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Los cerebros proclives a la adicción son también más osados

Un estudio de la UAB indaga factores asociados a la toxicomanía

No todas las personas que prueban las drogas se hacen adictas. Y no todos los adictos lo son de la misma forma. ¿Existe algún rasgo de personalidad que pueda asociarse a una mayor vulnerabilidad a las drogas? Esta es la pregunta que han tratado de responder, en modelos animales, investigadores de la Unidad de Fisiología Animal de Ciencias y de la Unidad de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Y han constatado que los roedores más activos explorando ambientes nuevos, probablemente porque son inquietos y más tendentes a buscar nuevas experiencias, son más susceptibles a caer en una adicción a la morfina, sin que en ello intervengan factores como la ansiedad o el miedo.

Los más inquietos son más vulnerables a la droga, al margen del grado de ansiedad

Esta es la principal conclusión de los experimentos realizados, cuyos resultados han sido publicados en la revista Behavioural Brain Research. Este estudio podría ser útil para planificar estrategias preventivas en las campañas dirigidas a poblaciones de alto riesgo, como niños y adolescentes que tienen determinados patrones de personalidad, aseguran los autores.

El objetivo del trabajo era conocer qué predispone a que un individuo acabe siendo adicto o no a una droga. Para ello han buscado un modelo animal extrapolable en cierto modo al humano, "aunque nuestro estudio es una aportación modesta a un campo muy complejo", afirma Roser Nadal, de Psicobiología. "Con un modelo animal luego puedes hacer estudios de intervenciones farmacológicas o conductuales destinadas a prevenir o tratar la adicción", añade.

De hecho, el equipo quiere ampliar el experimento con drogas psicoestimulantes como la cocaína y estudiar la relación de la adicción y el estrés. "Se dice que el estrés es un factor que a veces interviene en el inicio, mantenimiento o recaída de la conducta adictiva en humanos, pero quizá no tiene el mismo efecto en toda la gente", afirma Antonio Armario, de Fisiología Animal. En nuevos experimentos tratarán de averiguar si una sola exposición de las ratas al estrés puede cambiar el efecto gratificante de las drogas incluso semanas más tarde, para estudiar luego si las consecuencias del estrés dependen de las características de comportamiento.

¿Cómo comprobaron que las ratas más osadas eran más vulnerables a la morfina? Primero clasificaron los ejemplares por su comportamiento, dejándoles recorrer un recinto circular nunca visitado. Algunos se mostraron como exploradores perseverantes; otros saciaron muy pronto su deseo de novedad y se quedaron quietos. El laberinto elevado en cruz y la prueba de luz-oscuridad permitieron medir la ansiedad. Luego introdujeron las ratas en jaulas con compartimentos diferenciados por el color y el tacto y se les dejó que pasearan libremente. Durante varios días, los animales se confinaron a uno de los compartimientos cuando habían recibido morfina y en el otro cuando se le administró placebo. Finalmente, se dejó a la rata escoger libremente el habitáculo preferido. "Independientemente de su nivel de ansiedad, las ratas más osadas eran las que permanecían más tiempo en el habitáculo asociado a la droga, lo que podría suponer un mayor riesgo de adicción", concluye Armario.

Antonio Armario y Roser Nadal, investigadores de la UAB.
Antonio Armario y Roser Nadal, investigadores de la UAB.J. C. A.

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