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Reportaje:

Tejero entra en el examen

El golpe de Estado del 23-F se estudia en un corto capítulo de Historia en 2º de bachillerato

Carmen Morán Breña

Los alumnos van entrando en clase de Historia. Saben que hoy se va a hablar del golpe de Estado del 23-F, algo que los libros de texto tratan en el capítulo de la transición española como el último episodio de las convulsiones políticas de ese periodo. Puede entrar en el examen.

-Vale, pues yo me pido Tejero, o si no, Carrillo -bromea uno de los mayores.

Son estudiantes de 2º de bachillerato, 17, 18 años, y han oído hablar en sus casas de aquello. No tienen dudas de que la joven democracia estuvo durante algunas horas suspendida de un hilo fino que, de haberse roto...

-¿Qué hubiera pasado si triunfa el golpe? -pregunta la profesora, Pilar Díaz.

-Habría un retraso en todo. España se habría quedado cerrada, sin libertad -dice una alumna.

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-Y la habrían echado de la UE -añade otro.

La profesora les informa de que en esos momentos España aún no estaba en Europa. Así que el alumno zanja la cuestión: "Bueno, pues entonces no habría entrado".

Pero no todos los estudiantes de este instituto madrileño, el Calderón de la Barca, recuerdan aquel susto. Algunos han llegado a España no hace mucho desde Ecuador, Perú, Rumania, y lo poco que saben de Tejero lo han oído estos días en los medios de comunicación. Piensan que era "un militar que sabía lo que quería". Los profesores explican la dificultad de acercarles a la historia de un país al que acaban de llegar. Pero están atentos y, al final, la chica rumana sonríe tímida y le dice a la profesora que se ha enterado muy bien de todo.

Sus opiniones, a veces deshilvanadas, muestran que para estos muchachos Tejero es un personaje de los libros, ni más ni menos que el general Pavía, pero sus convicciones democráticas no tienen fisuras. Se han criado en libertad y, cuando suena una voz militar más alta que de costumbre, les pitan los oídos.

La profesora pregunta si en la España actual podría suceder de nuevo aquello.

-Claro. Mira ese militar, el que se sublevó hace poco, que no sé qué dijo del Ejército si se aprobaba el Estatut...

Pilar Díaz trata de poner las cosas en su medida correcta, y los chavales van entrando en razón. "Yo creo que ahora el Ejército no seguiría un golpe, no tienen unidad para eso", apunta uno. Y otro, que manosea los cordones de su mochila, sentencia: "La Guardia Civil está para la carretera y los coches. Punto. Y para los controles de alcoholemia".

Entre col y col, la profesora va explicando otras cosas de la historia: cuándo nació la Guardia Civil, por qué. Pero los tricornios no acaban de gustar a los estudiantes... Entonces, Pilar Díaz cambia de tercio. Les pregunta si conocen otros levantamientos militares. Y todos van contestando ordenadamente: Pinochet en Chile, lo de Argentina. Y los que ocurrieron en España, de corte progresista, hasta que llegó Pavía. Tienen reciente el temario.

Los alumnos analizan el miedo de los españoles aquel día de febrero y el de los diputados en particular. "Los que peor lo pasaron serían los republicanos", aventura una alumna. "¿Qué republicanos?", pregunta la profesora. "Los que perdieron la guerra; se imaginaron que venía otra dictadura de derechas", responde la chica.

Los temores por el posible triunfo de aquel levantamiento sirven a la maestra para repasar las consecuencias de una dictadura como la de Franco, una época que también se estudia en este curso. Los alumnos van desgranando entonces las consecuencias de vivir bajo un régimen nacionalcatolicista: "No habría divorcio, y tendríamos que ir todos los días a misa"; "la religión sería obligatoria en la escuela, en lugar de ser un Estado laico, sería católico", apuntan. "Y no habría aborto", dice una chica. "Ni siquiera preservativos", añade un compañero. "A eso me refería yo con el atraso", remata otra.

-¿Cómo podemos evitar que pueda haber otro intento de golpe? -pregunta por último Pilar Díaz-. Responden que "estando todos unidos", "respetando la vida, la libertad, los derechos".

-Y con la educación,- señala alguno.

-Ahí quería llegar yo -dice contenta la profesora cuando ya suena el timbre.

Antonio Tejero, en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981.
Antonio Tejero, en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981.MANUEL H. DE LEÓN / EFE

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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