El Foro concluye con temores de un ajuste de la economía mundial

El Foro Económico Mundial concluyó ayer en un ambiente inusual, en el que los temores a un ajuste de la economía mundial en algún momento de los próximos dos años parecen inevitables a raíz del crecimiento y consolidación de los desequilibrios: déficit fiscal y exterior de Estados Unidos, superávit de China e India y otros países asiáticos, flujo de fondos desde estos últimos dos hacia el mercado norteamericano para financiar sus agujeros.

Hay consenso entre economistas y autoridades presentes en Davos que será necesaria una mayor coordinación para hacer frente a las consecuencias de un ajuste. "Cuando estaba en el Gobierno, era aficionado a advertir de que la economía mundial no podría volar para siempre con la única turbina de Estados Unidos. Francamente ha volado más tiempo, mucho más de lo que hubiera anticipado", dijo el sábado Larry Summers, ex secretario del Tesoro norteamericano y actual presidente de la Universidad de Harvard.

Uno de los copresidentes de este Foro, Summers había iniciado las sesiones del miércoles con una confesión: le daba miedo la falta de miedo de los mercados financieros ante los grandes desequilibrios. En uno de últimos coloquios, añadió: "Estados Unidos está experimentando un periodo de un crecimiento cuyo motor son las importaciones, con una demanda interior que excede a la producción. La imagen que ello refleja en el espejo es un crecimiento sustancial en el resto del mundo cuyo motor son las exportaciones. En algún momento, en el próximo par de años, vendrá un ajuste y ello requerirá una mayor coordinación de políticas económicas".

Incluso un hombre tan moderado como Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), se atrevió a subrayar una idea que dicha por él cobra gran importancia. "No es sostenible en el largo plazo que los países emergentes [China, India y otras naciones asiáticas] sigan financiando al mundo industrializado", una referencia al flujo de inversiones de dichos países hacia EE UU. "No le corresponde al interés del mundo emergente ni al de los países industrializados. Es profundamente anormal que haya un flujo de fondos desde el mundo en vías de desarrollo a las economías industriales".

Quizá nunca antes en el Foro se había alcanzado tal consenso sobre la proximidad de un ajuste de la economía internacional a ojos vista. Mientras este mensaje no puede ser considerado sesgado o en interés de algún país o política, las declaraciones sobre otros asuntos, como por ejemplo la crisis con Irán debido a sus planes nucleares, o el estado de las negociaciones de la ronda de Doha, estuvieron determinadas por posiciones claramente políticas para influir en los procesos de los próximos días.

Es claramente el caso de Irán, sobre el que tendrá que pronunciarse el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) los días 2 y 3 de febrero en Viena. O el de la Organización Mundial de Comercio, en cuyo marco se realizarán reuniones bilaterales de ministros de cara al 30 de abril para cerrar los acuerdos que permitirían a finales de año formalizar la Ronda de Doha.

En la crisis de Irán, parecía dibujarse a partir de la posición de Mohamed el Baradei, director general del OIEA, un mayor margen para la diplomacia, posición que ganó puntos con el apoyo del ministro de Exteriores de Reino Unido, Jack Straw. Pero la irrupción posterior, durante el fin de semana, de la canciller alemana, Angela Merkel, y del ministro de Exteriores Frank-Walter Steinmeier, subrayando la amenaza que representa el programa nuclear iraní, volvía a añadir tensión ante la reunión que hoy mantendrán en Londres los ministros clave en este asunto. El fondo en ambas citas, la londinense y la de Viena, es la decisión de enviar el llamado dossier iraní al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como pretende sobre todo Estados Unidos, o dar más tiempo a las negociaciones, como desea Rusia.

Más allá de los mensajes cruzados, buena parte de los problemas de la actualidad fueron abordados por los protagonistas de la misma. Para bien o para mal.