estudiantes, José Ortega y Gasset murió hace 50 años, pero habló y discutió con él como si estuviera vivo. Le agradeció que fuera un adelantado de la idea de Europa, y que hubiera utilizado su vocación radical para hacer más vivo el liberalismo; pero discutió con él acerca de una variante del liberalismo, la económica, en la que Vargas cree que el autor La rebelión de las masas se equivocó. Ortega creía que en el ámbito económico el Estado debería tener una intervención, y ahí el filósofo erró. En muchas otras cosas fue "un osado" creador de utopías, como en la que le hizo vislumbrar una Europa unida; su radicalismo le llevó a abrazar posiciones laicas, democráticas, refractarias a todo nacionalismo y a todo totalitarismo.

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Habló Vargas, cómo no, del desgarro que fue para Ortega la Guerra Civil, y la contingencia desgraciada que hizo que exclamara, ante la República que contribuyó a traer, "no es esto, no es esto". Pero lanzó mandobles contra los que han tratado de identificar a Ortega con un colaboracionista del régimen de Franco; es verdad que en ningún momento condenó el golpe de Estado, porque vislumbró que los contendientes no defendían la idea de la República, sino que dirimían conflictos entre totalitarismos, el fascista y el comunista; ni aceptó prebendas del régimen, ni lo alentó durante el exilio interior al que se sometió desde 1945 hasta su muerte. La Iglesia y el Estado se juntaron para denostarle: aquella hizo rogativas para que se hiciera católico, y en el último acto político contra Ortega el ministro de Información Gabriel Arias Salgado obligó a la prensa a decir lo mínimo en elogio del filósofo cuando éste muriera; había que recordar "sus errores políticos y religiosos" y en ningún caso se le podía llamar "maestro".

La de Vargas Llosa es la primera de un ciclo de conferencias sobre el maestro de filósofos ("si hubiera sido inglés, le hubieran tratado como a Russell, y si hubiera sido francés le hubieran leído como a Sartre..."). Antecedieron al novelista los organizadores del acontecimiento: José García Velasco, presidente de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales; Alicia Gómez-Moreno, directora de la Residencia de Estudiantes, y Antonio Garrigues-Walker, presidente de la Fundación Ortega y Gasset. La sala estaba abarrotada.

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