La protesta indígena contra el libre comercio pone en jaque al Gobierno de Ecuador
El presidente Palacio pide calma mientras los manifestantes bloquean las carreteras
La protesta de los indígenas en Ecuador ha puesto en jaque al Gobierno del presidente, Alfredo Palacio. Las manifestaciones se han radicalizado con vistas a la ronda de negociaciones que Quito y Washington mantendrán el martes 23 para sellar un Tratado de Libre Comercio. Los bloqueos de carreteras se han extendido a 11 de las 22 provincias del país y en muchos puntos ha habido enfrentamientos con la policía. Los indígenas, que también exigen la salida del país de la petrolera estadounidense Oxy, aseguran que la protesta se intensificará.
El recrudecimiento de la revuelta indígena ha desbordado a las autoridades y amenaza seriamente la estabilidad del Gobierno del presidente Palacio, quien ya ha aparecido en televisión para pedir calma y para solicitar a sus compatriotas que "protejan la democracia". El presidente denunció que, detrás del levantamiento, existe una conspiración para desestabilizar el país. Algunos analistas creen que la protesta servirá para que algunos políticos muestren sus cartas con vistas a las presidenciales previstas para octubre.
"Es un intento criminal para derribar las instituciones fundamentales de la democracia", afirmó durante su discurso, emitido horas después de que el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, ordenara el despliegue de las fuerzas del orden (policía y Ejército) para intentar frenar las manifestaciones y desbloquear las carreteras. "La firma del TLC [Tratado de Libre Comercio] no puede ser motivo para desestabilizar el país", sostuvo Palacio.
El presidente defendió la negociación del tratado y recordó que el Gobierno del depuesto Lucio Gutiérrez había puesto en marcha la negociación de forma autoritaria, desoyendo críticas y consejos. Palacio era el vicepresidente de Gutiérrez y lo sustituyó en el cargo tras la rebelión popular de abril de 2005. "Entonces muchos guardaron silencio mientras que yo fui uno de los pocos que alzó la voz de protesta", dijo. En este sentido, comentó que en la negociación bajo su mandato se ha "actuado con dignidad y en defensa de los intereses nacionales". Aseguró que nunca se ha puesto en juego la seguridad alimentaria de Ecuador y que se había defendido la propiedad de los recursos naturales.
Palacio se refería a la otra gran exigencia de los movimientos indígenas: la salida del país de la petrolera estadounidense Oxy (Occidental Petroleum), que debe negociar la renovación de su contrato de explotación en la zona amazónica ecuatoriana. "Las exigencias contra el tratado y Oxy son consignas políticas y no existe ninguna explicación para las manifestaciones", enfatizó Palacio en su discurso, al tiempo que aclaró que su Gobierno aún no ha culminado las negociaciones, cuya ronda clave está prevista para el 23 de marzo en Washington.
El Ejecutivo quiso acercar posiciones con los indígenas el pasado miércoles, tras la dimisión del ministro del Interior, Alfredo Castillo, un ex comunista que alegó desacuerdos con la gestión oficial de la crisis, pero el intento no prosperó. El presidente del Congreso, Wilfrido Lucero, enfatizó ayer que la situación es "crítica y que está conduciendo a la anarquía". "Los indígenas tienen una posición intransigente. No quieren dialogar con el Ejecutivo y esta situación nos está llevando a un callejón sin salida", añadió.
Luis Macas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), aseguró que ellos no están cerrados al diálogo y agregó que "éste es un Gobierno inoperante e incapaz y lo mejor que podría hacer es irse a su casa y abandonar el poder". Además, ratificó que la protesta indígena se mantendrá porque "con el TLC está en juego la vida de ocho millones de campesinos pobres del país". La Conaie y otros sectores sociales, que han tomado la principal catedral de Quito, han recibido el apoyo de centenares de estudiantes que continúan protagonizando disturbios en la capital.
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