Irán suspende las inspecciones nucleares de la ONU pero sigue abierto a la negociación
Teherán mantiene su amenaza de reanudar el proceso de enriquecimiento de uranio
Irán suspendió ayer su acatamiento voluntario de las inspecciones reforzadas del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sobre su programa nuclear. La medida, repetidamente anunciada, no estuvo acompañada, sin embargo, de la reanudación del proceso de enriquecimiento de uranio. Un portavoz hizo saber que van a continuar las conversaciones con Rusia sobre su oferta para facilitarles el combustible nuclear. Estos gestos parecen indicar que, a pesar de sus declaraciones grandilocuentes y populistas, para el Gobierno de Teherán "la puerta de las negociaciones sigue abierta".
"Hemos puesto fin a todas las medidas voluntarias tomadas en estos últimos dos años y medio o tres. Ya no tenemos ningún compromiso con el protocolo adicional y nuestras actividades continuarán de acuerdo con el TNP", manifestó el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manuchehr Mottaki.
Hay que precisar que Irán no abandona el Tratado de No Proliferación (TNP), sino el protocolo adicional a ese tratado, que firmó en diciembre de 2003, pero que nunca ha ratificado. Los iraníes aceptaron no obstante someterse a las inspecciones más amplias y sin preaviso previstas en él, "como muestra de buena voluntad".
Desde el punto de vista legal, la decisión no viola el TNP, sino que tiene más bien efectos psicológicos. Sin la presencia casi permanente de los inspectores del OIEA que permitía ese pacto, el resto del mundo no va a saber lo que sucede en las instalaciones nucleares iraníes.
Preocupa en especial el enriquecimiento de uranio a fin de lograr combustible nuclear para las centrales eléctricas, pero que también puede convertirse en material fisible para una bomba atómica. Todos los ojos están puestos en la planta piloto de Natanz, a unos 300 kilómetros al sur de Teherán. Aunque las actividades de ese centro de investigación han estado suspendidas desde el acuerdo alcanzado por la UE en noviembre de 2004, los iraníes quitaron los precintos el mes pasado y está listo para empezar a trabajar. Sería el primer paso antes de lanzarse a la producción industrial.
No obstante, el alarmismo mediático, la decisión todavía no se ha tomado. Sabedor de que el Consejo de Seguridad no va a ver su caso hasta el próximo 6 de marzo, el Gobierno iraní está calibrando muy bien sus pasos. Ayer, sus responsables se mostraron evasivos. "Es una cuestión técnica y no puedo responder", contestó el portavoz de Exteriores, Hamid Reza Asefí, cuando los periodistas le preguntaron si iban a reanudar el enriquecimiento, como amenazaron el sábado.
El propio presidente Mahmud Ahmadineyad, que ayer ridiculizó la decisión del OIEA de enviar a Irán al Consejo de Seguridad, se cuidó sin embargo de mantener la ambigüedad en las instrucciones que envió ese día por la noche al responsable del organismo nuclear iraní. Tras ordenarle el cese de "todas las diligencias voluntarias del protocolo adicional", evita mencionar de forma directa el enriquecimiento.
Empresa conjunta
Las actividades de investigación y desarrollo, y los preparativos para la utilización de la tecnología del combustible nuclear con fines pacíficos, deben ponerse en marcha de forma seria y concertada", reza el texto de su mensaje difundido por la agencia oficial, IRNA.
Estos detalles adquieren plena significación a la luz del anuncio por parte de Asefí de que van a continuar las conversaciones con Rusia, algo que el día anterior había descartado el jefe del equipo negociador iraní, Yavad Vaidí, en Viena. Moscú ha propuesto a Teherán la creación de una empresa conjunta para enriquecer el uranio en territorio ruso y salvar así los recelos de EE UU y la UE. La fórmula no prosperó porque Irán insiste en su derecho a mantener al menos el enriquecimiento a pequeña escala para la investigación y sólo la aceptaba como medida complementaria a su programa nuclear.
"La situación ha cambiado, aun así, vamos a acudir a las conversaciones con Rusia el próximo día 15", confirmó Asefi durante una conferencia de prensa. "Si la propuesta se adapta a las nuevas condiciones, puede negociarse", añadió dando a entender cierto margen de maniobra. De hecho, insistió en que Irán va a "utilizar toda su capacidad diplomática durante el próximo mes". "No estamos en un callejón sin salida; ha habido situaciones más difíciles. La puerta de las negociaciones sigue abierta", concluyó.
La mayoría de los observadores está de acuerdo. "Es como una partida de póquer en la que los jugadores se echan faroles", explica gráficamente un asesor de inversores extranjeros. Las declaraciones del jefe de la Junta de Jefes del Estado Mayor se reciben en ese contexto. El general Abdolrahim Musavi advirtió ayer de que en caso de ataque militar, los iraníes "darán una lección a sus agresores". Nadie cree que se vaya a llegar tan lejos, pero el riesgo de un error de cálculo aumenta por momentos.
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