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ETA coloca a Zapatero en el primer plano de la cumbre

La cumbre de primavera de la UE ha aportado una novedad al currículo de José Luís Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, y es que ha marcado un salto cualitativo en el nivel de atención que le han prestado sus pares. Puede decirse que, casi por primera vez, a Zapatero se le ha visto cómodo en un evento que, en otras ocasiones, pese a su declarado europeísmo, quizá por razones en buena medida lingüísticas, parecía resultarle tan gravoso. La clave del cambio resulta indisociable del alto el fuego declarado por ETA y del interés internacional que ha suscitado.

El futuro de la paz y la nueva situación creada en la lucha antiterrorista fue, de hecho, el tema central de las entrevistas bilaterales que el presidente mantuvo ayer.

Incluso en el caso de la canciller alemana, Angela Merkel, con la que Zapatero conversó durante 20 minutos, antes de que comenzara la reunión de los líderes, la charla versó esencialmente sobre la tregua, a pesar de que Madrid y Berlín están teóricamente enfrentados en este momento por la OPA de E.ON sobre Endesa. Las dos partes dieron la misma versión del encuentro: que habían hablado sobre todo del comunicado de ETA.

Zapatero aseguró, no obstante, que Merkel no le había hecho ningún reproche por la intervención del Gobierno en el problema de las eléctricas, que el tono de la entrevista había sido "positivo, constructivo, de cooperación" y que está convencido de que la relación con la RFA va a ser tan "fluida, positiva y constructiva como ha sido siempre", también, porque "entre la CDU [el partido democristiano de Merkel] y el PSOE hay lazos históricos muy fuertes".

Los dos líderes confirmaron que se verán para cenar en Berlín a finales de abril, con una cita que se venía gestando desde hace algunas semanas, en vista de que la cumbre bilateral de rigor se retrasa hasta finales de año.

El proceso de paz derivado del comunicado de ETA fue también el tema dominante en los contactos que Zapatero ha mantenido con el primer ministro británico, Tony Blair, con el irlandés, Bertie Ahern, o con el presidente francés, Jacques Chirac, el primero que le abordó para pedirle información e introducir el tema al comienzo de la cumbre, provocando la mayor expresión de apoyo que Zapatero pensó jamás recibir en Bruselas.

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