Martín Chirino reúne en el IVAM 23 esculturas de hierro

Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925) llevaba la lección bien aprendida de su formación estadounidense: lo menos es más. Pero descubrió en París la obra del escultor Julio González, en 1952, y "cambió" su orientación. "Empecé a entender lo que era ser escultor, lo que era dibujar en el aire. Me impactó", recordó el martes el artista canario, en la presentación de la exposición que le dedica el IVAM. En ella, 23 esculturas de hierro sintetizan su trayectoria.

Tomás Llorens, comisario de la muestra junto a su hijo Boye, explicó que tres fueron los herederos de "la poética del hierro" de González, cuya colección permanente exhibe el IVAM: Eduardo Chillida, David Smith y Martín Chirino. Y dos son los rasgos que definen al artista canario: su "delicadeza" contemplativa y "su enorme seguridad", añadió.

La obra de Chirino es, sin embargo, más apreciada en EE UU o en el norte de Europa que en España. Quizá sea por una actitud "provinciana" de privilegiar lo que viene de fuera antes que lo propio, apuntó el co-comisario. Chirino mostró su conformidad, si bien matizó que buena parte de su carrera la realizó fuera y, además, España padeció durante 40 años la "ruptura histórica" de la dictadura franquista y le "costó mucho subirse al carro".

Las esculturas seleccionadas son "muy representativas" de la trayectoria de Chirino y dejan traslucir la influencia de González, indicó Boye Llorens. La directora del IVAM, Consuelo Ciscar, destacó la utilización del viento y de la espiral como motivo recurrentes en la obra de Chirino, inspirado, a su vez, en los guanches aborígenes canarios.

La exposición, patrocinada por la Fundación Caixa Galicia, cuenta con algunas obras de gran tamaño y se puede visitar en el IVAM hasta el 5 de marzo. Posteriormente, la muestra viajará a El Ferrol.