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Revisión del sistema educativo

Andalucía examina y compara por primera vez su sistema educativo en el Informe Pisa

Algunos directores de centros debaten si se debe orientar a los alumnos para la prueba

2006 es año de exámenes para los sistemas educativos. Es el año del Informe Pisa, que cada tres, visita las aulas de centros escolares de países miembros de la OCDE (58 en total) para evaluar de forma comparada sus distintos sistemas de enseñanza. Andalucía, por primera vez, se presentará con una muestra segregada de la española al estudio, como lo hicieron en 2003 Castilla León, Cataluña y País Vasco. Es decir, aportará más estudiantes para que la Consejería que dirige Cándida Martínez tenga una visión independiente y objetiva sobre la educación de sus centros.

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Alrededor de 1.820 alumnos andaluces de 15 años pasarán un par de horas ante el dossier de cuestiones que Pisa les planteará sobre matemáticas, ciencias y comprensión lectora, en un día todavía por determinar de abril o mayo. Los estudiantes, de 52 centros públicos y privados de las ocho provincias (12 de Sevilla, cinco de Córdoba, cinco de Granada, tres de Jaén, cinco de Almería, ocho de Málaga, nueve de Cádiz y cinco de Huelva) serán seleccionados de la misma manera que los han sido sus institutos: aleatoriamente.

Las pruebas a las que se enfrentarán difieren de a las que están acostumbrados, más centradas en medir conocimientos puros y duros. "Aquí se trata de ver qué preparación tienen para la vida. Cuáles son los puntos fuertes y débiles de cada sistema educativo, de forma comparada, lo que supone una herramienta muy fuerte para poder mejorar en el futuro", recuerda Antonio Benítez, jefe del Servicio de Evaluación de la Consejería de Educación. Pisa plantea ejercicios basados en la comprensión lectora de textos, de temática y extensión diversa (nunca más de un folio), y se plantean preguntas.

Para evitar la sorpresa de alumnos y docentes, la Junta organizó dos reuniones con los directores de los centros seleccionados para el informe, una en Córdoba (11 y 12 de enero) y otra en Granada (17 y 18 de enero). Su propósito era informarles sobre qué es Pisa y el papel que ellos debían jugar. También se invitó a los docentes a "informar" previamente a los alumnos sobre las características de la prueba.

Esta petición generó un vivo debate en ambos encuentros. El eje de la discusión giraba en torno a un documento entregado por la Junta con el siguiente encabezamiento: "Pautas de actuación a desarrollar por los centros educativos". En su punto tres podía leerse que en las reuniones de trabajo de los equipos directivos de los principales departamentos involucrados (Ciencias, Lengua, Matemáticas y Orientación), se debería abordar, entre otras cuestiones, lo siguiente: "Una programación de actividades que faciliten el conocimiento y habilidades necesarias para realizar este tipo de pruebas".

Ese debate, unido a que se les hiciese entrega a los directores de pruebas Pisa de años anteriores, hizo que algunos profesores se preguntaran "si se les estaba pidiendo que se entrenase a los chavales", como recuerdan directores consultados, presentes en ambas reuniones. "De ninguna manera se hablaba de entrenamiento", señala rotundo Antonio Benítez, "sólo que se diese orientación e información. Lo otro sería convertir el instrumento de medición en un objetivo por sí mismo". Benítez también aclara que ese epígrafe, como todo el documento, podía ser alterado, ya que era un borrador. En efecto, poco después de los encuentros, los mismos docentes recibieron un documento en el que el famoso punto tres había sido modificado. Así, los departamentos implicados adoptarían ahora "una serie de medidas para que el desarrollo de la prueba se realice con rigor, seriedad y motivación, y al mismo tiempo refleje la realidad objetiva del centro". Este cambio conformó a los directores consultados, y tras la reuniones, la encuesta de las jornadas reflejó una valoración del 80% por su parte, indica Antonio Benítez.

Pero el hecho de facilitar documentación Pisa ya liberada a los docentes -una práctica legal que también se realiza en Cataluña y País Vasco- y que éstos puedan aplicarlo con sus alumnos, ha hecho temer a algunos docentes la posibilidad de que los resultados no refleje fielmente la realidad. Expertos en estadística consultados por este periódico también creen que cualquier intromisión en un estudio de estas características puede "enmascarar el modelo estadístico". Los mismos expertos señalan que lo mejor es no informar demasiado a los sujetos que van a ser estudiados.

Antonio Benítez confía en que no se dé esta desvirtuación, en parte porque "los profesores saben que no se les está evaluando a ellos, ni a los alumnos, ni a los centros, ni al curriculum". Y en todo caso, no cree que, porque un profesor explique cómo es Pisa con pruebas anteriores, se desvirtúe la realidad de algo tan complejo como un sistema educativo.

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