Otros miembros de la Casa Real enviaron células madre al Reino Unido
Los Príncipes de Asturias no han sido los primeros miembros de la Casa Real en conservar congeladas las células madre umbilicales de su hija, la infanta Leonor. Años antes, Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina lo hicieron con el cordón umbilical de su tercer hijo, Miguel, y de su cuarto recién nacido, Irene, según al menos tres fuentes.
El matrimonio utilizó a la empresa británica Smart Cells para enviar los cordones de ambos niños al banco privado de cordones que la compañía tiene en Plymouth, al sur de Inglaterra. Smart Cells tiene oficina en Barcelona y colabora asiduamente con la clínica privada Teknon, donde la infanta Cristina ha dado a luz a sus cuatro hijos.
El método que siguió la familia para enviar a Plymouth las células madre de dos de sus hijos es prácticamente el mismo que usaron los Príncipes de Asturias, siempre según las citadas fuentes. En el momento del parto, un ginecólogo de la clínica Teknon cortó el cordón umbilical, extrajo una cantidad de sangre del interior y lo introdujo en una bolsa especial provista por la empresa que, una vez, etiquetada y precintada se envió a Plymouth por vía aérea a través de una compañía especializada en el transporte de este tipo de mercancías. Nada más llegar, los técnicos del banco privado recogieron el paquete, extrajeron las células madre de la sangre y las congelaron en nitrógeno líquido.
Con este sistema pueden mantenerse al menos 15 años, en espera de que el niño desarrolle hipotéticamente una enfermedad que pueda curarse con el uso de este material biológico (algo que todavía no se ha realizado en la práctica).
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