Kirchner pide a la justicia que anule los indultos a los militares
Argentina recuerda con actos multitudinarios los 30 años del golpe
En una solemne ceremonia con motivo del 30º aniversario del golpe militar en Argentina, el presidente, Néstor Kirchner, se mostró partidario de que la justicia anule los indultos a los máximos jefes de la junta militar que gobernó el país entre 1976 y 1983. El mandatario centró sus ataques contra los sectores de la sociedad civil que apoyaron el golpe, y subrayó que no piensa anular con un decreto el perdón firmado por el entonces presidente Carlos Menem en 1989 y 1990, sino que debe ser la justicia la que se pronuncie sobre ello.
Con el colegio militar como escenario y rodeado por todo su Gobierno, los gobernadores del país, los jefes militares y representantes de asociaciones como las Madres de Plaza de Mayo, Kirchner -cuya intervención había generado gran expectación- despejó las dudas y subrayó que no piensa saltarse la legalidad para derogar el perdón a los jerarcas de la dictadura.
"No se pueden buscar atajos y un decreto no puede derogar a otro", destacó el presidente, quien acto seguido no ocultó su deseo de que "la justicia determine la inconstitucionalidad de los indultos. No podemos dejar que los verdugos se mezclen con los inocentes".
Sin embargo, no fueron los militares el centro de las críticas presidenciales. A Videla lo calificó como "innombrable que no merece ser llamado general" y en varias ocasiones llamó "hermanos militares" a los uniformados presentes. Kirchner se centró en los sectores civiles que apoyaron el golpe entre los que citó a facciones de la Iglesia, los medios de comunicación y el poder económico. "Cuando se abren las puertas de los cuarteles es porque antes otros las han golpeado y no todos han reconocido su responsabilidad en los hechos", subrayó.
"Terribles consecuencias"
Ahondando en el argumento, Kirchner denunció que la política instalada por el ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de la Hoz, se había prolongado hasta finales de los noventa, es decir, incluyendo la etapa de Carlos Menem. "Todavía afrontamos las terribles consecuencias y los verdaderos dueños de ese modelo todavía no han pagado castigo alguno".
A primera hora de la tarde, y tras las palabras de Kirchner señalándole como "terrorista económico", varios miles de personas pertenecientes a movimientos piqueteros se congregaron ante el domicilio del ex ministro de Economía, José Alfredo Martínez de la Hoz, en una práctica conocida en Argentina como escrache. Cientos de manifestantes en primera línea iban encapuchados y portando largas barras de metal.
Dos meses después del golpe, Martínez de la Hoz congeló los salarios y eliminó los aranceles y subsidios a la producción. En Argentina es considerado el generador de los graves problemas económicos -endeudamiento masivo, hiperinflación y finalmente colapso- que sufrió el país durante las siguientes décadas. "Estos delincuentes no pueden seguir libres", proclamó a través de un megáfono uno de los líderes de la marcha, entre los que se encontraba un ex jefe guerrillero montonero. Tras entonar el himno nacional y quemar un muñeco, los manifestantes arremetieron contra las vallas que protegían la vivienda de Martínez de la Hoz, lo que provocó varias cargas de la policía.
Los actos de conmemoración del golpe habían comenzado en la noche del jueves (madrugada de ayer en España) en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada. En torno al obelisco, el mismo lugar en que las madres de los desaparecidos desafiaban al Gobierno militar todas las semanas reclamando noticias de sus familiares, unas 20.000 personas se congregaron en una vigilia que se prolongó hasta las tres de la madrugada, hora a la que comenzó el golpe, bajo el lema 30 años venciendo a la muerte.
La Escuela Mecánica de la Armada, el lugar más representativo de las torturas del régimen militar, fue también el escenario de un acto encabezado por el ex presidente Raúl Alfonsín. Por la tarde miles de personas marcharon desde el Congreso hasta Plaza de Mayo.
22.000 desaparecidos
Uno de los puntos más debatidos sobre la dictadura militar es el número de desaparecidos. Algunas fuentes como las Madres de Plaza de Mayo o ayer el mismo presidente, Néstor Kirchner, calculan que son unas 30.000 personas. Pero dado que hasta ahora no ha sido posible para la justicia acceder a los archivos del Ejército, las únicas cifras documentadas son las de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP), que sitúa el número en 9.000 víctimas.
Pero unos documentos desclasificados de la Universidad de Georgetown (Washington) revelan cómo los propios militares y agentes de inteligencia argentinos hablan de 22.000 desaparecidos hasta 1978. Los archivos, a los que tuvo acceso el diario La Nación, pertenecen a un enlace del Ejército chileno destacado por Pinochet en Buenos Aires para coordinar secuestros de opositores, dentro de la Operación Cóndor.
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