Una antología poética celebra los 70 años de Luis Izquierdo
El escritor recibe un homenaje en Barcelona
Luis Izquierdo cumple hoy 70 años y para celebrarlo la editorial Lumen publica Travesías del ausente, antología cronológica de toda la poesía del autor publicada hasta la fecha, que incluye además 14 poemas inéditos de reciente factura. Esta tarde se rinde homenaje público en la capital catalana (Hotel Casa Fuster, 19.30) al poeta y profesor de literatura que durante años ha dejado su huella en generaciones de alumnos de la Universidad de Barcelona y que este curso se despide de las aulas.
Luis Izquierdo conserva la afabilidad y el entusiasmo de siempre, la pasión de "sus pequeños ojos brillantes", como lo describió Joan Vinyoli en la época en que trabajaban juntos en la editorial Labor, al lado de Carlos Barral. Era el año 1973 y Luis Izquierdo ya había publicado su primer libro, Supervivencias (1970). "Entonces también me relacionaba mucho con el poeta Joan Oliver, que era un tertuliano brillante y divertidísimo", explica.
En sus años de formación, durante la década de 1970, Izquierdo había pasado por la Universidad de Tübingen, en Alemania, donde coincidió con Claudio Magris, y posteriormente por Estados Unidos, donde impartió literatura española contemporánea en Cincinnati y Washington, tarea docente que continuó al regresar a España en la Escuela de Periodismo de la Iglesia y en la Universidad de Barcelona. "La experiencia americana fue para mí como abrir los ojos al mundo. Entrar en contacto con la cultura judía fue una revelación", dice.
Andreu Jaume, editor de Lumen, será el encargado de glosar esta tarde la trayectoria de un catedrático que tuvo la virtud de introducir en sus clases de literatura española las nuevas corrientes de pensamiento europeo. Su aproximación a la literatura no tenía nada que ver con los métodos de la filología tradicional. Su experiencia universitaria ha dado poemas memorables, incluso divertidos, como Pesadilla docente, una descripción zoológica de la facultad. Pero Izquierdo sostiene que lo peor de la universidad no es su fauna sino la burocracia.Este curso se despide de las aulas y podría decirse, trucando un verso suyo, que la jubilación "le invade vacante de domingos". "Sí, y los últimos poemas inéditos que aparecen en Travesías del ausente son, en cierta forma, poemas de despedida", afirma.
Como poeta, Luis Izquierdo se siente deudor de Pedro Salinas. "Y creo que mi poesía tampoco se entendería si no reconociera la influencia de mis maestros más directos: Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y Gabriel Ferrater", dice. Su poesía es discursiva, pero suele evitar el tono confesional para tender a la abstracción. La relación entre la memoria y el futuro es una de las preocupaciones recurrentes de su obra. Entre el pasado y el porvenir sólo disponemos del presente, una dimensión siempre fugaz e inasible. "¿Sabes qué pasa? Pues que soy muy distraído", confiesa. "Por eso me obsesiona captar el presente, vivir el momento. Todas las horas son extraordinarias. Y, sobre todas, las inadvertidas. La belleza no se fragua en grandes castillos verbales, sino que se ofrece ante nuestros ojos en su evidencia nítida".
La relación con el paisaje y el país es otra preocupación presente en su obra. Para Izquierdo la casa es un lugar mental. "En esta época de luchas identitarias, considero que son las ciudades las que se comunican. A mí me gusta tener amigos en Madrid, aunque no tenga muchos", confiesa. A Barcelona, su ciudad natal, le ha dedicado Capital del distraído, uno de sus mejores poemas. "Así que es un lugar / como cualquiera, / para vivir a salvo de adherencias".
Babelia
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