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Reportaje:

Petróleo contra el Baikal

El oleoducto que pasará por el lago ruso hasta el Pacífico amenaza una de las mayores reservas de agua dulce del planeta

Los ecologistas ven un "peligro mortal" acechando al Baikal. El proyecto para construir un oleoducto que llevará el petróleo ruso a los mercados asiáticos -sobre todo China y Japón- ha sido aprobado esta semana por el Servicio Federal para la Inspección Ambiental, Tecnológica y Atómica. El lago, Patrimonio de la Humanidad, es una de las mayores reservas de agua dulce del planeta (más del 20% del total) y santuario natural con una fauna única.

Los defensores del medio ambiente denuncian la forma escandalosa de aprobar el proyecto. El primer informe de los expertos, de enero pasado, fue negativo. Konstantín Pulikovski, que encabeza ese organismo federal de control ambiental, cambió entonces la composición de la comisión, con nuevos científicos y más tiempo para elaborar su dictamen. Fue positivo.

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El problema, según los ecologistas, es que el lago -y el futuro oleoducto- está en una zona con frecuentes temblores de tierra. Cada 30 años hay un terremoto de grado 12 y son habituales los de grado 8, según los especialistas. El oleoducto, que en algunos sectores pasa a unos 700 metros del lago, podría romperse con un seísmo. Una catástrofe ecológica.

En contra del proyecto, algunos miembros de la comisión acusan a Pulikovski y a Semión Vainshtok -jefe de Transneft, compañía estatal con el monopolio de los oleoductos en Rusia- de obligar a sus colegas a modificar sus conclusiones y anular el primer rechazo. La comisión fue diluida con 34 nuevos especialistas, muchos seleccionados por los autores del proyecto, la presión sobre otros y la expulsión de los más recalcitrantes, según denuncia Guennadi Chegásov, ex jefe del departamento estatal de control ecológico. Como ejemplo de la gran presión que se ejerció sobre los expertos, Chegásov cita el caso del rector de la Universidad de Ingeniería Ecológica, Mijaíl Guenerálov, que en enero pasado se mostró categóricamente en contra del proyecto, pero que ahora en marzo lo aprobó. Denuncias similares ha hecho Irina Maxímova, secretaria científica del Consejo sobre el Lago Baikal de la Academia de Ciencias. Casi toda la comunidad científica rusa está en contra de los planes de Transneft, y los ecologistas recurrirán a los tribunales para tratar de bloquear la construcción del oleoducto por la ruta diseñada por Transneft.

En cuanto Pulikovski firmó el documento que le daba luz verde, una serie de organizaciones de defensa ambiental y habitantes de la región de Jabárovsk interpusieron una demanda judicial ante el Tribunal Supremo para obligar al Gobierno a anular la disposición N11737 sobre la construcción. Pero las perspectivas de un triunfo de los opositores del proyecto en los tribunales rusos eran escasísimas, ya que el oleoducto Siberia oriental-océano Pacífico tiene el apoyo total del presidente Vladímir Putin y pocos jueces se atreven a ir contra los designios del Kremlin. El alto tribunal sólo necesitó dos días para pronunciarse a favor del Gobierno y rechazar la petición ecologista.

Ahora, los defensores del medio ambiente buscan influir en los potenciales inversores para obstaculizar la realización del proyecto. "Nadie dice que no hay que tender el oleoducto, sino hacerlo por otra ruta. La única salvación para el Baikal es que el crudo corra más alejado del lago, evitando la zona sísmica", señala Chegásov. Stanislav Tronin, otro científico de la comisión, opina: "No se puede construir en la zona hidrogeográfica del Baikal". "El lago está protegido por una convención internacional y pertenece a la humanidad. Rusia no tiene derecho a arriesgar el destino del Baikal", señala el científico Andréi Poliakov, también de la comisión.

Serguéi Grigóriev, vicepresidente de Transneft, defiende el proyecto. "La vía férrea, por donde circulan vagones cisterna con petróleo, pasa por la orilla del lago. ¿Quién garantiza la seguridad ecológica? Nosotros proponemos una triple protección", explica. En los aproximadamente 60 kilómetros en los que pasará cerca del Baikal habrá compuertas bloqueadoras cada cinco o seis kilómetros, una frecuencia seis veces mayor a la dictada por las normas vigentes, según Grigóriev.

El oleoducto Siberia oriental-océano Pacífico tendrá, según el proyecto de Transneft, una capacidad de 80 toneladas de petróleo al año y costará cerca 10.000 millones de euros. Transneft negocia con bancos europeos y asiáticos la financiación del oleoducto. A pesar de los esfuerzos de las secciones locales de organizaciones ecologistas de Greenpeace y WWF por desanimar a los inversores, los analistas consideran que habrá una dura competencia entre los bancos europeos y asiáticos para financiar el polémico oleoducto.

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