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El futuro de Europa

El portazo de la UE a Serbia da alas a los partidarios de la secesión de Montenegro

Más del 55% de los montenegrinos votará 'sí' en el referéndum del domingo, según los sondeos

La crisis política que vive Serbia, incapaz de arrestar al criminal de guerra Ratko Mladic, está dando a los nacionalistas montenegrinos el empujón que soñaban en el referéndum de independencia de este domingo. Sus opciones han crecido en paralelo al deterioro de Belgrado, donde el Gobierno se tambalea, los radicales encabezan las encuestas, y la UE ha dado portazo al diálogo hasta que se entregue a Mladic. Los sondeos colocan el voto independentista por encima del 55% que la comunidad internacional exige para cerrar el último capítulo de la desintegración de lo que un día se llamó Yugoslavia.

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Aquella Yugoslavia estaba formada por seis repúblicas hasta que el fervor nacionalista de Slobodan Milosevic desencadenó a principios de los años noventa el brutal estallido que precipitó la independencia de cuatro de ellas y la muerte de más de 200.000 personas. Una década después, sólo Serbia (8,5 millones de habitantes) y Montenegro (670.000) siguen unidas (desde 2003 bajo el nombre de Serbia y Montenegro) y todo parece indicar que sus días están contados. Para Serbia, el proceso menguante aún no ha concluido: antes de final de año debe aclararse el estatuto final de Kosovo, la provincia formalmente serbia de mayoría albanesa que hoy administra la comunidad internacional y que aspira a la independencia.

La decisión de la UE del 3 de mayo, de cerrar las puertas a Serbia tras concluir el último plazo de entrega del general Ratko Mladic, responsable del asesinato de 8.000 personas en Srebrenica en 1995, parece haber tenido una gran influencia. "Afecta a los votantes dudosos, que son clave: hace cuajar la idea de que Montenegro puede caminar más rápido hacia la UE si no va de la mano de Serbia", explica Dejan Anastasijevic, analista del semanario Vreme.

Las cifras son elocuentes: en septiembre, los partidarios de la independencia sumaban el 41%. Las últimas encuestas los sitúan por encima del 55% y los líderes independentistas alardean del 60%. La mayoría de altos cargos del Gobierno serbio admiten en privado que la opción federalista tiene muy pocas posibilidades de vencer.

En la vida cotidiana serbia se van suturando las heridas del pasado: los supermercados eslovenos Mercator triunfan en la capital (el prólogo de la guerra yugoslava fue un boicot comercial contra Eslovenia), lo mismo que las chocolatinas croatas Krash. Pero el fracaso en capturar a Mladic ha dejado al desnudo una realidad menos optimista. Miroljub Labus, una de las caras más europeístas del Ejecutivo, ha abandonado el Gabinete en protesta, y el ala más nacionalista del Gobierno pide gestos de firmeza: Obren Joksimovic, dirigente del Partido Democrático de Serbia del primer ministro, Vojislav Kostunica, aboga por la coalición con el Partido Radical, cuyo líder, Vojislav Seselj, está encarcelado en La Haya. Las encuestas apuntan a un terremoto: los partidos de centro-derecha moderada que forman la coalición del Gobierno serbio se hunden. A río revuelto, pescan los radicales, que van en cabeza con casi el 40%.

"Evidentemente, nuestra crisis es la mejor arma para los independentistas. En Montenegro señalan a Belgrado y dicen: 'No podemos más; hay que soltar lastre", explica con rostro agotado Goran Paunovic tras haber sido expulsado de su partido, G17 Plus, por defender la salida del Gobierno. "Si hubiéramos arrestado a Mladic, todo sería distinto", añade.

¿Por qué un nacionalista como Kostunica se arriesga a perder Montenegro antes que entregar a un criminal? "El primer ministro hace lo que puede, pero lamentablemente aún perviven algunas de las estructuras del régimen terrorista de Milosevic [que protegen a Mladic]", dice en su despacho el ministro de Exteriores de Serbia y Montenegro, Vuk Draskovic, que el domingo puede quedarse sin cargo. "No hemos logrado arrestar a Mladic y ahora es Mladic quien tiene arrestado a Serbia", agrega.

Los más fieles de Kostunica niegan que existan áreas fuera del control del primer ministro y piden más tiempo. "Si 50.000 soldados, algunos de países tan poderosos como EE UU y Reino Unido, han buscado a Radovan Karadzic en Bosnia y tampoco lo han encontrado; no entiendo por qué no se comprenden los problemas de Serbia", sostiene Dusan Prorokovic, vicepresidente del grupo parlamentario del partido de Kostunica.

Aunque a la baja, Mladic conserva ciertos apoyos sociales, del 15% según los sondeos. Y la continuidad de un Gobierno como el de Kostunica depende más que nunca del apoyo externo de los 22 diputados del Partido Socialista que un día dirigió Slobodan Milosevic.

Carteles a favor del <i>sí</i>, en serbio y albanés, en el sur de Montenegro.
Carteles a favor del , en serbio y albanés, en el sur de Montenegro.REUTERS

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