Tango bajo las estrellas

De Rodolfo Valentino a la pareja Brad Pitt-Angelina Jolie, bailar tango rezuma sensualidad. Pero no sólo las estrellas milonguean. Hasta el 5 de marzo, el VIII Festival Buenos Aires Tango promete conciertos, exposiciones, orquestas típicas y clases gratuitas para quienes, nacionales o extranjeros, se atrevan a poner el cuerpo. Sacar el ritmo a la calle es el eje de la propuesta y si bien la lluvia aguó la apertura el viernes pasado, en la Secretaría de Cultura de la ciudad, organizadora del festival, confían empatar las 120.000 almas que participaron en 2005. Se calcula que reunirán hasta 20.000 personas en una sola noche: la Gran Milonga a cielo abierto de pasado mañana.

El festival es ocasión para que iniciados y novatos compartan entusiasmo. Juan Lencinas tiene 70 años y baila desde hace medio siglo. Para él, el encanto de esta música se resuelve en dos palabras: pasión y respeto. "El tango dice todo en el abrazo", aventura este comerciante, para quien el cabeceo (ademán que hace el varón para invitar a bailar) garantiza "que la dama elija y rechace a la distancia, sin necesidad de cruzar palabra".

Pero no todo es tradición. "Hoy encontrás milongas (locales donde se baila el tango popular) para todos. Sitios con gente de 20 a 70 años, o lugares gay, o Villa Malcom, donde nadie sobrepasa los 40, donde la mujer lleva al varón, invirtiendo los roles", cuenta Daniel Selen (de 29 años). Productor de cine y carne de música electrónica, descubrió el tango y hoy lo baila "como un peregrino": una milonga distinta para cada noche. En una de ellas, El beso, conoció a su chica, Leonora Zamudio (de 37). ¿Qué es lo que embruja del tango? "La elegancia", contesta ella sin dudar. Y agrega: "El contacto físico. Cuando uno presta atención a las letras, sorprende su tristeza. Sólo cuando se baila se descubre una profunda armonía, se siente su magia".

Lo nuevo también circula en las letras. Abone y luego proteste, del guitarrista Carlos Libedinsky, dice así: "Disculpe que la moleste, quiero hacerle una consulta, / señorita operadora (...) / Imagínese soy solo, hablo poco, no le miento, / no recuerdo haber llamado a Tailandia o a Hong Kong, / mucho menos veinte horas de Interné...".

El tango hoy no es sólo penumbra y cheek to cheek: "Hay un aspecto interesante y aún poco relevado, el de la búsqueda compositiva", apunta Sergio A. Pujol, autor de Historia del baile, de la milonga a la disco (Emecé). "No es casual que el festival incluya una sección para el estreno de obras. En ella participan, entre otros, Ramiro Gallo, Sonia Possetti y Diego Schissi", músicos menores de 40 años, que provienen del jazz o de la música clásica. "Son devotos de Osvaldo Pugliese y Horacio Salgán, así como en los setenta todo músico joven con ansias de renovación se identificaba con Astor Piazzolla".