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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La base de la vergüenza

El clamor para que Estados Unidos cierre de inmediato la oprobiosa cárcel en Guantánamo es general. A la revelación por Los Angeles Times de un informe provisional al respecto de cinco expertos de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU seguirá mañana una votación en el Parlamento Europeo de una resolución que pide también la clausura del centro de internamiento y el respeto por EE UU de la legalidad internacional y de la suya propia.

Guantánamo se ha convertido en un faro de la vergüenza. Aunque EE UU ha entregado a algunas decenas de detenidos a sus países de origen, en este campamento mantiene desde la invasión de Afganistán, en octubre de 2001, a varios centenares de prisioneros sin juicio, en un vacío jurídico del que se han quejado en repetidas ocasiones el Parlamento Europeo y diversas organizaciones. Los expertos de la ONU consideran que en algunos casos se practican torturas y tratos inhumanos, se violan los derechos religiosos y sanitarios de los detenidos o se alimenta a la fuerza a un centenar de presos en huelga de hambre. Los europarlamentarios recuerdan que la ley aprobada por iniciativa del senador republicano John McCain, detenido y torturado en la guerra de Vietnam, obliga a EE UU a que ningún detenido "sea sometido a tratos o castigos crueles, inhumanos o degradantes".

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La Administración Bush ha considerado que el informe de los expertos de la ONU estaba basado en "habladurías", porque sus autores no han visitado la base. Éstos alegan que rechazaron tal posibilidad porque sólo les concedían el permiso a tres de los cinco, y sin poder hablar con los presos. Sí han tenido acceso a ex prisioneros y sus familiares que ahora se encuentran en otros países.

Guantánamo no es un caso aislado. Su existencia alimenta el odio del que se nutren los fanáticos violentos, como un horrendo escaparate de los excesos de la llamada "guerra contra el terrorismo". Lo mismo sucede con los vuelos de la CIA para entregar a presos que pudieran ser interrogados con brutalidad en cárceles secretas en diversos países, incluido Afganistán. EE UU ganaría en respetabilidad y seguridad si el centro de internamiento fuera cerrado y se pusiera en libertad a los detenidos, a menos que, como pide el proyecto de la Eurocámara, sean juzgados en territorio americano con todas las garantías "y sin afrontar la pena de muerte".

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